Exceso de celo

Con pocas horas de diferencia, la Comisi¨®n Europea y el ministro de Seguridad Social, Jos¨¦ Luis Escriv¨¢, comparec¨ªan ante la opini¨®n p¨²blica con dos mensajes de tono bien distinto. Bruselas advert¨ªa al Gobierno espa?ol de las, en su opini¨®n, malas consecuencias que tendr¨ªa para la estabilidad financiera del pa¨ªs indexar las pensiones al IPC o modificar la reforma laboral de Rajoy ¡°que tanto empleo cre¨®¡±; Escriv¨¢, por su parte, explicaba en el Congreso las medidas para corregir el d¨¦ficit de la Seguridad Social, en torno a los 18.000 millones, con la convicci¨®n de que el sistema p¨²blico es solvente. El tono admonitorio de la Comisi¨®n, en el sentido de que las pensiones no pueden seguir subiendo si aumenta la inflaci¨®n, contrasta con la defensa de la pol¨ªtica social del Ejecutivo, confiado en las soluciones que propone para reforzar el sistema de pensiones. Soluciones que, no pod¨ªa ser de otra manera, deben ser tramitadas en la negociaci¨®n del Pacto de Toledo con los agentes sociales.

La percepci¨®n del ministro espa?ol se ajusta seguramente m¨¢s a lo que debe ser la acci¨®n pol¨ªtica en los pr¨®ximos meses que las generalizaciones formuladas por Bruselas. Da la sensaci¨®n de que la Comisi¨®n observa la realidad econ¨®mica y social con un telescopio a trav¨¦s del cual se aprecian los desequilibrios econ¨®micos m¨¢s gruesos y los riesgos m¨¢s evidentes, pero no se distinguen propuestas m¨¢s elaboradas. Pero incluso en la distancia, Bruselas deber¨ªa saber ya que en Espa?a se ha puesto en marcha, de forma institucional, la negociaci¨®n del Pacto de Toledo para proponer una reforma de las pensiones que garantice el futuro del sistema y una negociaci¨®n laboral que considere qu¨¦ aspectos de las leyes laborales de Rajoy deben ser modificados.

Las explicaciones de Escriv¨¢ pueden ser parciales, en tanto que no exploran a fondo las v¨ªas para aumentar los ingresos del sistema. Pero no se puede decir que no haya identificado el problema ni que incurra en la negligencia. Retrasar la edad de jubilaci¨®n, casi al ritmo marcado por la reforma de 2013, es una propuesta razonable y admitida por todos; reclamar que los Presupuestos se hagan cargo de los llamados ¡°costes impropios¡± de la Seguridad Social (deducciones, reg¨ªmenes especiales y gastos de funcionamiento, entre ellos) rebajar¨¢ sin duda el d¨¦ficit del sistema de forma eficaz. La reforma de las pensiones, que estar¨¢ definida este a?o, seg¨²n Escriv¨¢, y las modificaciones legales en el mercado de trabajo tienen que encauzarse en un tr¨¢mite pol¨ªtico y social que ya est¨¢ en marcha. Por tanto, la alarma comunitaria parece excesiva y sus urgencias casan mal con la estabilidad social.

Cosa distinta es el margen que tenga el presupuesto del Gobierno de coalici¨®n para absorber los costes impropios o para acometer algunas iniciativas sociales como el ingreso m¨ªnimo vital. La presi¨®n del d¨¦ficit p¨²blico, aliviada solo en parte por la nueva senda de estabilidad financiera, y las dificultades para obtener ingresos, como las detectadas en la llamada tasa Google, restan credibilidad a cualquier gasto nuevo. Quiz¨¢ la preocupaci¨®n de la Comisi¨®n estar¨ªa mejor invertida en ese dumping fiscal tan extendido en la Uni¨®n, que compite por ofrecer ventajas tributarias a los grandes grupos econ¨®micos y tecnol¨®gicos y que tantos ingresos merma a las arcas p¨²blicas de los pa¨ªses mediterr¨¢neos.