Amparo D¨¢vila, un rayo en un cielo oscuro y machista
En la obra de la escritora mexicana, fallecida este s¨¢bado, los personajes son mujeres, esposas, madres. Las an¨¦cdotas no son ¨¦picas, son cotidianas
Este s¨¢bado muri¨® Amparo D¨¢vila, una de las grandes escritoras latinoamericanas, en la Ciudad de M¨¦xico a los 92 a?os de edad. Naci¨® en 1928, en Pinos, Zacatecas, M¨¦xico. La muerte de su hermano menor la marc¨® cuando era ni?a y en ese tiempo hojeaba, aterrada y maravillada a la vez, los grabados de los demonios de Gustave Dor¨¦ en un ejemplar de La divina comedia que hab¨ªa en la biblioteca de su padre. Su familia se fue a vivir a San Luis Potos¨ª, all¨ª estudi¨® la secundaria y la preparatoria. Public¨® su primer libro de poemas a los 22 a?os, Salmos bajo la luna (1950). Le siguieron Meditaciones a la orilla del sue?o (1954) y Perfil de soledades (1954). Se mud¨® a la Ciudad de M¨¦xico en 1954, trabaj¨® como asistente de Alfonso Reyes en la capilla Alfonsina, a quien ella siempre le guard¨® respeto y cari?o. Fue contempor¨¢nea de Octavio Paz, Carlos Fuentes, Juan Rulfo, Elena Poniatowska, Margo Glantz y Julio Cort¨¢zar, con quien tuvo una larga amistad. Le¨ªa a los cl¨¢sicos y a sus contempor¨¢neos, y de esas lecturas de juventud la marc¨® Quiroga, Borges y especialmente Franz Kafka: ¡°En ¨¦l encuentro un gran acomodo; es decir, cuando leo a Kafka me siento en mi casa, rodeada por las cosas que conozco, que siento y sufro¡±. Empez¨® a escribir cuentos. Le interesaba el misterio, lo desconocido, el terror, lo fant¨¢stico fue su l¨ªnea. De esa ¨¦poca de juventud, Elena Poniatowska escribi¨®: ¡°Recuerdo que una vez en los cincuentas Amparo D¨¢vila me cont¨® que ya no quer¨ªa manejar porque sent¨ªa ¨Ccomo en los cuentos de terror¨C que su autom¨®vil la llevaba donde ¨¦l quer¨ªa, nunca d¨®nde ella ten¨ªa que ir. A medio camino ten¨ªa que obligarlo a regresar a su casa. Me pareci¨® una historia de pavor muy similar a la de sus libros y poes¨ªa. Me acompa?a la muerte, Elena.¡± Con un estilo sencillo, sus cuentos abarcan una amplia cantidad de personajes, cuyos temas son la muerte, la soledad, trastornos mentales, familias disfuncionales, matrimonios que son confinamientos. Atm¨®sferas de miedo enmarcadas en la vida diaria. Public¨® los libros de cuentos Tiempo destrozado (1959), M¨²sica concreta (1961), ?rboles petrificados (1977) y Con los ojos abiertos (2008).
En el contexto latinoamericano de su ¨¦poca, predominantemente masculino y heteropatriarcal, la obra de Amparo D¨¢vila sobresal¨ªa como sobresale en el presente por su mirada, historias en las que lo desconocido ocurre en espacio conocido, en las que el terror nace en casa. En sus cuentos, lo m¨¢s conocido es lo desconocido, y ese espacio tambi¨¦n es el cuerpo. El terror no ocurre afuera, tampoco es colectivo (a la Godzilla), no son historias en las que hombres resuelven casos de hombres (como pasa en la novela negra El complot Mongolo con su antecesor Sherlock Holmes). En otras palabras, no es un terror heteropatriarcal. En la obra de D¨¢vila, los personajes son tambi¨¦n mujeres, esposas, madres. Las an¨¦cdotas no son ¨¦picas, son cotidianas. Su b¨²squeda fue muy distinta a la de su ¨¦poca, como Octavio Paz buscando explicar lo mexicano o Carlos Fuentes retratando la inabarcable Ciudad de M¨¦xico. En El hu¨¦sped, un cuento breve y una obra maestra, el marido de la protagonista lleva a su casa un extra?o ente ¡°con ojos amarillentos, casi redondos¡±, cuando irrumpe el terror: ¡°Estaba peinando a mis ni?os cuando o¨ª el llanto del peque?o mezclado con extra?os gritos. Cuando llegu¨¦ al cuarto lo encontr¨¦ golpeando cruelmente al ni?o. A¨²n no sabr¨ªa explicar c¨®mo le quit¨¦ al peque?o y c¨®mo me lanc¨¦ contra ¨¦l con una tranca que encontr¨¦ a la mano, y lo ataqu¨¦ con toda la furia contenida por tanto tiempo.¡± En sus cuentos est¨¢ el deseo de escapar de lo cotidiano, porque lo cotidiano es el horror mismo. Adem¨¢s, suele haber ambig¨¹edad entre la ficci¨®n y la realidad, de modo que el horror se potencializa. Su obra tiene hijos y seguir¨¢ teniendo, como los libros Distancia de rescate (2014), de Samanta Schweblin; La cresta de Ili¨®n (2002, 2018), de Cristina Rivera Garza; La compa?¨ªa (2019), de Ver¨®nica Gerber Bicecci y Nuestra parte de la noche (2019), de Mariana Enr¨ªquez.
Hacia el final de su vida public¨® algunos poemas chiquitos, como a ella le gustaba llamarlos, y en el homenaje de sus 90 a?os ley¨® un texto in¨¦dito titulado Semblanza de mi muerte: ¡°Que no muera un d¨ªa nublado y fr¨ªo de invierno y me vaya tiritando de fr¨ªo y de miedo ante lo desconocido: ese mundo de sombras sin rostro que camina siempre a mi lado, o me aguarda al doblar la esquina y ese misterio insondable que no logramos develar y que angustia y perturba la existencia. Quiero irme un d¨ªa soleado de una primavera reverdecida llena de brotes y reto?os de p¨¢jaros y de flores a buscar mi Jard¨ªn del Ed¨¦n.¡± Amparo D¨¢vila se fue en un d¨ªa soleado de primavera reverdecida, pero el d¨ªa soleado ha tra¨ªdo la noche y el calor ha tra¨ªdo la lluvia, y su obra nos queda como un rayo en medio del cielo oscuro, iluminando.
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