De ¡®matones¡¯ a iconos de estilo: c¨®mo el c¨®digo de vestimenta de la NBA cambi¨® para siempre la moda masculina
15 a?os despu¨¦s de que la liga obligara a los jugadores a abandonar los pantalones cuatro tallas m¨¢s grandes y las cadenas de oro superlativas, los deportistas copan portadas de moda y sientan c¨¢tedra en materia estil¨ªstica
¡°Est¨¢n atacando a mi generaci¨®n, la generaci¨®n hip-hop. Puedes ponerle un traje a un asesino, pero sigue siendo un asesino¡±. Ahora que los jugadores de la NBA han entablado una relaci¨®n amistosa con la moda, que Russell Westbrook se sienta junto a Anna Wintour en los desfiles y que LeBron James cuenta entre sus amigos al gur¨² de la moda Virgil Abloh, las palabras en 2005 de Allen Iverson, una de las cinco mayores estrellas de la NBA en aquel tiempo, permiten entender c¨®mo han cambiado las cosas. Tambi¨¦n el hurac¨¢n de pol¨¦mica que desat¨® la imposici¨®n de un c¨®digo de vestimenta para los jugadores de la liga estadounidense de baloncesto.
Conviene remontarse al origen de los hechos. Hace 15 a?os Iverson, el escolta de los 76ers, era un icono de estilo callejero: bandana, collares cuajados de diamantes y ropa XXXL (s¨ª, cuatro equis) pese a no superar los 75 kilos de peso. ?l era uno de los principales objetivos a neutralizar por David Stern, el comisionado de la liga, que justific¨® su decisi¨®n ampar¨¢ndose en la necesidad imperiosa de mejorar la imagen p¨²blica de los deportistas. ¡°La reputaci¨®n de nuestros jugadores no es tan buena como ellos y podemos hacer peque?as cosas para mejorarla¡±, explic¨® en The New York Times.
En todo caso, la lista de prendas y accesorios que decidieron prohibir era casi interminable: camisetas, tops sin mangas, pantalones cortos, sudaderas, collares, pendientes, gorras, medallones o gafas de sol quedaban excluidos en cualquier acto que tuviera relaci¨®n con la competici¨®n. Adem¨¢s del propio Iverson, una legi¨®n de jugadores tild¨® la medida de ¡°racista¡±. Alegaban que era un mero intento de la liga por hacer atractiva la competici¨®n al p¨²blico blanco pese a estar compuesta en su gran mayor¨ªa por jugadores negros. El nuevo c¨®digo se defin¨ªa como business casual e imped¨ªa que volvieran a repetirse haza?as como la de Tim Duncan, que recogi¨® el premio MVP al mejor jugador de la temporada presumiendo de look dominguero estival con camiseta, bermudas y sandalias. Tambi¨¦n supuso el final de los omnipresentes pantalones baggy (conocidos popularmente como ¡®cagaos¡¯) y que algunos jugadores como T.J. Ford luc¨ªan hasta los tobillos por el parquet.
Aunque no existe un hecho concreto que provocara la implantaci¨®n de la norma, la prensa especializada subraya dos hitos sucedidos en 2004 ¨Cla temporada anterior a la imposici¨®n¨C, como posibles gotas que colmaron el vaso de la NBA. La primera fue una simple cena, celebrada en Belgrado en honor a la selecci¨®n de baloncesto estadounidense ol¨ªmpica. Aquel equipo era liderado por los mencionados Iverson y Duncan y ya aparec¨ªan en sus filas unos prometedores LeBron James, Dwyane Wade o Carmelo Anthony. Seg¨²n desvel¨® The Washington Post, mientras los jugadores del equipo serbio acudieron a la gala con el mismo traje federativo, las estrellas de la NBA se presentaron luciendo sudaderas holgadas, vaqueros ca¨ªdos, gorras y enormes cadenas de oro. El seleccionador Larry Brown dijo sentirse tan avergonzado que incluso pens¨® ¡°en enviar de vuelta al hotel a alguno de los jugadores peor vestidos¡±.
