Respuesta europea al coronavirus
La zona euro deber¨ªa estar preparada para ayudar financieramente a aquellos pa¨ªses m¨¢s vulnerables
Los choques econ¨®micos, como el que est¨¢ provocando el coronavirus, no vienen con etiqueta. Es dif¨ªcil determinar si son de oferta o de demanda, si son sim¨¦tricos o asim¨¦tricos. Probablemente no haya shocks puros y todo shock de oferta acabe deteriorando la demanda y los shocks sim¨¦tricos acaben afectando de forma especialmente significativa a ciertos pa¨ªses o grupos de ellos, pues las situaciones de partida y las estructuras econ¨®micas var¨ªan de uno a otro.
No es de extra?ar, por tanto, que distintas instituciones y pa¨ªses est¨¦n reaccionando con diferentes pol¨ªticas y grados de intervencionismo. Mientras que la FED se adelantaba recortando en medio punto los tipos de inter¨¦s, el BCE est¨¢ adoptando una actitud m¨¢s cautelosa. De hecho, no parece que la reacci¨®n de la FED haya sido muy efectiva. A pesar de la intervenci¨®n, la volatilidad en la Bolsa americana sigue siendo muy alta, reflejando una incertidumbre creciente. Posiblemente esto sea un indicio de que nos enfrentamos a un shock de oferta, ante el cual las pol¨ªticas monetarias expansivas no son eficaces para estimular la producci¨®n.
Esto sugiere que muy posiblemente necesitemos otras pol¨ªticas, diferentes de las de demanda, no que no necesitemos pol¨ªticas. La mejor pol¨ªtica ser¨ªa encontrar el tratamiento y una posible vacuna para el coronavirus. Esto acabar¨ªa con el miedo, transformando la Covid-19 en algo parecido a la gripe o los accidentes de tr¨¢fico con los que convivimos a diario. Pero mientras encontramos la cura, las disrupciones en las cadenas de valor a?adido global est¨¢n provocando p¨¦rdidas en las empresas m¨¢s integradas, expedientes de regulaci¨®n de empleo, ca¨ªda de la demanda de transporte y del turismo, as¨ª como en la distribuci¨®n. La econom¨ªa europea, fuertemente integrada en las cadenas globales de valor a?adido y muy dependiente del turismo y del transporte, est¨¢ sufriendo las consecuencias de manera visible. No son pocos los organismos que sit¨²an el crecimiento en la zona euro por debajo del 1% para este a?o.
Las pol¨ªticas apropiadas deber¨ªan concentrarse en mitigar los efectos econ¨®micos de la epidemia, en evitar que los efectos sobre la actividad y el empleo se enquisten. Hay que evitar que las disrupciones acaben con la solvencia de las empresas afectadas. Y hay que sostener a los trabajadores afectados por las regulaciones de empleo durante la transici¨®n hacia otro empleo o de vuelta al mismo. El problema con los subsidios a las empresas es que pueden dar ventajas competitivas a algunas de ellas. Si no se administran de forma adecuada pueden distorsionar la competencia, lo que es especialmente relevante si uno pertenece a un mercado interior que trasciende sus fronteras. Las medidas adoptadas en un Estado miembro pueden afectar a las empresas de otros Estados. Por tanto, es primordial que la respuesta a esta crisis sea coordinada en el seno de la Uni¨®n Europea y, en particular, en la zona euro. Mientras tanto, Italia ya ha adoptado un paquete de medidas de un tama?o significativo sin coordinarlas con nadie. Y algo me dice que otros seguir¨¢n.
Los ministros de Finanzas del euro han dado la bienvenida a las medidas sanitarias adoptadas por los diferentes Estados miembros y poco m¨¢s
Seg¨²n la teleconferencia del 4 de marzo, el Eurogrupo no parece avanzar hacia esa coordinaci¨®n de la respuesta en la zona euro. Por el momento, los ministros de Finanzas del euro han dado la bienvenida a las medidas sanitarias adoptadas por los diferentes Estados miembros y poco m¨¢s. La buena noticia es que reconocen la gravedad potencial de la epidemia y siguen comprometidos con la coordinaci¨®n de la respuesta y preparados para usar los instrumentos de pol¨ªtica econ¨®mica disponibles. Tambi¨¦n nos han recordado que el Pacto de Estabilidad ofrece suficiente flexibilidad para lidiar con eventos extraordinarios, lo que nos deja mucho m¨¢s tranquilos.
Pero no parece suficiente. Cuando los recursos p¨²blicos fluyen a las empresas, incluso de forma justificada, la cuesti¨®n es: ?qui¨¦n est¨¢ en mejor disposici¨®n de sostener a sus empresas, pa¨ªses muy endeudados o aquellos con suficiente espacio fiscal? Algunos Estados est¨¢n en mejor disposici¨®n de ayudar a sus empresas que otros, lo que les podr¨ªa dar una ventaja en el mercado interior con respecto a las de aquellos con menor espacio fiscal. En consecuencia, la zona euro deber¨ªa estar lista no solo para coordinar las respuestas de los diferentes Estados miembros sino tambi¨¦n para ayudar financieramente a aquellos pa¨ªses m¨¢s vulnerables. La zona euro deber¨ªa empezar a trabajar seriamente en el establecimiento de una capacidad fiscal com¨²n, que no es exactamente el Instrumento para la Convergencia y la Competitividad. La cuesti¨®n es si la discusi¨®n del presupuesto comunitario podr¨ªa ofrecer un marco adecuado para ello o hace falta ir m¨¢s all¨¢.
Aunque todav¨ªa es solo una remota posibilidad, un shock de oferta duradero podr¨ªa tener un efecto inflacionario significativo, y los tipos de inter¨¦s ir¨ªan detr¨¢s. La buena noticia es que volver¨ªamos a la ¡°normalidad¡± de tipos positivos. La mala es que la distancia entre la tasa de crecimiento y tipos reales se podr¨ªa acortar sensiblemente, poniendo en cuesti¨®n el margen de endeudamiento y la sostenibilidad de la deuda en algunos pa¨ªses. Antes de que eso ocurra, es urgente una coordinaci¨®n reforzada en el seno de la zona euro y el Eurogrupo deber¨ªa liderar el proceso.
Carlos Mart¨ªnez Mongay fue director general adjunto en la Direcci¨®n General de Asuntos Econ¨®micos y Financieros de la Comisi¨®n Europea.
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