Horizontes de normalidad
Vivir sin una perspectiva temporal es no ya angustioso, sino probablemente imposible. Si no nos la da quien reconocemos como autoridad, montaremos nuestra propia estimaci¨®n
A los expertos y a los hacedores de pol¨ªticas les preocupa particularmente c¨®mo salir del problema en el que andamos metidos, pero a la ciudadan¨ªa le importa tanto eso como el cu¨¢ndo. Cu¨¢ndo podr¨¦ hacer mi trabajo bajo condiciones aceptables. Cu¨¢ndo podr¨¦ visitar a mis padres. Cu¨¢ndo podr¨¦ verme con mis amigos. Cu¨¢ndo podr¨¦ volver a la universidad, al instituto, al colegio, al parque, al bar.
Vivir sin horizonte temporal es no ya angustioso, sino probablemente imposible. Si no nos lo da una entidad que reconocemos como autoridad, montaremos nuestra propia estimaci¨®n aproximada con la informaci¨®n de que dispongamos. Esta tender¨¢ a ser peor, por incompleta, y estar¨¢ sujeta a los cambios constantes en la informaci¨®n que recibamos, que nos har¨¢n modificar nuestra previsi¨®n hasta que ¨¦sta no tenga valor alguno, y por tanto no pueda orientar nuestro comportamiento.
Ahora bien, para la autoridad producir un calendario tiene el mismo problema: si, con la mejor informaci¨®n existente en un momento dado, uno sit¨²a una fecha aproximada de regreso a la normalidad que luego no se cumple, el deterioro de expectativas es igual o incluso mayor que con el juego interno del gato y el rat¨®n. Pero si no lo hace, volvemos al punto de partida, sin gu¨ªa alguna.
En ausencia de punto orientativo al que anclar las expectativas futuras, el comportamiento hoy pasa a moverse por otras motivaciones, que van desde el miedo hasta el hartazgo pasando por el nihilismo, o las comprensibles necesidades, materiales o emocionales, de cada persona. As¨ª que nos encontramos ante un dilema sin respuesta infalible, pero al que conviene dar una. Quiz¨¢s la aproximaci¨®n m¨¢s razonable equivalga al truco que empleaba el fil¨®sofo Pascal con sus amigos ateos para convencerles de la conveniencia de creer en Dios y actuar en consecuencia: as¨ª la probabilidad sea baja y vaya a suceder en un futuro lejano, te conviene actuar como si fueses a terminar en el para¨ªso por el enorme beneficio que significar¨ªa una buena vida eterna. En este caso, podemos asegurar que la bendici¨®n (la vuelta a una normalidad, aunque no sepamos todav¨ªa cu¨¢l) se producir¨¢ en alg¨²n momento. Eso ya es una ventaja con la que no contaba Pascal. Ahora s¨®lo tenemos que a?adirle a ello una fecha que caiga en el lado pesimista del espectro razonable, que desde luego no cabe en 2020. Y prepararnos para el camino hasta ese cu¨¢ndo. @jorgegalindo
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