Confinamiento a la cubana: colas ¡®online¡¯ y pel¨ªculas estadounidenses
La epidemia de coronavirus ha vaciado el paseo mar¨ªtimo de La Habana, adonde la gente acud¨ªa a diario a pescar, a charlar o simplemente a perder el tiempo mirando al mar
La Habana se ha quedado sin malec¨®n, sin bulla, sin domin¨® en las calles. La epidemia de coronavirus ha vaciado el paseo mar¨ªtimo de la capital, adonde la gente acud¨ªa a diario a pescar, a charlar o simplemente a perder el tiempo mirando al mar y exorcizar de ese modo los problemas cotidianos. Por los ocho kil¨®metros de este gran div¨¢n urbano ya no pasan viejos descapotables norteamericanos llevando turistas, ni se ven borrachos y bohemios tomando ron, ni enamorados apretando al caer la tarde.
El ruido y la m¨²sica, antes omnipresentes en cualquier rinc¨®n de la ciudad, han cedido su lugar al silencio. Y es esta una sensaci¨®n extra?a. Han desaparecido de las aceras las improvisadas partidas de domin¨® a la sombra de un ¨¢rbol, los gritos de los pioneros en los parques, los piropos, la tomadera de cerveza en terrazas de paladares y timbirichis estatales, hoy cerrados.
Por el calor y por idiosincrasia los cubanos siempre han vivido de cara a la calle. El toqueteo, el contacto, los abrazos y los besos son en esta isla modos de relacionarse tanto o m¨¢s que las palabras. Pero resulta que ya no. ¡°Por este cochino virus¡± ¡ªas¨ª lo defin¨ªa una vecina del popular barrio de Jes¨²s Mar¨ªa¡ª se impone el ¡°distanciamiento social¡± y se aparca el manoseo, algo que en Cuba y en todo el Caribe se lleva fatal.
Desde que se detect¨® el primer enfermo en la isla, hace 55 d¨ªas, han fallecido 69 personas, se han realizado 57.700 pruebas diagn¨®sticas y confirmado 1.685 casos. Las cifras no son elevadas de momento y, aunque no se ha decretado una cuarentena nacional obligatoria, las medidas para lograr el aislamiento social son cada vez m¨¢s severas y hasta se ha suspendido todo el transporte p¨²blico. Se recomienda ¡ªpor las buenas, y tambi¨¦n a la brava¡ª el autoconfinamiento, cosa nada sencilla en un pa¨ªs donde el acceso a Internet es limitado y el desabastecimiento, draconiano, con su secuela de largas colas en los comercios.
El confinamiento a la cubana tiene sus cosas. Se pide a la gente que se quede en casa, pero la mayor¨ªa no tiene wifi en el domicilio ni tarifa plana de datos en el m¨®vil, y as¨ª no hay Neflix ni plataforma que valga para embrutecerse y pasar el rato. Por suerte, gracias a la proverbial inventiva cubana, por un d¨®lar se puede acceder al ¡°paquete¡±, una selecci¨®n pirata de un terabyte de contenidos audiovisuales que semanalmente te lleva a casa un propio en un disco duro. El ¡°paquete¡± es toda una instituci¨®n e incluye una amplia selecci¨®n de pel¨ªculas, series y materiales de entretenimiento, en su mayor¨ªa made in USA. Gracias a este servicio privado ¡ªalegal pero tolerado¡ª que fue inventado hace a?os por unos espabilados, millones de cubanos pueden ver en sus hogares los ¨²ltimos estrenos del mundo mundial.
En Cuba tampoco hay televisi¨®n por cable tipo capitalista, si bien en muchos barrios de La Habana no pocas familias est¨¢n conectadas a un sistema pirata de antenas clandestinas en el que se ven algunos contenidos ¡ªp¨¦simos¡ª de Miami. Parad¨®jicamente, los canales de la televisi¨®n estatal no son una mala opci¨®n gracias al bloqueo norteamericano, pues como no hay que pagar derechos de emisi¨®n emiten muchas pel¨ªculas, incluidas las ¨²ltimos ganadoras de los Oscar ¡ªen las ¨²ltimas semanas pasaron Par¨¢sitos, 1917 y Jojo Rabbit¡ª, pero tambi¨¦n mucha morralla de acci¨®n. Aunque el diario oficial Granma ha criticado en m¨¢s de una ocasi¨®n ¡°los valores¡± poco revolucionarios que destilan estos telefilmes, como son gratis, pase.
