Cuatro prioridades para una estrategia mundial
El mundo ha entrado en esta crisis sin coordinaci¨®n alguna. ?nicamente si la Uni¨®n Europea, China y EE UU reman en la misma direcci¨®n podr¨¢n el G20 y Naciones Unidas marcar un antes y un despu¨¦s
El contraste entre el silencio de las calles y plazas de Europa y la realidad tumultuosa y dolorosa de muchos de sus hospitales es descorazonador. La Covid-19 se ha apoderado no solo de Europa, sino de toda la comunidad mundial. Es claro ya que la pandemia va a remodelar nuestro mundo. Pero el modo exacto en que lo haga depender¨¢ de las decisiones que tomemos ahora.
El coronavirus debe ser considerado el enemigo com¨²n del mundo. Aunque esto no sea una guerra, es necesaria, no obstante, una movilizaci¨®n de recursos ¡°al modo b¨¦lico¡±.
Pero en tiempos de crisis, nuestro instinto nos mueve a replegarnos y valernos por nosotros mismos. Esta reacci¨®n, aunque es comprensible, resulta contraproducente. El ¡°cada uno para s¨ª¡± no hace sino alargar la lucha y elevar considerablemente los costes humanos y econ¨®micos. Aun cuando el enemigo haya despertado los reflejos nacionalistas, la ¨²nica manera de derrotarlo es la coordinaci¨®n transfronteriza, tanto en Europa como con el exterior.
Es necesario un planteamiento internacional com¨²n de la pandemia y de la asistencia a las poblaciones m¨¢s vulnerables, ante todo en los pa¨ªses en desarrollo y las zonas de conflicto. He insistido en este punto en los recientes debates con los ministros de Asuntos Exteriores del G7 y muchos otros. La Uni¨®n Europea debe formar y formar¨¢ parte del esfuerzo.
Ahora es el momento de mostrar que la solidaridad no es una frase vac¨ªa. Por suerte, esto ya est¨¢ quedando demostrado en Europa, donde Francia y Austria est¨¢n enviando m¨¢s de tres millones de m¨¢scaras a Italia, y donde Alemania est¨¢ recogiendo y tratando a pacientes procedentes de Francia e Italia. Ahora, tras una primera fase de decisiones nacionales divergentes, estamos entrando en una fase de convergencia en la que la UE es el escenario central.
Adem¨¢s de la cooperaci¨®n entre Gobiernos, debe intensificarse la de cient¨ªficos, economistas y pol¨ªticos
La UE, por su parte, cobra ahora mayor protagonismo con decisiones para facilitar la adquisici¨®n conjunta de equipo m¨¦dico vital, un est¨ªmulo econ¨®mico conjunto y una labor consular coordinada para repatriar a los ciudadanos de la UE bloqueados en terceros pa¨ªses. A ra¨ªz de una reuni¨®n virtual del Consejo Europeo, los dirigentes de la UE han acordado intensificar sus esfuerzos comunes, en primer lugar, desarrollando un sistema europeo de gesti¨®n de crisis y una estrategia com¨²n para hacer frente al coronavirus.
La crisis de la Covid-19 no es una batalla entre pa¨ªses ni entre sistemas. En distintas fases de la pandemia ha existido asistencia rec¨ªproca entre Europa, China y otros pa¨ªses, lo que demuestra el apoyo mutuo y la solidaridad. La UE apoy¨® a China cuando surgi¨® el brote a principios de a?o, y ahora China env¨ªa equipos y m¨¦dicos para ayudar a los pa¨ªses afectados en todo el mundo.
Estos son ejemplos concretos de solidaridad y cooperaci¨®n mundiales, que tienen que llegar a ser la norma. Un aspecto de la Covid-19 es que est¨¢ acelerando la Historia. A trav¨¦s de cualesquiera cambios que nos aguarden, la UE debe seguir siendo un factor unificador, mediante el fomento de esfuerzos conjuntos con China y Estados Unidos para hacer frente a la pandemia y sus consecuencias. ?nicamente si estas tres potencias reman en la misma direcci¨®n podr¨¢n el G20 y las Naciones Unidas marcar un antes y un despu¨¦s.
Adem¨¢s de la coordinaci¨®n internacional entre Gobiernos, tambi¨¦n debe intensificarse la cooperaci¨®n entre cient¨ªficos, economistas y responsables pol¨ªticos. Durante la crisis financiera de 2008, cuando la econom¨ªa mundial estaba desmoron¨¢ndose, el G20 desempe?¨® un papel fundamental en su rescate. De nuevo, necesitamos ahora urgentemente un liderazgo mundial en el sentido que se expone a continuaci¨®n.
