Nuestro cisne negro
Confiemos m¨¢s que nunca en los expertos precisamente porque trabajan, como nunca, en la incertidumbre
Siempre me he preguntado qu¨¦ tragedia de las que traumatizaron a mis abuelos ver¨ªa yo. ?Una guerra civil, una conflagraci¨®n mundial, una gripe como la de 1918? Nunca apost¨¦ por una gran epidemia. La medicina ha avanzado tanto que parec¨ªa inconcebible una plaga que volviera a matar a 50 millones de personas.
No estamos ah¨ª. Pero los virus son seres prodigiosos. En unos pocos d¨ªas pueden modificar su c¨®digo gen¨¦tico m¨¢s que la especie humana en millones de a?os, como advierte la prestigiosa revista The New England Journal of Medicine. El bi¨®logo ganador del Nobel Joshua Lederberg dej¨® claro los t¨¦rminos de esta contienda: ¡°Es nuestro ingenio contra sus genes¡±.
Una severa pandemia es un escenario posible. Sin embargo, el debate p¨²blico gira m¨¢s sobre c¨®mo frenar la supuesta histeria colectiva que sobre los recorridos potenciales de la Covid-19 que barajan los expertos. Usamos expresiones incorrectas, ¡°esto es como la gripe¡±, o casi inmorales, ¡°solo mata a gente mayor o con patolog¨ªas previas¡±. ?Acaso son estos ciudadanos de segunda y, por tanto, prescindibles? Supongo que es una mezcla de impotencia y arrogancia: los intelectuales no podemos hacer mucho y nuestra contribuci¨®n consiste en criticar, desde un pedestal, a quienes expresan un miedo natural.
El coronavirus es un cisne negro. Es decir, un fen¨®meno raro y de consecuencias imprevistas, como la crisis financiera. En otros problemas, de c¨®mo construir un puente a c¨®mo enfrentar la gripe com¨²n, conocemos bien los riesgos porque tenemos muchos datos hist¨®ricos. Con la Covid-19, los expertos van m¨¢s a tientas. Y, si los datos t¨¦cnicos les hacen dudar entre dos medidas ¡ªpor ejemplo, permitir aglomeraciones ciudadanas en un determinado lugar o no; o mantener cuarentenas de m¨¢s o menos d¨ªas¡ª, tiene sentido que elijan la m¨¢s cautelosa. Porque un rasgo esencial de los cisnes negros es que son asim¨¦tricos: las p¨¦rdidas son mucho mayores que las ganancias. Recordemos la Gran Recesi¨®n.
Y, en lo que llevamos de epidemia, hemos ignorado tambi¨¦n otra caracter¨ªstica clave de los cisnes negros: que la ausencia de evidencia no implica evidencia de ausencia. Por ejemplo, como no hab¨ªa pruebas de que se pudiera contagiar sin s¨ªntomas, dedujimos que era no contagioso sin s¨ªntomas. Confiemos m¨¢s que nunca en los expertos precisamente porque trabajan, como nunca, en la incertidumbre. @VictorLapuente
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