Parto de los montes
El presidente mexicano demuestra no entender la magnitud de las crisis simult¨¢neas, sanitaria y econ¨®mica, que viven el mundo y el pa¨ªs
El ¡°Informe trimestral de labores¡± del presidente L¨®pez Obrador este 5 de abril era muy esperado porque se supon¨ªa que anunciar¨ªa un paquete de medidas para combatir la crisis econ¨®mica que ya sufre el pa¨ªs. El evento result¨® un verdadero parto de los montes. El presidente demostr¨® no entender la magnitud de las crisis simult¨¢neas, sanitaria y econ¨®mica, que viven el mundo y el pa¨ªs. Su lectura de esta in¨¦dita circunstancia se basa en los criterios del siglo XX, en la experiencia de otras crisis en las que, en efecto, los intereses de las mayor¨ªas populares estuvieron ausentes de las decisiones de pol¨ªtica econ¨®mica. Pero ahora AMLO es el presidente y no puede hacerse a un lado de la toma de decisiones estrat¨¦gicas, como lo hizo este d¨ªa.
El presidente actu¨® como una especie de motivador colectivo, y no como el hombre a cargo del poder ejecutivo. Repiti¨® las mismas pol¨ªticas ya decididas y mal ejecutadas durante su primer a?o de gobierno y rechaz¨® cualquier tipo de verdadera pol¨ªtica antic¨ªclica bajo el argumento de que el apoyo del Estado a empresas privadas es inmoral, pues conducir¨ªa inevitablemente a una socializaci¨®n de las p¨¦rdidas privadas, como ya aconteci¨® en los a?os 90, cuando la gran crisis bancaria.
El presidente olvida que el 85% del PIB mexicano depende de las empresas privadas, grandes y peque?as, y que por tanto es imposible no atender la crisis de las mismas ante el cierre s¨²bito de las cadenas de suministro de materias primas, la virtual desaparici¨®n de sus mercados y la paralizaci¨®n de facto del mercado mundial.
La crisis econ¨®mica que empieza a experimentar el mundo entero es in¨¦dita y posiblemente la m¨¢s grave que ha sufrido el capitalismo en su historia. No tiene paralelo con ninguna otra crisis anterior, puesto que no deriva de la sobreproducci¨®n de mercanc¨ªas ni es una crisis financiera ni es producto de una guerra. Se trata de una crisis causada por la pandemia que ha obligado a todos los pa¨ªses a suspender la producci¨®n y la circulaci¨®n de bienes y servicios. La ¨²nica forma de salir de una crisis de esta naturaleza es recurrir al arsenal keynesiano, es decir, impulsando la reconstrucci¨®n de la econom¨ªa a trav¨¦s del gasto p¨²blico deficitario, lo cual implica aumentar la deuda p¨²blica en forma sustancial, dirigiendo el gasto p¨²blico de una forma inteligente a la construcci¨®n de infraestructura, facilitar el cr¨¦dito a empresas privadas estrat¨¦gicas y subsidiar a trabajadores desempleados.
No actuar ahora implica condenar a la quiebra a miles y miles de empresas privadas que sostienen el empleo formal e informal en M¨¦xico. El Estado ha dejado de ser el empleador principal hace treinta a?os. Los subsidios a los pobres no bastan en este contexto, puesto que lo que se est¨¢ perdiendo son empleos productivos y formales, cuyo monto global constituye la demanda principal de bienes y servicios.
Es posible que AMLO piense que la crisis en proceso es ventajosa para ¨¦l en la medida que los grandes empresarios se ver¨¢n debilitados y suplicar¨¢n por un apoyo gubernamental que est¨¢ en sus manos aprobar o denegar. Siendo esto cierto, el tiempo que se pierda en la ejecuci¨®n de una pol¨ªtica expl¨ªcita y bien dise?ada de rescate de las empresas privadas puede significar la inviabilidad de un rescate futuro. El tiempo es decisivo en este momento.
Peor a¨²n, AMLO no ha anunciado ning¨²n programa de apoyo a los trabajadores desempleados, que ha sido el eje de la pol¨ªtica antic¨ªclica de los gobiernos sudamericanos y es parte sustancial de la de Estados Unidos. No hay ideas de c¨®mo hacer llegar subsidios a trabajadores formales desempleados y los cr¨¦ditos anunciados para empresarios informales son paup¨¦rrimos.
Los prejuicios del presidente obstaculizan la r¨¢pida reacci¨®n del Gobierno en materia econ¨®mica, como lo han hecho en materia de salud. AMLO pens¨® que la pandemia del coronavirus no era grave y que no hab¨ªa necesidad de actuar con urgencia para combatirla. El tiempo perdido en la atenci¨®n a la pandemia va a costar miles de vidas y pondr¨¢ en grave crisis a un sistema de salud ya de por s¨ª precario y p¨¦simamente administrado por el actual gobierno. Esa omisi¨®n, cuyas consecuencias estamos a punto de experimentar, es de la misma naturaleza que la carencia total de una pol¨ªtica econ¨®mica antic¨ªclica.
En los pa¨ªses democr¨¢ticos los errores de un presidente pueden ser compensados o limitados por los otros poderes, por lo menos hasta cierto punto, como el caso de Estados Unidos demuestra. Sin embargo, en los pa¨ªses autoritarios, donde no hay l¨ªmites al poder del ejecutivo, los errores de este se traducen en verdaderas cat¨¢strofes econ¨®micas y sociales, como lo sabemos bien en M¨¦xico. Esto es lo que pas¨® en China, donde el temor de las autoridades locales de Wuhan a contrariar al presidente Xi condujo a que no se actuara a tiempo en la prevenci¨®n de la pandemia, y en Estados Unidos, donde la negaci¨®n del presidente Trump impidi¨® la adecuada preparaci¨®n del sistema de salud de su pa¨ªs. En M¨¦xico la concentraci¨®n casi absoluta del poder marca la imposibilidad de que desde el poder legislativo y/o del poder judicial se limiten los da?os que implica la incapacidad de AMLO para entender la naturaleza de los retos que la naci¨®n enfrenta.
La sociedad civil y los gobiernos estatales y municipales ya rebasaron al presidente en materia de salud hasta donde sus limitadas capacidades les permitieron. En materia econ¨®mica sus herramientas son aun m¨¢s escasas. Es por ello que una movilizaci¨®n nacional, que articule a gobiernos locales, sindicatos y movimientos sociales, parece ser la ¨²nica alternativa para exigir a un Gobierno encerrado en s¨ª mismo que act¨²e en un momento decisivo de la historia.
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