Confinad a los presos en su propia casa
Con la venia, nuestras conciencias estar¨¢n m¨¢s tranquilas si ellos no corren un mayor peligro de morir entre rejas
Oriol Junqueras, I?aki Urdangarin y Rodrigo Rato deber¨ªan dormir estos d¨ªas en sus domicilios. ?Qu¨¦ tienen los tres, y sus amigos, en com¨²n? Aunque no les guste verse mezclados en un mismo art¨ªculo ¡ªpues contemplan, con raz¨®n, sus trayectorias como contradictorias¡ª est¨¢n juntos en la realidad. Al menos porque cumplen, por razones muy distintas, largas penas de prisi¨®n en nuestras c¨¢rceles.
Y porque comparten otras realidades. Una es que las causas de sus condenas son graves, pero no hasta l¨ªmites irreconducibles. No son delitos de sangre como un asesinato, o violaciones y similares cr¨ªmenes de violencia sexual especialmente repugnantes: quiebras, en suma, de la legalidad, de un perfil que pondr¨ªa a sus conciudadanos ante un peligro inminente y grav¨ªsimo, con alarma social. Otra es que disfrutaban hasta ahora de permisos espec¨ªficos para trabajos o acci¨®n social en el exterior, y el confinamiento por el coronavirus los ha abortado, agravando su penalidad, al vedarles las salidas peri¨®dicas de la c¨¢rcel.
Con el agravante del mayor peligro de contagio que se experimenta en prisi¨®n, y pues, la rebaja en la calidad, alcance e intensidad de su derecho a la vida e integridad f¨ªsica. En cuanto confinados, todos vivimos peor, pero ellos, s¨²bita y doblemente peor. As¨ª lo ha subrayado la OMS, al pedir a los Gobiernos ¡°alternativas a la prisi¨®n ante el efecto del Covid-19 en las c¨¢rceles¡±.
Las medidas de excarcelaci¨®n ¡ªya temporales, ya definitivas¡ª no son extempor¨¢neas ni extra?as en pa¨ªses de muy distinta arquitectura liberal. Por razones de salud p¨²blica, para evitar la propagaci¨®n del virus y para proteger a los presos, la Rep¨²blica Federal de Alemania suspendi¨® el 14 de marzo, durante cuatro meses, las penas de prisi¨®n por multas impagadas. Por id¨¦nticos motivos, el rey de Marruecos, Mohamed VI, acaba de indultar, envi¨¢ndolos a casa, a 5.654 presidiarios. En este caso se han seleccionado seg¨²n ¡°criterios humanos¡± y ¡°objetivos¡± como ¡°su edad, salud precaria, duraci¨®n de la pena y buena conducta¡±, seg¨²n el Ministerio de Justicia (L¡¯ Economiste, 5 de abril).
Todos los presos espa?oles citados m¨¢s arriba, y muchos otros, comparten el criterio clave de la buena conducta, sin el cual no habr¨ªan disfrutado de permisos. Y ya no alarman a nadie sereno, no pueden destruir ninguna prueba, no es muy veros¨ªmil que reiteren sus acciones pasadas, ni nada probable que se fuguen. Y con la venia, nuestras conciencias estar¨¢n m¨¢s tranquilas si ellos no corren un mayor peligro de morir entre rejas.
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