Cuatro son las principales prioridades de la cooperaci¨®n mundial. En primer lugar, debemos poner en com¨²n recursos para producir tratamientos y una vacuna, que deber¨¢n considerarse como bienes p¨²blicos mundiales. En segundo lugar, tenemos que limitar el perjuicio econ¨®mico mediante la coordinaci¨®n de medidas de est¨ªmulo presupuestario, y tambi¨¦n monetario, y protegiendo el comercio mundial de bienes. En tercer lugar, debemos planificar la reapertura coordinada de las fronteras cuando las autoridades sanitarias den luz verde. Por ¨²ltimo, hemos de cooperar para luchar contra las campa?as de desinformaci¨®n.
Dentro del pesimismo abrumador, existe la posibilidad de poner fin a inveterados conflictos
El resultado de la reciente cumbre virtual del G20 apunta en esta direcci¨®n general. Pero las iniciativas mundiales y multilaterales deber¨¢n mantenerse y llevarse a pleno efecto en los pr¨®ximos d¨ªas y semanas.
A medida que el virus se propaga por todo el mundo, hemos de prestar especial atenci¨®n a su repercusi¨®n cada vez mayor en los pa¨ªses fr¨¢giles, donde amenaza con acentuar las crisis de seguridad ya existentes. En Siria, Yemen, Gaza y Afganist¨¢n, millones de personas han padecido ya a?os de conflicto. Pensemos qu¨¦ ocurrir¨ªa si el coronavirus se introdujera en los campos de refugiados de la regi¨®n, en los que los servicios de saneamiento y de salud ya est¨¢n sobrecargados y donde los trabajadores humanitarios ya tienen dificultades para prestar su ayuda.
Y luego est¨¢ ?frica, que tiene una importancia fundamental. Debido a la epidemia de ¨¦bola de 2014-2016 y a otros brotes, los pa¨ªses africanos tienen cierta experiencia de la que Europa carece en esta crisis. Pero los sistemas sanitarios del continente siguen siendo por lo general precarios, y el n¨²mero de personas infectadas est¨¢ aumentando.
En muchos pa¨ªses en desarrollo, a menudo, sus habitantes no tienen m¨¢s remedio que salir de su hogar a diario, ya que viven de la econom¨ªa informal. Y lo que es peor: lavarse las manos y practicar el distanciamiento social pueden resultar mucho m¨¢s dif¨ªciles cuando no siempre se dispone de agua corriente y cuando las familias suelen vivir en espacios muy exiguos.
Para ganar esta lucha se precisa financiaci¨®n. Los pa¨ªses en desarrollo dependen fundamentalmente de tres fuentes de financiaci¨®n: las inversiones extranjeras, las remesas y el turismo. Pero ahora las tres est¨¢n se est¨¢n viendo duramente afectadas. A nivel mundial, los flujos de capital han ca¨ªdo en un 60%, ya que los inversores huyen a refugios seguros y los trabajadores migrantes pierden sus puestos de trabajo y no pueden enviar dinero a casa.
Nos enfrentamos a una recesi¨®n mundial, y para evitar un hundimiento econ¨®mico en los pa¨ªses en desarrollo ser¨¢n necesarias ¡ªy pronto¡ª importantes l¨ªneas de cr¨¦dito y apoyo financiero. La coordinaci¨®n entre los bancos centrales y las instituciones financieras internacionales es la ¨²nica opci¨®n viable.
Por ¨²ltimo, dentro de este pesimismo abrumador, existe la posibilidad de poner fin a inveterados conflictos. Ya se han observado signos positivos de cooperaci¨®n entre rivales. Por ejemplo, hace poco, los Emiratos ?rabes Unidos y Kuwait han enviado ayuda a Ir¨¢n, pa¨ªs que se ha visto especialmente afectado por la Covid-19. Nadie puede permitirse librar varias guerras al mismo tiempo. Como ha instado el secretario general de las Naciones Unidas, Ant¨®nio Guterres, debemos aprovechar esta crisis como un nuevo impulso para la paz.
El mundo entr¨® en esta crisis sin coordinaci¨®n alguna; demasiados pa¨ªses han hecho caso omiso de las se?ales de advertencia, actuando cada cual en solitario. Ahora est¨¢ claro que solo juntos saldremos de ella.
Josep Borrell es alto representante de la Uni¨®n Europea para Asuntos Exteriores y Pol¨ªtica de Seguridad y vicepresidente de la Comisi¨®n Europea.
? Project Syndicate, 2020.
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