Con los colegios cerrados, las ¡°teleclases¡± se han impuesto. En la isla desde hace tiempo funcionan dos canales educativos en televisi¨®n, que en estos d¨ªas programan, por grados, las diversas asignaturas de los cursos, incluidas materias de la ense?anza superior. Estos canales conviven con el resto, de modo que, en determinados horarios, si uno zapea?lo mismo puedes encontrarte con una regla de tres, que una formula qu¨ªmica, o dibujos animados y una comedia rom¨¢ntica, lo cual a veces provoca conflictos de intereses de dif¨ªcil soluci¨®n.
Pasar el rato en casa ¡°no es f¨¢cil¡±, como dicen los cubanos. Dado el problema de Internet y el precario estado de muchas viviendas ¡ªseg¨²n un estudio, m¨¢s del 50% de los domicilios en La Habana se encuentran en estado regular o malo¡ª, a lo que se suma la ola de calor de estos d¨ªas, cuando los term¨®metros han llegado a los 34 y 35 grados, permanecer acuartelados es una opci¨®n heroica. Pero lo que m¨¢s atenta contra el autoconfinamiento al que se exhorta es, sin duda, la escasez, que obliga a salir a diario a la calle buscar comida y productos de primera necesidad.
El desabastecimiento provoca grandes colas, colas de horas, colas que a veces son dobles, o triples, la cola del pollo, la del detergente, la de la harina o la de la mantequilla. Son colas con vida propia, algunas que comienzan de madrugada, con ¡°rotaciones¡±, rotadores ¡ªy acaparadores merodeando¡ª, otras con turnos y polic¨ªa vigilantes para que no se formen broncas y que la gente mantenga la distancia. Las hay al sol y a la sombra, y tambi¨¦n colas kilom¨¦tricas que algunos han bautizado con una categor¨ªa muy elocuente, ¡°colas de p¨¢nico-terror¡±, adem¨¢s de que, en la mayor¨ªa de los casos, cuando encuentras lo que necesitas se vende de modo racionado, por lo cual no se puede ni acumular para atrincherarse en casa.
Las autoridades reconocen que estas aglomeraciones son uno de sus mayores problemas en la lucha contra la propagaci¨®n de la covid-19, y tratan de descentralizar los puntos de venta y repartir lo poco que se tiene a trav¨¦s de las bodegas estatales por las que se distribuyen los productos de la cartilla de racionamiento. El Gobierno asegura que el embargo norteamericano hace la situaci¨®n todav¨ªa m¨¢s cr¨ªtica y pide el levantamiento de las sanciones.
Ante la dificultad de aplacar las colas, hace algunas semanas trat¨® de organizarse en la isla un sistema de venta on line en algunas tiendas y la corporaci¨®n estatal CIMEX habilit¨® un sistema de reparto a domicilio llamado tuenvio.cu. El resultado fue fatal. Cuando te met¨ªas a las p¨¢ginas, no abr¨ªan, cuando abr¨ªan, las ofertas eran muy limitadas o era casi imposible completar el pedido, cuando lo completabas, se ca¨ªa Internet. Salvados ya todos estos problemas, lo de? tuenvio.cu. era un entuerto todav¨ªa peor, hasta el extremo que el propio presidente, Miguel D¨ªaz-Canel, critic¨® en tono serio en televisi¨®n que muchas ¡°personas llevan varios d¨ªas con solicitudes y pedidos y todav¨ªa la plataforma no ha sido capaz de darles respuesta¡±, admitiendo que esto ¡°ha creado disgusto¡± y le ¡°ha quitado credibilidad¡± a la iniciativa.
Un usuario dec¨ªa con retranca: ¡°Cuba siempre ha sido el para¨ªso de las colas, pero ahora s¨ª que nos la comimos: hemos inventado la cola on line¡±. Y encima hoy uno ni puede ir al malec¨®n a charlar un rato y olvidar las penas.
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