Pactos de la Moncloa o mirar hacia adelante
El derecho a decir de los ciudadanos catalanes y la amnist¨ªa de sus dirigentes encarcelados siguen ah¨ª
A menudo se invocan los Pactos de la Moncloa como ejemplo de lo bien que se hizo aquella idealizada Transici¨®n. Seguro que hubo mucho pragmatismo y el margen de maniobra era el que era despu¨¦s de una dictadura de cuatro d¨¦cadas. Pero tan cierto es eso como que el pretexto del ruido de sables de militares nost¨¢lgicos o del b¨²nker de los poderes del estado, impidieron una renovaci¨®n profunda de las tecnoestructuras franquistas que mutaron para perpetuarse. La LOAPA armonizadora y centralizadora tambi¨¦n se apoy¨® en la asonada del 23F para limitar los avances en la descentralizaci¨®n del Estado. Para el establishment, fue el broche a un cierre de concesiones hacia las nacionalidades hist¨®ricas. De aquellos polvos, estos lodos.
Han tenido que pasar muchos a?os para que aquella idealizada e intocable Transici¨®n se haya podido cuestionar en el debate p¨²blico. Los republicanos catalanes y el soberanismo vasco ¡ªy una parte muy peque?a de la izquierda espa?ola¡ª lo hicimos en solitario durante d¨¦cadas. Cuestionarse las cosas acostumbra a ser un sano ejercicio de progreso, de buscar la mejora, de avanzar.
M¨¢s de 40 a?os despu¨¦s, es hora de soluciones y no de reediciones tuneadas de pactos que, con suerte, a la mayor¨ªa de catalanes ¡ªy espa?oles¡ª les pilla lejos generacionalmente. La historia nos sirve de pauta, de gu¨ªa. Pero cuando los estados tienden a mirar y aferrarse m¨¢s al pasado que a ofrecer un proyecto de futuro, el resultado suele ser un inmovilismo lampedusiano. Es por eso que en Catalu?a hace ya 10 a?os que la idea de un estado propio pas¨® a ser mayoritaria. Para muchos catalanes, hac¨ªa falta una alternativa a un Estado que no respond¨ªa ni a nuestros anhelos de modernidad ni a los beneficios pr¨¢cticos de estar espa?oles. So?¨¢bamos ¡ªy lo seguimos haciendo¡ª con un futuro de esperanza y progreso real para todos con independencia de nuestro origen o clase social.
La crisis de la covid-19 nos dejar¨¢ lecciones en todos los frentes. Sobre todo en que unos servicios p¨²blicos de calidad, bien pensados y dimensionados, son esenciales. Nuestros valores republicanos son eso: desde la igualdad y la equidad hacia la prosperidad. Si la prosperidad es para unos pocos, si la prosperidad no es sin¨®nimo de bienestar, si no es sin¨®nimo de bien com¨²n, a Esquerra Republicana no nos vale. No vamos a ser c¨®mplices ¡ªtampoco lo fuimos entonces¡ª de soluciones que beneficiaron a la minor¨ªa de siempre y que pagamos todos. Como en los parches de la crisis de 2008.
Y de la esperanza de un futuro mejor, con los valores republicanos en el centro, naci¨® el Proc¨¦s. A la mayor¨ªa de nosotros un estado propio, una rep¨²blica, nos vale para eso. No es una cuesti¨®n nost¨¢lgica ni de sentimentalismos. Queremos poder mirar hacia adelante y abrazar un horizonte de oportunidades. Por eso, la interrupci¨®n a la fuerza de la ilusi¨®n colectiva de lo que supuso el 1 de octubre no significa que el conflicto pol¨ªtico ya no exista. Existe y existir¨¢. La mesa de di¨¢logo y negociaci¨®n deber¨¢ reabrirse cuando la pandemia pase a un segundo t¨¦rmino. Por supuesto. Los conflictos no resueltos no se arreglan solos, se agravan. Ni Espa?a ni Catalu?a pueden permitirse vivir de espaldas 10 a?os m¨¢s sin buscar soluciones.
Y todo lo anterior no es excluyente con lo siguiente: el Gobierno de Pedro S¨¢nchez y Pablo Iglesias sabe que podr¨¢ contar con Esquerra Republicana para todo aquello que suponga dignificar la vida de la ciudadan¨ªa. Para aquellas pol¨ªticas sociales y econ¨®micas pensadas en beneficio de la mayor¨ªa. Para recordarle a Europa desde un territorio europe¨ªsta como Catalu?a que va contra su esp¨ªritu fundacional el ego¨ªsmo miope de algunos estados. Y para evitar cualquier nueva tentaci¨®n de pacto entre ¨¦lites que nos devuelva al inmovilismo de la Transici¨®n.
Pero este apoyo no servir¨¢ de nada si se sigue sin tratar la irresuelta cuesti¨®n catalana. Porque el derecho a decidir de los ciudadanos catalanes y la amnist¨ªa de sus dirigentes encarcelados en un juicio politizado siguen ah¨ª. El Gobierno de S¨¢nchez e Iglesias deber¨ªa ser valiente. Si esconde la cabeza bajo el ala o trata de contentar a una derecha pol¨ªtica, medi¨¢tica y judicial, la Espa?a azul se ver¨¢ reforzada en sus argumentos y buena parte de las fuerzas progresistas que propiciaron su investidura no podr¨¢n seguir viendo pasar el tiempo.
Hay tiempo si hay voluntad. Existen ventanas de oportunidad. El conflicto de naturaleza pol¨ªtica ya reconocido por escrito por el propio Gobierno, est¨¢ ah¨ª. Y teniendo presente que la mayor¨ªa parlamentaria y social en Catalu?a orbita alrededor del proyecto hacia la leg¨ªtima independencia. Har¨¢ falta determinaci¨®n y coraje para sentarse, dialogar y acordar. Queremos construir un horizonte de futuro pr¨®spero para los m¨¢s de 65.000 ni?os y ni?as que nacen en Catalunya cada a?o, m¨¢s que mirar a un pasado de cuatro d¨¦cadas. Para eso y para ser parte de la soluci¨®n, los republicanos catalanes estamos y estaremos sentados en la mesa.
Pere Aragon¨¨s i Garcia es Coordinador Nacional de Esquerra Republicana de Catalunya.
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