Sanidad y econom¨ªa: dos caras, la misma batalla
Quienes antepongan el inter¨¦s econ¨®mico a la vida de la gente har¨¢n que la normalizaci¨®n se retrase
La lucha contra el coronavirus es un fen¨®meno in¨¦dito: nunca nos hemos enfrentado a algo similar. Su soluci¨®n hay que conceptualizarla como un sistema donde la perspectiva sanitaria y la econ¨®mica est¨¢n interconectadas.
Su vertiente sanitaria, en tanto no se encuentre una vacuna, tiene solamente una salida: el confinamiento de la poblaci¨®n, es decir, matar al virus por falta de oportunidad de que se transmita entre humanos. Cuanto m¨¢s completo sea ese confinamiento, m¨¢s posibilidades hay de que el virus se debilite y se a¨ªsle en poco tiempo.
La estrategia del confinamiento tiene una implicaci¨®n econ¨®mica clara: el colapso de la producci¨®n. En China, en febrero, el PMI (el ¨ªndice de compras de los gestores, un elemento muy fidedigno del nivel de actividad de un pa¨ªs) cay¨® al 27%, lo que implica que la producci¨®n literalmente se desmoron¨®. El efecto adverso en el crecimiento econ¨®mico del resto del mundo ha sido evidente, tanto desde el punto de vista de importaciones como de exportaciones a China. Este efecto externo, se est¨¢ reproduciendo de modo escalonado en aquellos otros pa¨ªses que van adoptando la estrategia del confinamiento. Pero este efecto econ¨®mico es el que menos importancia tiene. Lo m¨¢s importante es que, en la medida en que se lucha contra el coronavirus mediante el confinamiento de la poblaci¨®n, la producci¨®n en el pa¨ªs en cuesti¨®n se para. Intentar describir lo que est¨¢ pasando con viejos esquemas de crisis (una combinaci¨®n de un shock de oferta y un shock de demanda, que es una explicaci¨®n muy al uso) implica no entender lo que tenemos entre manos. El precio de liquidar al coronavirus es que la producci¨®n en el pa¨ªs se pare, sin oferta ni demanda salvo en los productos estrat¨¦gicos para el abastecimiento de una poblaci¨®n confinada en sus domicilios durante un tiempo finito. La ¡°crisis econ¨®mica¡± de la que hablamos no es otra cosa que el efecto directo de nuestra determinaci¨®n de luchar contra el virus: el par¨®n del PIB no cae del cielo, es consecuencia de que hemos decidido parar la econom¨ªa para matar al virus.
Si ese par¨®n econ¨®mico afecta, digamos, a un 70% del producto nacional durante, digamos, dos meses, nos podemos encontrar con una disminuci¨®n del 11,16% de crecimiento del PIB en 2020. Tal es el tipo de magnitud de la recesi¨®n autoinducida que supone una lucha eficaz contra el coronavirus.
Ahora bien, si esa p¨¦rdida tan importante del PIB es compensada, en todo o en parte, por una inyecci¨®n p¨²blica equivalente, una vez terminado el periodo de confinamiento, podr¨ªamos volver a una senda de crecimiento econ¨®mico normalizada con lo que el efecto del par¨®n ser¨ªa peque?o. Dicho de otro modo, si se consigue por la acci¨®n p¨²blica que la econom¨ªa pase a un ¡°estado de crionizaci¨®n¡±, de congelaci¨®n sin deterioro, entonces la recuperaci¨®n posterior ser¨¢ poco costosa. ?C¨®mo debe actuar el Estado para ello? Cuatro son las medidas esenciales.
La fundamental es que, en vez de despidos, haya suspensi¨®n/reducci¨®n de jornadas manteniendo el v¨ªnculo laboral y la renta de los trabajadores en el pa¨ªs. Esto se est¨¢ consiguiendo en Espa?a con los ERTE. Con ellos, por vez primera en nuestra historia y de modo masivo, una situaci¨®n de crisis se est¨¢ resolviendo no con despidos, sino conservando los derechos de los trabajadores y el capital humano de las empresas.
La segunda es que el par¨®n no ocasione problemas de liquidez a las empresas. Las medidas de avales que se han puesto en marcha en Espa?a implican cr¨¦dito ilimitado y barato en esa direcci¨®n.
La tercera es que se establezcan medidas compensatorias para todos aquellos que se encuentran en una situaci¨®n m¨¢s precarizada debido al par¨®n econ¨®mico. Tambi¨¦n en este terreno se han hecho cosas en Espa?a, pero probablemente no son todav¨ªa suficientes.
Y la cuarta es que los mercados financieros no castiguen esta estrategia, no eleven la prima de riesgo y no creen una inestabilidad innecesaria y gratuita. Los 750.000 millones de euros de liquidez establecidos por el BCE est¨¢n asegurando este cuarto elemento.
Estas son las medidas que se est¨¢n adoptando en pa¨ªses como Espa?a. Pero es m¨¢s f¨¢cil enunciarlas que plasmarlas, porque un plan de choque como el se?alado se enfrenta a resistencias evidentes: cuanto m¨¢s radical sea el confinamiento de la poblaci¨®n, mayor ser¨¢ el agujero producido en el PIB, aunque m¨¢s eficaz y corto el periodo de choque. Y cuanto m¨¢s completo sea el plan alternativo p¨²blico m¨¢s f¨¢cil ser¨¢ normalizar despu¨¦s la econom¨ªa. Aquellos pol¨ªticos o pa¨ªses, que en esta situaci¨®n extrema antepongan los intereses econ¨®micos al bienestar y la vida de la gente, ser¨¢n laxos con las medidas de confinamiento o se quedar¨¢n cortos con las medidas p¨²blicas para paliar el par¨®n econ¨®mico: pero, parad¨®jicamente, con esa actitud solamente conseguir¨¢n que la normalizaci¨®n llegue m¨¢s tarde, sea mucho m¨¢s dif¨ªcil de lograr y a la postre tenga un coste econ¨®mico y de bienestar mucho mayor.
Manuel Escudero es secretario de Pol¨ªtica Econ¨®mica y Empleo del PSOE y embajador de Espa?a ante la OCDE.
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