Un par de meses despu¨¦s de aquello, una descomunal e infausta pelea entre los Detroit Pistons y los Indiana Pacers supuso el segundo detonante. Invasi¨®n de campo, lanzamiento de todo tipo de objetos y l¨ªquidos, golpes indiscriminados por parte de los jugadores a los aficionados¡ los altercados que se sucedieron aquella noche en Detroit significaron uno de los golpes m¨¢s duros a la imagen medi¨¢tica de la liga y propiciaron las sanciones econ¨®micas m¨¢s cuantiosas de la historia del deporte: hasta 11 millones de d¨®lares en multas. La conmoci¨®n fue tal que incluso el indomable director de cine Spike Lee, icono de los derechos civiles por excelencia, tuvo que apoyar la medida: ¡°Seamos honestos, la imagen lo es todo. Entre la pelea en Detroit y otros asuntos se han dado cuenta de que tienen un problema de relaciones p¨²blicas¡±. Phil Jackson, posiblemente el entrenador m¨¢s legendario de la historia de este deporte, fue otro de sus grandes defensores: ¡°Los jugadores han estado vistiendo los ¨²ltimos cinco o seis a?os ropa carcelaria. Todo ese rollo gangster, mat¨®n... Ya era hora de hacer algo al respecto¡±, declar¨® en la ESPN.
Lo que probablemente no esperaban ni los dirigentes m¨¢s optimistas de la liga es que no solo sus estrellas terminaran aceptando el c¨®digo de vestimenta, sino que este sirviera como catapulta para convertirlos en aut¨¦nticos iconos de la moda masculina. Los James, Bryant, Anthony y Wade cambiaron la inspiraci¨®n gangsta por los trajes entallados, los c¨¢rdigans y las gafas de pasta t¨ªpicas del estilo nerd. ¡°Las estrellas se preocupan much¨ªsimo de su vestimenta, es un aliciente para ellos y la NBA no tiene ning¨²n problema en que eso forme parte del foco medi¨¢tico¡±, confiesa a esta revista Antoni Daimiel, indiscutible voz de la liga en nuestro pa¨ªs durante las ¨²ltimas tres d¨¦cadas, que asegura que la liga alimenta la imagen p¨²blica y privada de sus jugadores para acercarlos m¨¢s al aficionado y, por lo tanto, hacerlos m¨¢s mercadeables.
¡°La NBA es la liga profesional con m¨¢s estilo y sus estrellas son el grupo de deportistas m¨¢s estilosos de la historia¡±, sostiene el periodista Mark Anthony Green en Rolling Stone. Hasta el propio David Stern, propulsor de la norma fallecido el pasado mes de enero, admiti¨® su sorpresa por la transformaci¨®n vivida: ¡°Al principio me atac¨® tanto el sindicato como los propios jugadores, pero despu¨¦s ellos mismos se superaron. Empezaron a vestirse de forma elegante y a aparecer en revistas como GQ o Vogue. Lo llevaron al siguiente nivel e incluso fundaron sus propias l¨ªneas de moda. Me parece divertido y genial¡±.
La NBA y la industria de la moda masculina conforman hoy un matrimonio prol¨ªfico y beneficioso para ambas partes. Los t¨²neles de entradas a los estadios se han convertidos en pasarelas improvisadas con cuentas de Instagram como League Fits (con m¨¢s de medio mill¨®n de seguidores) dedicadas a recopilar y rese?ar los mejores looks de los jugadores. El ¨¦xito global de Off-White, la firma fundada por Virgil Abloh, no se entiende sin el predicamento de las estrellas del deporte. Hasta el mism¨ªsimo Jeremy Scott lanz¨® una colecci¨®n c¨¢psula para la primavera de 2019 inspir¨¢ndose en los logos de los equipos que conforman la liga de baloncesto m¨¢s importante del mundo. ¡°No tengo dudas de que tanto las televisiones, como los medios y la propia liga est¨¢n encantados de darle p¨¢bulo a esas pasarelas¡±, corrobora a ICON Antoni Daimiel.
La formalidad autoimpuesta en la liga se ha hipertrofiado hasta el punto de que, como demuestra el muy viral traje de pantal¨®n corto de Thom Browne (a priori prohibido en el c¨®digo) lucido por LeBron James o los enormes agujeros en la sudadera de Russell Westbrook, las normas se infringen de manera indiscriminada. ¡°El c¨®digo de vestimenta cumpli¨® el objetivo que se buscaba en aquel momento, pero pasados los a?os se ha vuelto a descontrolar hacia otro tipo de moda¡±, concluye Daimiel.
La heterodoxia estil¨ªstica ha provocado que, parad¨®jicamente, la v¨ªctima original de la norma sea quien se queje ahora sobre la falta de uniformidad. ¡°El dress code deber¨ªa ser implementado ahora. Cada noche parece el 31 de octubre, cada noche parece Halloween¡±, lament¨® un despechado Allen Iverson en una charla. Nunca se viste a gusto de todos.
Brodie has arrived. ?
— NBA on TNT (@NBAonTNT) January 25, 2018
The @okcthunder take on the @WashWizards at 8pm ET on TNT! ? pic.twitter.com/8KFLnaiv1D
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