?Por qu¨¦ Bernie?
J¨®venes e inmigrantes ven en el candidato dem¨®crata a alguien que quiere cambiar el sistema
Desde hace 50 a?os, en Estados Unidos, casi cada elecci¨®n de un nuevo presidente ha supuesto una nueva vuelta del p¨¦ndulo pol¨ªtico nacional. La turbia presidencia de Richard Nixon dio paso ¡ªdespu¨¦s de que Gerald Ford ocupara el cargo el tiempo suficiente para indultar a su antiguo jefe¡ª al santurr¨®n de Jimmy Carter. Cuatro a?os despu¨¦s irrumpi¨® Ronald Reagan, al que sigui¨®, tras el par¨¦ntesis del mandato ¨²nico de George H. W. Bush, el primer presidente de la generaci¨®n del baby boom,Bill Clinton. A Clinton, enjuiciado y mujeriego (pero inteligente) le sucedi¨® el hijo de Bush, George W., moralizador y antiintelectual, que a su vez dio paso a esa especie de Spock que era Barack Obama, antes de que la oscilaci¨®n del p¨¦ndulo, cada vez m¨¢s amplia, llegara a la extravagancia sin precedentes de Donald Trump.
?C¨®mo va a ser extra?o, pues, que mientras los dem¨®cratas se esfuerzan en la campa?a para escoger a su candidato, el m¨¢s extremista de todos sea el que est¨¢ ganando? Despu¨¦s de los caucus de Nevada, el senador Bernie Sanders tiene algo m¨¢s que el viento a favor. Representa exactamente el tipo de reacci¨®n partidista contra Trump que era de prever y es una muestra m¨¢s de que el arco del p¨¦ndulo pol¨ªtico es cada vez m¨¢s pronunciado. Sanders, que siempre se ha declarado socialista y nunca se ha afiliado al Partido Dem¨®crata, encarna lo opuesto al actual presidente, con su estilo de codicia ochentera.
?Por qu¨¦ se ha agrandado tanto el arco de las oscilaciones electorales en EE?UU? En otros tiempos, los candidatos presidenciales, para triunfar, deb¨ªan abrazar la esperanza y el optimismo. Era lo normal, porque el pa¨ªs m¨¢s rico del mundo llevaba m¨¢s de un siglo en trayectoria ascendente y disfrutando de su enfebrecido sue?o americano. Cuando los dirigentes se desviaban de esa idea, en periodos de dificultades (Carter y su discurso sobre el malestar), o se les consideraba culpables de una recesi¨®n temporal que no encajaba en las expectativas optimistas (Bush padre), el electorado les ense?aba la puerta.
Entonces lleg¨® el nuevo milenio y el siglo americano sufri¨® tres golpes sucesivos: los atentados terroristas del 11-S, unas guerras mal concebidas en Afganist¨¢n e Irak y la crisis financiera mundial de 2008. Desde la crisis, los pol¨ªticos han probado todo para impulsar el crecimiento econ¨®mico, porque no hay nada que beneficie m¨¢s a todos. La econom¨ªa estadounidense creci¨® de forma an¨®mala durante el siglo posterior a la guerra de Secesi¨®n, porque la esperanza de vida casi se duplic¨® y la productividad se dispar¨®, gracias a una serie de descubrimientos e inventos (vacunas, antibi¨®ticos, electricidad y microchips).
Trump tiene innumerables puntos d¨¦biles, y pueden ocurrir muchas cosas de aqu¨ª a noviembre
Los ¨²ltimos 10 a?os han aumentado las desigualdades de riqueza hasta tal punto que muchos miembros de la clase media cayeron en ese precipicio y se llevaron consigo una tambaleante fe en el sue?o americano.
Con esa fe se fue adem¨¢s, probablemente, cualquier esperanza de que un dem¨®crata moderado pueda obtener la nominaci¨®n en 2020. Al fin y al cabo, Joe Biden, Pete Buttigieg y Amy Klobuchar hablan de forma muy parecida a Bill Clinton y Robert Rubin, s¨ªmbolos de una era que en su momento parec¨ªa buena, pero que hoy se considera el periodo en el que los puestos de trabajo empezaron a marcharse por la globalizaci¨®n, las rentas medias se estancaron y no solo naci¨® una nueva plutocracia sino que los l¨ªderes nacionales la impulsaron.
La demograf¨ªa, como la gravedad, es una fuerza casi inmutable. Por m¨¢s que los sabios tradicionales del Partido Dem¨®crata traten de convencer a los votantes de que nominar a Sanders va a favorecer la reelecci¨®n de Trump, da la impresi¨®n de que la mayor¨ªa de los j¨®venes, inmigrantes y minor¨ªas del partido (el verdadero futuro de los dem¨®cratas) no est¨¢ de acuerdo. Seguramente ven en Sanders a alguien que apela de forma convincente a las esperanzas perdidas y quiere cambiar dr¨¢sticamente un sistema que ya no les ofrece una v¨ªa cre¨ªble para avanzar. Al fin y al cabo, ?por qu¨¦ defender un statu quo que les deja endeudados hasta las cejas, con un empleo precario, con una vivienda inadecuada y a punto de que cualquier emergencia m¨¦dica los arruine del todo? Lo ir¨®nico es que este mensaje tan potente es similar al llamamiento que hizo Trump a los votantes obreros desencantados y le permiti¨® ganar la nominaci¨®n republicana y la presidencia en 2016.
Las elecciones est¨¢n llenas de incertidumbre. Sanders podr¨ªa ganarlas por muchos motivos. El pa¨ªs est¨¢ dividido casi por la mitad sea quien sea el candidato, los votantes indecisos son impredecibles, las matem¨¢ticas electorales son complicadas, Trump tiene innumerables puntos d¨¦biles, y pueden ocurrir muchas cosas de aqu¨ª a noviembre.
No olvidemos que casi todos los expertos pol¨ªticos y de mercado se equivocaron con las elecciones de 2016. Hoy, cuando el esp¨ªritu optimista estadounidense parece estar dejando paso a la desilusi¨®n en los dos partidos, el empuje de Sanders es comprensible y no conviene subestimarlo.
Alexander Friedman es cofundador de Jackson Hole Economics, fue director ejecutivo de Gam Investments, responsable de inversiones de UBS, director financiero de la Bill & Melinda Gates Foundation e Investigador de la Casa Blanca.
? Project Syndicate, 2020.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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