5 fotosDecoraci¨®nVieja casa nuevaAhorro energ¨¦tico y vacas en la hierba. En la sierra de Guadarrama, al norte de Madrid, a medio camino entre la naturaleza y el asfalto, esta vivienda de campo ha sido reformada para acoger a una familia numerosa.Anatxu Zabalbeascoa07 abr 2020 - 00:08CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceDos ojos de buey permiten ver el exterior y comunican las dos fachadas.Jos¨¦ HeviaLa fachada, revestida de cer¨¢mica verde, diferencia lo viejo de lo nuevo.Jos¨¦ HeviaEl espacio que antiguamente ocupaba la le?era se ha transformado en una gran habitaci¨®n, equipada con una mesa y cuatro camas de quita y pon.Jos¨¦ HeviaEn el sal¨®n, el mobiliario est¨¢ fabricado a partir de materiales recuperados de la antigua fachada y de la cubierta: vigas que ahora son mesas o traviesas convertidas en banco. Estas piezas conviven con la l¨¢mpara Cesta, de Miguel Mil¨¢ para Santa & Cole; una silla de los Eames que fabrica Vitra y otra de Ikea.Jos¨¦ HeviaUna distribuci¨®n abierta hace convivir la cocina ¡ªcon carpinter¨ªa blanca y encimera de roble¡ª, el comedor y la sala de estar. Un gran ventanal conecta el interior al paisaje. Luis, un ganadero vecino, cuida del prado de la familia a cambio de que sus vacas puedan comer la hierba fresca. Cada vez m¨¢s personas se inclinan por el tr¨¢nsito permanente entre el campo y la ciudad. Eso fomenta que el habitante rural y el urbano lo sean a tiempo parcial. Ana S¨¢enz, Manolo Garc¨ªa y sus cuatro hijas son rururbanos: su tiempo se confunde entre Cercedilla, a 57 kil¨®metros de Madrid, y la capital. Ella hered¨® una casona de fin de semana, levantada sin aislamiento t¨¦rmico y sin relaci¨®n con el paisaje. Decidieron acondicionarla progresivamente, y los arquitectos Lys Villalba y Enrique Espinosa cuidaron tanto el confort interior como el consumo energ¨¦tico y la relaci¨®n con el exterior. Hoy las vacas de su vecino Luis pastan en el prado de su casa vieja y nueva. El revestimiento de cer¨¢mica diferencia lo nuevo: una zona de estar, la habitaci¨®n de las hijas ¡ªen la antigua le?era¡ª y un cuarto para la calefacci¨®n. Los viejos muros de piedra est¨¢n cortados y una estructura met¨¢lica abre la zona de estar hacia el paisaje. Ya nada est¨¢ en su sitio. Ahora el viejo techo es mesa: las traviesas que formaban la cubierta se han recuperado para construir el mobiliario y de las contraventanas se han hecho puertas. As¨ª, la casa ir¨¢ creciendo. Tendr¨¢ una segunda vida, como la que ha construido esta familia entre el campo y la ciudad.Jos¨¦ Hevia