La plaga como recurso
Si el coronavirus como transformador de dogmas no altera la autoestima del presidente norteamericano, habr¨¢ que confiar en que, al menos, incida sobre la l¨®gica de sus electores
Si la psicolog¨ªa que aborda los traumas colectivos fuera caritativa con la humanidad, el coronavirus emerger¨ªa como la vacuna contra los presidentes que lo son por su habilidad para el enga?o, sin haber culminado el tr¨¢nsito de la barbarie a la civilizaci¨®n. Las calamidades generalizadas pueden alterar las percepciones de las v¨ªctimas sobre s¨ª mismas, sobre el mundo y reconvertir sus credos, seg¨²n expertos que investigaron los efectos. La peste bub¨®nica, el c¨®lera y la gripe espa?ola modificaron la manera de vivir y morir; el estr¨¦s postraum¨¢tico de la Covid-19 bien pudiera transfigurar al hombre medieval que habita en la Casa Blanca, enemigo del consenso y el acuerdo. No todo est¨¢ perdido.
Los ensayos cl¨ªnicos indicar¨¢n si la mortandad causada por poblaciones bacterianas desconocidas ha influido positivamente en los esquemas conceptuales de los ide¨®logos del Gobierno y del presupuesto armament¨ªstico de Estados Unidos: 738.000 millones de d¨®lares contra la calderilla en sanidad p¨²blica. Bueno ser¨ªa que el yodo, los respiradores y la solidaridad compitan con los misiles en la corteza prefrontal de Trump y del Pent¨¢gono; ser¨¢ milagroso cuando las partidas para curar derroten a las asignadas para matar.
Aunque la epidemia se haya constituido en factor de pol¨ªticas, contabilidades y calendarios, no todos los estudios sobre psicolog¨ªa social atribuyen al virus el poder de cambiar las creencias b¨¢sicas de los individuos, adivinado por Janoff-Bulman en Teor¨ªa de los supuestos destrozados. Las especulaciones contrarias a la profesora em¨¦rita de la Universidad de Massachusetts indican que los pensamientos y juicios que suponemos ciertos seguir¨¢n igual de ciertos despu¨¦s del pat¨®geno, ergo Trump y sus ¨¦mulos no cambiar¨¢n.
La peste que antes de Cristo mat¨® a un tercio de la poblaci¨®n de Atenas y derrumb¨® el Estado pr¨®spero y justo concebido por Pericles, no sepult¨® para siempre los fundamentos de la primera democracia documentada de la historia pero da?¨® sus articulaciones; la Covid-19 no tumbar¨¢ las democracias y dictaduras contempor¨¢neas pero probablemente incorpore ajustes en sus engranajes. Los rebrotes de la plaga de Justiniano no laminaron el imperio bizantino; generaron inestabilidad y revoluciones y el emperador nunca recobr¨® el esplendor perdido.
Si el coronavirus como transformador de dogmas no altera la autoestima del presidente norteamericano, habr¨¢ que confiar en que, al menos, incida sobre la l¨®gica de sus electores y los reconduzca hacia candidaturas m¨¢s saludables en las elecciones de noviembre. El gobernante ha recomendado educar a los ni?os sin salir de casa. M¨¢s completa fue la recomendaci¨®n de un asesino espa?ol a los hijos de un amigo, fascinados por sus fechor¨ªas. Me pidieron su aut¨®grafo. El criminal se lo envi¨® desde su celda en Bolivia. ¡°Para I?aki y Javi. No se¨¢is como yo¡±. Trump hubiera debido aconsejar a los ni?os americanos que estudien y reflexionen mucho, y que no sean como ¨¦l. Todav¨ªa est¨¢ a tiempo. La plaga podr¨ªa humanizarle; caso contrario, que lo fulmine en las urnas.
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