Ciencia y pol¨ªtica en tiempos de incertidumbre
La ambici¨®n ¨¦tica, pol¨ªtica y econ¨®mica de la respuesta a la pandemia nos ata?e a todos
Responder con eficacia y justicia a la gravedad de una pandemia sin precedentes para los millones de personas que la sufrimos en todo el planeta requiere valores (honestidad, civismo, solidaridad), conocimiento (ciencias, humanidades) y acci¨®n (pol¨ªtica, social y personal). La ambici¨®n ¨¦tica, pol¨ªtica y econ¨®mica de la respuesta nos ata?e a todos: instituciones, organizaciones sociales, empresas y ciudadanos. Y la confianza entre todos debe ser lo m¨¢s amplia posible; para una cultura latina como la nuestra, confiar en las instituciones suele ser un reto. Aceptemos con tranquilidad que todos podemos errar, tambi¨¦n los cient¨ªficos y los pol¨ªticos. En los pr¨®ximos meses, m¨¢xima prudencia, serenidad y comprensi¨®n.
Los profesionales de la salud p¨²blica que a diario velan silenciosamente por la salud de todos, sanos y enfermos, y que constantemente gestionan brotes y epidemias saben tomar decisiones con informaci¨®n imperfecta, cambiante, con lagunas en los conocimientos (sobre la exposici¨®n e inmunidad individual y colectiva a cada pat¨®geno, por ejemplo); y con la presi¨®n de transmitir informaci¨®n, a veces a un ritmo infundado. No es, pues, honesto pontificar a toro pasado, y menos cuando antes no se argument¨® lo que ahora se reprocha no haber hecho. Necesitamos menos ruido y m¨¢s calma.
Desde la pol¨ªtica hay una tendencia a estrujar a la ciencia ¡ªun abrazo del oso¡ª para someterla a sus intereses. Casi todos los pol¨ªticos y dem¨¢s ciudadanos estamos aprendiendo a escuchar a la ciencia, incluso cuando nos inquieta lo que dice. Mientras, supuestos expertos ofrecen soluciones sin suficiente base cient¨ªfica y negando sus propios sesgos. Los ejemplos m¨¢s lamentables son la injustificada pretensi¨®n de destituir al equipo directivo del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, la promoci¨®n acient¨ªfica de estudios no evaluados en los espacios t¨¦cnicos existentes, y la supeditaci¨®n a intereses partidistas. En la actual crisis global y sist¨¦mica muchas personas y organizaciones est¨¢n dando lo mejor de s¨ª mismas. Tanto en t¨¦rminos morales como t¨¦cnicos. As¨ª, seleccionando informaci¨®n de calidad, conviviendo con las incertidumbres, cumpliendo las normas, serenando. Sin manipular cuestiones t¨¦cnicas de extrema relevancia en una pandemia.
Una de las lecciones que volvemos a vivir en esta crisis, en particular desde la pol¨ªtica y desde las ciencias de la salud, es que es imprescindible una colaboraci¨®n leal y aut¨®noma entre pol¨ªticos y cient¨ªficos. Esta colaboraci¨®n se est¨¢ produciendo de forma encomiable (no perfecta) en Espa?a y muchos otros lugares, y es vital para que tengan validez, credibilidad y eficacia medidas tan exigentes como la limitaci¨®n de la movilidad de las personas; y durante un tiempo que se nos har¨¢ largo.
Lo mejor de la pol¨ªtica, de la ciencia y de m¨²ltiples profesiones est¨¢ rindiendo a un nivel de exigencia social con el que nunca antes hab¨ªamos lidiado, aplicando medidas de contenci¨®n de la pandemia que ponen a prueba todas las estructuras y relaciones sociales en las que hemos vivido hasta ahora. Medidas que son duras para la vida cotidiana de muchas personas, especialmente las m¨¢s vulnerables. Por eso debemos adoptar medidas sociales y fiscales que las protejan de manera especial, con ambici¨®n.
Como investigadores y profesores de salud p¨²blica, habiendo algunos ocupado puestos de responsabilidad pol¨ªtica, damos y recabamos el m¨¢ximo apoyo a los compa?eros e instituciones de salud p¨²blica que d¨ªa a d¨ªa obtienen y analizan, con sentido com¨²n y sofisticados m¨¦todos, la mejor informaci¨®n posible, y que hacen recomendaciones para la adopci¨®n de las medidas m¨¢s efectivas. Decisiones que corresponden a los pol¨ªticos: bas¨¢ndose en esas recomendaciones, ellos han de calibrar cu¨¢les son factibles en cada momento y lugar. Reconozcamos que los tiempos y las sensibilidades son importantes en pol¨ªtica. La autocr¨ªtica debe ser frecuente y sin simplismos: numerosas cuestiones culturales, legales y econ¨®micas tienen que ser tenidas en cuenta. Sin ello no es posible lograr apoyos amplios. En esto somos afortunadamente diferentes de las sociedades dictatoriales.
No olvidemos tampoco que los profesionales mencionados trabajan en precario, sin los medios e instituciones adecuados para garantizar la seguridad sanitaria. Una de las lecciones de esta crisis es ya que no puede seguir sin desarrollo la Ley General de Salud P¨²blica de 2011.
Tambi¨¦n debemos ir evaluando de forma rigurosa y sistem¨¢tica los efectos de las medidas adoptadas, corrigiendo lo que haga falta. Para ello es imprescindible que en estos momentos se recoja ya la informaci¨®n correspondiente.
Ahora, sin dejar de mirar a los ojos de la pandemia y a su enorme impacto, y aceptando sin resignaci¨®n la imperfecci¨®n de casi todo lo humano, podemos sentir m¨¢s orgullo y confianza del que algunos reconocen por c¨®mo hemos comenzado a enfrentarnos a la crisis.
Fernando G. Benavides y Miquel Porta son profesores universitarios de salud p¨²blica, al igual que el resto de los firmantes: Ana M. Garc¨ªa, Ildefonso Hern¨¢ndez, Consol Serra, Carlos ?lvarez-Dardet, Xisca Sureda, Juan Alguacil, Esteve Fern¨¢ndez, Alberto Ruano, Vicente Ort¨²n, Andreu Segura, Beatriz Gonz¨¢lez y Francisco Bol¨²mar.
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