La dignidad de las personas mayores
La asignaci¨®n de recursos sanitarios por criterios de edad o dependencia vulnera principios b¨¢sicos
La emergencia sanitaria de la Covid-19, en su alarmante capacidad infectiva, no entiende de clases sociales y alcanza a ricos, pobres, poderosos y gente corriente. Pero se ceba sobre todo con las personas de avanzada edad.
Ante situaciones de emergencia de salud p¨²blica como la que vivimos, los servicios de urgencia aplican la f¨®rmula del triaje, sistema de clasificaci¨®n de pacientes para decidir qui¨¦nes reciben determinados tratamientos o utilizan recursos, como las UCI, que pueden ser determinantes para salvar vidas. Desde algunas organizaciones hemos alertado de la vulneraci¨®n de derechos humanos y principios de la bio¨¦tica que supone tener en cuenta criterios de edad o situaciones de dependencia, lo que puede dejar sin atenci¨®n a las personas m¨¢s vulnerables. Estas, recluidas en su domicilio o en la habitaci¨®n de la residencia, esconden como pueden su miedo y su sensaci¨®n de desamparo y aun as¨ª lanzan mensajes de aliento a todos y, en especial, a los profesionales que, con escasez de medios y jug¨¢ndose la propia salud, contin¨²an atendi¨¦ndolas.
Tambi¨¦n se pone ahora sobre la mesa la situaci¨®n de las residencias en las que conviven casi 400.000 personas mayores, un recurso, como el conjunto de los Servicios Sociales, que no ha tenido el reconocimiento social y pol¨ªtico que merece. Sus profesionales, muchos sin formaci¨®n suficiente, con ratios por debajo de lo necesario y precarios salarios realizan en su mayor¨ªa esfuerzos para proporcionar una atenci¨®n de calidad. Si a ello le unimos el tradicional abandono del sistema nacional de salud (SNS) para dar cobertura desde el mismo a las necesidades de mantenimiento y tratamiento de las enfermedades de los residentes, tenemos esbozado un retrato somero de estos centros. Se evidencia hoy lo que hemos clamado desde el sector social durante muchos a?os: la discriminaci¨®n por raz¨®n de la edad a las prestaciones sanitarias a las que, de manera universal y gratuita, todos deber¨ªamos tener acceso. Para paliar esta situaci¨®n, desde los servicios sociales o desde los centros privados se contratan a sus expensas profesionales de la medicina, la enfermer¨ªa o la fisioterapia, naturalizando as¨ª esa discriminaci¨®n y desarrollando un sistema paralelo de atenci¨®n sanitaria que cuestiona el principio ¨¦tico de justicia y criterios como la eficacia y la eficiencia de las intervenciones.
En los ¨²ltimos a?os hemos comenzado a trabajar en el sector en pro de un cambio de modelo en la atenci¨®n en servicios sociales, tanto domiciliarios como en residencias, que ponga en el centro a las personas que requieren cuidados de larga duraci¨®n, y les brinde, de manera integrada, los apoyos que precisan para que se refuerce su capacidad funcional y puedan, pese a sus limitaciones, continuar controlando su vida y desarrollando las actividades que son importantes para ellas. Y aunque en una situaci¨®n de emergencia sanitaria la salud p¨²blica sea lo preeminente y se justifiquen por ello limitaciones transitorias en los derechos y preferencias individuales, ello no obsta para que sigamos aspirando a que, una vez superada, perseveremos en el camino del cambio de modelo transitando hacia otro que salvaguarde la dignidad y los derechos de las personas y que las haga, tambi¨¦n, m¨¢s felices.
Ahora es urgent¨ªsimo y necesario que se provea a las residencias de profesionales sanitarios y de medios para hacer frente la Covid-19, pero importa tambi¨¦n que a la salida de la crisis no regresemos, como algunas voces interesadas piden, a que estos centros se conviertan en una especie de hospitales, con lo que volver¨ªamos al modelo ¡°instituci¨®n¡± y sus efectos perversos sobre las personas tal como la evidencia cient¨ªfica ha demostrado. Que el SNS repare por fin el olvido de suministrar sus prestaciones a las residencias es obligado, pero tambi¨¦n lo es, si nos importa el bienestar de las personas mayores, que nos mantengamos firmes en el prop¨®sito de convertir las residencias en espacios hogare?os en los que, adem¨¢s de recibir atenci¨®n bio-psico-social-espiritual, las personas puedan, con los apoyos profesionales precisos, vivir con dignidad y continuar desarrollando sus proyectos de vida.
Vivimos momentos in¨¦ditos en nuestra historia en los que se nos proscribe, en aras del bien com¨²n, el desarrollo de nuestras rutinas cotidianas. El necesario confinamiento en nuestra casa nos invita tambi¨¦n a recluirnos en nuestra conciencia y reflexionar sobre lo que deseamos ser despu¨¦s como personas individuales y como sociedad. Uno de los an¨¢lisis que ser¨ªa conveniente realizar es preguntarnos por qu¨¦ todos queremos vivir muchos a?os (ahora lo estamos consiguiendo), pero nadie quiere ser viejo/a. Simone de Beauvoir dec¨ªa que no sabemos qui¨¦nes somos si ignoramos lo que seremos y si no integramos en nuestra vida la consideraci¨®n de nuestra vejez ("recon¨®cete en ese viejo, en esa vieja", ped¨ªa). M¨¢s de medio siglo despu¨¦s de que fueran enunciadas estas palabras, las mismas recobran una vigencia que nos puede ayudar a entender, no desde posiciones individuales, sino desde un ¡°nosotros¡± solidario, qu¨¦ escenarios queremos construir para los ¨²ltimos a?os de nuestra vida.
Pilar Rodr¨ªguez Rodr¨ªguez es presidenta de la Fundaci¨®n Pilares para la Autonom¨ªa Personal, exdirectora general del Imserso y exconsejera de Bienestar Social de Asturias.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.