Pandemia y detenci¨®n en la frontera de Estados Unidos y M¨¦xico
Los derechos y la salud de los migrantes deben protegerse frente a la covid-19. Las autoridades deben valorar otras alternativas m¨¢s all¨¢ de las detenciones por razones de salud y humanitarias

La crisis del coronavirus lamentablemente ha destapado los problemas relacionados con la desigualdad entre pa¨ªses y dentro de los mismos, as¨ª como la exclusi¨®n de los grupos m¨¢s vulnerables. La forma en que los l¨ªderes respondan a esta dif¨ªcil situaci¨®n de los sectores marginados de la sociedad determinar¨¢ la reputaci¨®n y el legado de los mismos.
En estos momentos, el presidente Trump y su administraci¨®n se enfrentan a una prueba vital, despu¨¦s de que un juez federal estableciera como fecha l¨ªmite el 6 de abril para explicar por qu¨¦ 7.000 ni?os migrantes detenidos y sus padres, considerados en riesgo de contraer el coronavirus, no pueden ser puestos en libertad en la frontera entre EE. UU. y M¨¦xico.
La continua detenci¨®n de migrantes por parte de la administraci¨®n de Trump provoc¨® una crisis sanitaria y de derechos humanos mucho antes de que el coronavirus llegara a sus costas. Ha sido en todo momento una pol¨ªtica cruel e injustificable, controlada por la pol¨ªtica c¨ªnica del populismo xen¨®fobo en lugar de tratar el desaf¨ªo de la migraci¨®n masiva en las Am¨¦ricas a trav¨¦s de un enfoque emp¨ªrico.
Las causas de la crisis de salud humanitaria fronteriza son muy diversas. La violencia delictiva y pol¨ªtica, agravada por las penurias econ¨®micas y la terrible pobreza, ha obligado a millones de personas de Am¨¦rica Central y Am¨¦rica Latina a abandonarlo todo, en busca de seguridad y asilo en los pa¨ªses vecinos.
M¨¢s de cuatro millones de personas han huido de Venezuela y cientos de miles han viajado desde el tri¨¢ngulo norte de Am¨¦rica Central ¡ªEl Salvador, Guatemala y Honduras¡ª a Estados Unidos.
En los ¨²ltimos a?os, los defensores de los derechos humanos, legisladores y expertos legales de Estados Unidos y otros pa¨ªses han denunciado incesantemente que las pol¨ªticas de separaci¨®n familiar, detenci¨®n infantil y repatriaci¨®n forzada de migrantes son incompatibles con las obligaciones y los amparos legales internacionales de los derechos humanos que se establecen en las leyes de Estados Unidos.
Actualmente, estas denuncias est¨¢n m¨¢s justificadas si cabe, principalmente porque la frontera entre EE. UU. y M¨¦xico se ha cerrado, excepto para los viajes esenciales, a causa del coronavirus, y su vigilancia se ha militarizado considerablemente. En tales circunstancias, muchos migrantes, incluidos ni?os, se enfrentan a extorsiones, violencia sexual, hambre, condiciones inhumanas en materia de detenciones y riesgos de abusos significativos en los refugios de M¨¦xico mientras esperan la celebraci¨®n del juicio en Estados Unidos. Todo esto tiene grandes repercusiones. Asimismo, se espera que dichos impactos negativos se sucedan durante d¨¦cadas, ya que el riesgo de los ni?os a padecer traumas provoca efectos perjudiciales particulares.
En el panorama actual, no es muy realista esperar que se produzca un cambio sustancial en la pol¨ªtica de inmigraci¨®n de EE.?UU. hasta despu¨¦s de las elecciones de noviembre. Pero eso no significa que los pol¨ªticos y los funcionarios puedan pasar por alto sus responsabilidades con arreglo a las leyes internacionales.
Si no paramos el sufrimiento durante las detenciones, el virus se extender¨¢ con facilidad entre la poblaci¨®n que tiene un acceso limitado a sanidad y servicios
Asimismo, la covid-19 es inmune a los calendarios pol¨ªticos. Si no paramos el sufrimiento durante las detenciones, se mantendr¨¢n los abusos y el virus se extender¨¢ con facilidad entre la poblaci¨®n que tiene un acceso limitado a sanidad y servicios.
Animo a que los responsables de las condiciones actuales en las que se encuentran los migrantes en la frontera de EE. UU. y M¨¦xico consideren las recomendaciones elaboradas por la Iniciativa de Salud Humanitaria Fronteriza, con sede en la Universidad de California, San Francisco. Tales recomendaciones proporcionan medidas pr¨¢cticas y de principios a corto, medio y largo plazo para tratar a los migrantes con justicia y dignidad, as¨ª como para abordar las causas fundamentales de los desplazamientos. Esto incluye ofrecer servicios sanitarios y esenciales a los migrantes a ambos lados de la frontera. En M¨¦xico, se debe implementar el acceso especial y los programas espec¨ªficos adecuados para las necesidades de las poblaciones, as¨ª como eliminar las barreras que limitan los servicios y los cuidados sanitarios b¨¢sicos.
En la medida de lo posible, las autoridades de EE. UU. y M¨¦xico deber¨ªan valorar otras alternativas m¨¢s all¨¢ de las detenciones, por razones de salud, humanitarias y de derechos humanos. Los ni?os no deben ser detenidos en ning¨²n caso por razones relacionadas con su situaci¨®n migratoria o la de sus padres, como qued¨® claramente establecido en la Declaraci¨®n de Nueva York para Refugiados y Migrantes acordada durante la Asamblea General de las Naciones Unidas de 2016.
Las medidas a medio plazo deben incluir esfuerzos para asegurar una atenci¨®n sanitaria continuada para grupos vulnerables, como los ni?os, en el cruce de fronteras, la supervisi¨®n externa de los sistemas sanitarios y de inmigraci¨®n, la mejora en la tramitaci¨®n de migrantes y el intercambio de mejores pr¨¢cticas, investigaciones y otra informaci¨®n de importancia entre organismos p¨²blicos y la sociedad civil.
Pero sin verdaderos esfuerzos para abordar las causas fundamentales de estas olas migratorias en todo el continente americano, como la pobreza end¨¦mica, la violencia pandillera, la trata de personas y la impunidad para quienes abusan de los derechos, las medidas anteriores seguir¨¢n siendo ¨²nicamente parches temporales.
Los momentos de crisis exigen liderazgo y sacan a relucir la arrogancia y la mala fe. Este es el momento ideal para que las personas inteligentes y bondadosas defiendan a los m¨¢s vulnerables y construyan un futuro m¨¢s seguro y saludable para todos.
Zeid bin Ra¡¯ad Zeid al-Hussein es diplom¨¢tico y ocup¨® el cargo de Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos entre 2014 y 2018. Es miembro de la organizaci¨®n The Elders, fundada por Nelson Mandela.
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