No dejaremos nunca m¨¢s que nos roben nuestra vida

En Cergy, a 30 de marzo de 2020

Se?or presidente: ¡°Le escribo una carta/ Que quiz¨¢ lea usted/ Si tiene tiempo". A usted, que es ducho en literatura, quiz¨¢ le evoque algo esta entrada en materia. Es el principio de la canci¨®n de Boris Vian El desertor, escrita en 1954, entre la guerra de Indochina y la de Argelia. Hoy, aunque usted as¨ª lo proclame, no estamos en guerra, el enemigo aqu¨ª no es humano, no es nuestro semejante, no tiene idea ni voluntad de perjudicar, ignora las fronteras y las diferencias sociales, se reproduce ciegamente saltando de un individuo a otro. Las armas, puesto que se empe?a en usar ese l¨¦xico b¨¦lico, son las camas de hospital, los respiradores, las mascarillas y los tests, son el n¨²mero de m¨¦dicos, el de los cient¨ªficos, el del personal sanitario. Pues bien, desde que usted dirige Francia, ha permanecido sordo a los gritos de alarma del mundo de la sanidad y lo que pod¨ªa leerse en una pancarta en una manifestaci¨®n del pasado noviembre. "El Estado cuenta su capital, nosotros contaremos los muertos" resuena tr¨¢gicamente hoy. Pero usted ha preferido escuchar a quienes propugnan la desvinculaci¨®n del Estado, preconizando la optimizaci¨®n de los recursos, la regulaci¨®n de los flujos, toda esa jerga tecnocr¨¢tica descarnada que asfixia al pez de la realidad. Pero mire, en este momento son los servicios p¨²blicos los que aseguran mayoritariamente el funcionamiento del pa¨ªs: los hospitales, la Educaci¨®n Nacional, y sus miles de profesores, de maestros tan mal pagados, la EDF (Electricidad De Francia), Correos, el metro y la compa?¨ªa de ferrocarriles SNCF. Y esos de quienes dijo usted en otro tiempo que no eran nada, ahora lo son todo, ellos siguen vaciando las basuras, cobrando en las cajas registradoras, repartiendo pizzas a domicilio, garantizando, en suma, esa vida tan indispensable como la intelectual, la vida material.

Extra?a palabra la elegida por usted, ¡°resiliencia¡±, que significa reconstrucci¨®n tras un traumatismo. No hemos llegado a ese punto. Tenga cuidado, se?or presidente, con los efectos de este tiempo de confinamiento, de cambio del curso de las cosas. Es un tiempo propicio para los cuestionamientos. Un tiempo para desear un nuevo mundo. ?El suyo no! No ese mundo donde los decididores y financieros relanzan sin pudor la cantinela del ¡°trabajar m¨¢s¡±, hasta 60 horas por semana. Somos muchos los que ya no queremos un mundo cuya epidemia revela las desigualdades escandalosas, muchos los que, al contrario, queremos un mundo donde las necesidades esenciales, alimentarse sanamente, cuidar la salud, alojarse, educarse, cultivarse, est¨¦n garantizadas para todos, un mundo que las solidaridades actuales muestran como posible. Sepa usted, se?or presidente, que no dejaremos nunca m¨¢s que nos roben nuestra vida, solo nos queda eso, y ¡°nada vale una vida¡± ¡ªotra canci¨®n, esta de Alain Souchon¡ª. Ni amordazar prolongadamente nuestras libertades democr¨¢ticas, hoy restringidas, libertad que permite que mi carta ¡ªal contrario de la de Boris Vian, cuya difusi¨®n radiof¨®nica fue prohibida¡ª pueda ser le¨ªda en las ondas de una radio nacional.

Annie Ernaux

Annie Ernaux es escritora, autora de Los A?os (Cabaret Voltaire). Ha sido galardonada con el Premio Formentor de la las Letras en 2019.

Traducci¨®n de Lydia V¨¢zquez.