Las ciudades y el Covid-19: ?qu¨¦ hacer?
La Covid-19 debe motivar una discusi¨®n m¨¢s activa, amplia e integral acerca de la conexi¨®n innegable entre la vida en las ciudades y la salud p¨²blica
En ¨²ltimos meses, el mundo ha permanecido en vilo ante la amenaza latente del COVID-19 y obligado a los gobiernos a tomar medidas dr¨¢sticas para desacelerar el n¨²mero de contagios. El alcance global de esta crisis sanitaria demuestra que, a pesar de los notables avances tecnol¨®gicos y cient¨ªficos, los seres humanos no somos inmunes a situaciones in¨¦ditas que ponen en riesgo su salud f¨ªsica y mental. Pero quiz¨¢ por ello, tambi¨¦n permiten fomentar nuevos espacios de reflexi¨®n para repensar el futuro que queremos como humanidad y la manera como pretendemos lograrlo. Entre otros, la Covid-19 debe motivar una discusi¨®n m¨¢s activa, amplia e integral acerca de la conexi¨®n innegable entre la vida en las ciudades ¨Cen las que ya habita m¨¢s del 50% de la poblaci¨®n mundial¨C y la salud p¨²blica.
En la historia, las ciudades han estado estrechamente relacionadas con grandes pandemias de la humanidad porque, en parte, la proximidad entre personas facilita la transmisi¨®n de enfermedades contagiosas como sucedi¨®, por ejemplo, durante la Plaga de Atenas (430 a.C.), en la que se estima perdi¨® la vida un tercio de la poblaci¨®n de esa ciudad, o la Plaga de Justiniano (541d.C.) que mat¨® a un cuarto de la poblaci¨®n de Constantinopla, antigua capital del imperio bizantino. La Covid-19 muestra nuevamente que los efectos de esa concentraci¨®n en la propagaci¨®n de enfermedades contagiosas puede ocurrir a mayor velocidad en las ciudades, pues, como bien dice Edward Glaeser, un economista de Harvard, ¡°las ciudades son la ausencia de espacio f¨ªsico entre personas y empresas. Son proximidad, densidad y cercan¨ªa¡±.
Sin embargo, ?prevenir nuevas pandemias implica desacelerar los procesos de urbanizaci¨®n para disminuir la aglomeraci¨®n de las personas? Desde luego que no: las ciudades son quiz¨¢s la principal fuente de prosperidad de nuestros tiempos y en ellas existen mayores oportunidades para acceder a una vida mejor. Hay evidencia de que a medida que la proporci¨®n de poblaci¨®n urbana de un pa¨ªs aumenta 10% la productividad per c¨¢pita aumenta en promedio 30%, y el ingreso per c¨¢pita puede ser hasta cuatro veces m¨¢s alto en pa¨ªses donde la mayor¨ªa de su poblaci¨®n vive en ciudades que en aquellos donde hay una mayor¨ªa de poblaci¨®n residiendo en zonas rurales.
Esos beneficios se deben en gran medida a la densidad poblacional que resulta de la urbanizaci¨®n, la cual facilita la conexi¨®n directa entre personas, empresas e instituciones y genera econom¨ªas de escala que permiten impulsar el crecimiento econ¨®mico y la productividad; de hecho, como sugiere un informe de McKinsey, en la actualidad las grandes ciudades generan el 75 por ciento del PIB global. M¨¢s a¨²n: la densidad poblacional permite acelerar la transmisi¨®n de conocimiento y el intercambio de ideas, lo que fomenta la creaci¨®n cultural, la innovaci¨®n y la educaci¨®n, es decir, el desarrollo humano. No es casualidad, entonces, que hoy m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n mundial viva en ciudades, y que para el a?o 2050 se espere que esa proporci¨®n ascienda a 66 por ciento.
Las lecciones de la Covid-19, en ese sentido, llaman a explorar nuevas maneras de maximizar los beneficios de la urbanizaci¨®n, y, al mismo tiempo, hacer de las ciudades lugares m¨¢s seguros y saludables para vivir. Dicho de otra forma: afrontar con ¨¦xito los desaf¨ªos de salud p¨²blica en las ciudades es crucial. Por ejemplo, si bien se han conseguido avances importantes en el acceso universal a los servicios b¨¢sicos, a¨²n existen rezagos apremiantes: seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, en ?frica y Asia-Pac¨ªfico, menos de un tercio de los hogares urbanos m¨¢s pobres tiene acceso a una fuente de agua potable conectada directamente a sus viviendas, mientras en el ?frica subsahariana poco m¨¢s de 44% de la poblaci¨®n urbana cuenta con saneamiento b¨¢sico, lo que determina la probabilidad de contraer enfermedades como c¨®lera, diarrea, tifoidea, entre otras.
Igualmente, m¨¢s del 80% de las ciudades en las que se monitorea la calidad del aire presenta niveles de contaminaci¨®n por encima del m¨ªnimo aceptable de la OMS, lo que puede aumentar la mortalidad por enfermedades respiratorias, cardiovasculares, entre otras. Esa contaminaci¨®n est¨¢ estrechamente asociada a la motorizaci¨®n, actividades industriales, tratamiento de residuos, entre otros factores, que en conjunto plantean un reto formidable para mejorar los niveles de salud en las ciudades. M¨¢s a¨²n, el dise?o urbano y la disponibilidad de espacios p¨²blicos pueden afectar la actividad f¨ªsica de las personas y, por tanto, incidir en los niveles de sobrepeso y obesidad.
La Covid-19 dejar¨¢ lecciones que debemos tomar en serio. Es probable que en el futuro se presenten nuevas epidemias, por lo cual es oportuno que pensemos desde ahora en c¨®mo mitigar su impacto y qu¨¦ pueden hacer las ciudades para ello. Las crisis de salud p¨²blica anteriormente han marcado puntos de inflexi¨®n en la planeaci¨®n, el dise?o y la gesti¨®n urbana, como sucedi¨®, por ejemplo, a finales del siglo XIX en Barcelona, donde una grave crisis de c¨®lera asociada tanto a actividades industriales como a la insuficiencia de servicios b¨¢sicos y el hacinamiento, motivaron una reforma importante a las pol¨ªticas urbanas de la ¨¦poca. La pandemia actual, en consecuencia, representa una nueva oportunidad para repensar la manera en que coexistimos en una mundo cada vez m¨¢s urbanizado, en el que inevitablemente se presentar¨¢n nuevos desaf¨ªos de salud p¨²blica, pero en donde tambi¨¦n existen m¨²ltiples maneras de hacer de las ciudades espacios m¨¢s pr¨®speros y saludables. Es urgente, en suma, una discusi¨®n interdisciplinaria, concreta y visionaria mucho m¨¢s activa sobre la salud p¨²blica de y en las ciudades.
El autor es consultor en planeaci¨®n del desarrollo urbano y gesti¨®n de las ciudades y Maestro en Planeaci¨®n Urbana de la Universidad de Harvard. Email: fernando.granados@alumni.harvard.edu; Twitter: @fgranadosfranco
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