Los diques contra la desigualdad
Vamos a necesitar un talento excepcional para que no nos arrase la riada
El coronavirus incrementar¨¢ la desigualdad social. El consenso es casi un¨¢nime entre los economistas y va en el sentido contrario a otras pandemias del pasado, como la Peste Negra, que implicaron un reequilibrio de ingresos. La raz¨®n para ello es que la lucha contra el coronavirus implica sobre todo suspender actividades en las que se concentran los trabajadores con menos recursos.
Dado que los establecimientos que permanecer¨¢n m¨¢s tiempo cerrados al p¨²blico son los recreativos, los tur¨ªsticos, los del sector servicios¡ hablamos de empresas donde normalmente hay mayor precariedad y salarios m¨¢s bajos, por lo que se perder¨¢n m¨¢s empleos e ingresos. Por el contrario, aquellos que pueden desarrollar funciones de teletrabajo (con m¨¢s o menos normalidad) son los sectores m¨¢s intensivos en capital humano y tecnolog¨ªa, desde un trabajador p¨²blico hasta un docente o un asesor fiscal. Por lo tanto, los ciudadanos de m¨¢s ingresos tienen un nivel de exposici¨®n menor al riesgo.
De este modo, lo m¨¢s previsible es que en econom¨ªas muy dependientes del turismo o terciarizadas, como es el caso de Espa?a, se agrande la brecha y la polarizaci¨®n en t¨¦rminos de salarios. Desde la perspectiva productiva, adem¨¢s, no hay demasiadas dudas de que esta crisis servir¨¢ para impulsar din¨¢micas que la Cuarta Revoluci¨®n Industrial ya hab¨ªa puesto en marcha como, por ejemplo, el teletrabajo o la tecnificaci¨®n de tareas y procesos de las empresas. Si esto ya pod¨ªa traer consigo desigualdad salarial, la crisis de la Covid-19 a¨²n puede agrandarla m¨¢s.
El mercado de trabajo espa?ol, enormemente disfuncional, a¨²n empeorar¨¢ las cosas. As¨ª, aquellos que perdieron su empleo durante la Gran Recesi¨®n y que ni siquiera llegaron a recuperarse estos a?os volver¨¢n a acusar otro golpe. Entre estos colectivos merecen una menci¨®n especial las mujeres, que est¨¢n en esos sectores m¨¢s precarios, y los j¨®venes, que vuelven a ver truncadas sus expectativas. De hecho, ya son los primeros castigados: la mitad del empleo destruido hasta ahora ha sido de menores de 35 a?os. Y, por si fuera poco, el Estado de Bienestar espa?ol tiene poco margen fiscal para amortiguar la crisis y su dise?o sigue siendo poco redistributivo. Como es costumbre, su fuerte base contributiva volver¨¢ a proteger mejor a quienes menos lo necesitan.
Ante este escenario poco halag¨¹e?o, solo la agencia pol¨ªtica puede marcar la diferencia. Si algo traer¨¢ consigo esta crisis es que la cuesti¨®n redistributiva entre en la agenda por la puerta grande, de modo que construir coaliciones sociales amplias de los damnificados para traducirlo en pol¨ªticas p¨²blicas ser¨¢ el reto. Dec¨ªa Maquiavelo que la virtud serv¨ªa para embridar a la Fortuna como los diques controlaban el desbordarse de un r¨ªo. Vamos a necesitar un talento excepcional para que no nos arrase la riada.
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