Dos d¨ªas m¨¢s y uno en Filadelfia
Si en noviembre se deshacen de Trump, recobrar¨¢n el prestigio y tal vez vuelvan a ser un pa¨ªs fiable. Pero eso no est¨¢ asegurado
Tambi¨¦n hab¨ªa ido a Nueva York a presentar la edici¨®n americana de mi novela As¨ª empieza lo malo, t¨ªtulo que a partir de entonces se convirti¨® en el tema central de las entrevistas y charlas que me hab¨ªan programado. Los periodistas lo ve¨ªan premonitorio y exacto, aunque proceda de una cita ambigua de Hamlet. Esto lo cont¨¦ aqu¨ª en su d¨ªa: a la ma?ana siguiente estaba citado con un joven, Blitzer (su nombre asociado a la victoria del mal que empezaba), quien apareci¨® asustado y deprimido. Le vino bien hablar de literatura, record¨® que hab¨ªa cosas en las que Trump no entraba. Por la tarde fui a Brooklyn, y el jueves 10 viaj¨¦ en tren a Filadelfia con Mar¨ªa Lynch, mi agente. Una jornada muy rara, con el p¨²blico consternado y yo sin poder fumar m¨¢s que en un callej¨®n repugnante destinado a los transgresores. Esa ciudad tiene un buen museo, con uno de mis cuadros favoritos (lo utilic¨¦ en la cubierta de una traducci¨®n m¨ªa) que nunca, me temo, alcanzar¨¦ a ver ¡°en persona¡±. El viernes 11 lo pas¨¦ en Nueva York con otros compromisos. Todo hab¨ªa cambiado desde mi llegada, y en el este no se percib¨ªa ninguna alegr¨ªa, s¨®lo tristeza y encogimiento justificados.
Los pa¨ªses que caen bajo las garras de un dictador o de un r¨¦gimen totalitario por un golpe de Estado o por una revoluci¨®n o una guerra, provocan enorme l¨¢stima y uno se siente compadecido de su suerte. La ¨²nica ventaja de esas situaciones (si la palabra ¡°ventaja¡± es admisible) es que la visi¨®n que uno tiene de ese pa¨ªs no se ve afectada, ni su estima, ni su admiraci¨®n cuando toca. Otro asunto son las naciones que eligen a un d¨¦spota libremente, y vivimos una inesperada ¨¦poca en la que eso ocurre con frecuencia: Turqu¨ªa, Venezuela, Polonia, Hungr¨ªa, Rusia, Filipinas, Nicaragua, el Brasil, M¨¦xico, la India y hasta Gran Breta?a¡ En ellas gobiernan sin cortapisas los egoc¨¦ntricos y autoritarios Erdogan, Maduro, Duda, Orb¨¢n, Putin, Duterte, Ortega y Murillo (cu¨¢ntas ¡°industrias conyugales¡± nefastas, a imagen y semejanza de los pioneros Per¨®n y Evita), Bolsonaro, L¨®pez Obrador, Modi, Johnson, respectivamente, y todos est¨¢n ah¨ª por decisi¨®n de los votantes. M¨¢s dif¨ªcil es achacarles culpa en la China y en Cuba, porque all¨ª no hay verdaderas ni aparentes elecciones. En los Estados Unidos Trump lleva casi cuatro a?os al mando por un sistema electoral disparatado y por la voluntad de sus paisanos. ¡°Se han suicidado¡±, le dije al joven Blitzer en el Frick, donde nos encontramos. Ni siquiera las maravillosas pinturas de ese comedido museo nos sacaron del abatimiento.
No cabe tenerles l¨¢stima a esos pa¨ªses, como no cupo ten¨¦rsela a Alemania durante el hitlerismo, escogido al principio en buena medida y despu¨¦s acatado y vitoreado, con ramificaciones en Croacia, Hungr¨ªa, Ucrania, parte de Noruega y Francia, y por supuesto en Espa?a e Italia. Pero Trump ser¨¢ pasado alg¨²n d¨ªa, como lo ser¨¢n Bolsonaro y los otros criminales en potencia o consumados. Hemos visto acontecimientos que parec¨ªan imposibles, como la ca¨ªda de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, de la China de Mao y la instauraci¨®n de una democracia duradera en Espa?a, que ahora quiere derribar nuestra falsa izquierda, taimada, reaccionaria y regresiva. Trump podr¨ªa ser pronto pasado, de aqu¨ª a cuatro meses o menos. El da?o que sin embargo ha infligido a su pa¨ªs (por no hablar del mundo) costar¨¢ remediarlo. Yo no entiendo que todav¨ªa haya millones de espa?oles reverenciosos de cuanto de all¨ª proviene, sean pel¨ªculas, series, novelas, ensayos, corrientes de opini¨®n, costumbres, modas o histerias. Evidentemente hablo s¨®lo por m¨ª (como siempre), pero desde que el Mu?ec¨®n fue elegido, nada de lo que se origine en su patria me merece a priori cr¨¦dito ni confianza. Claro que hay excepciones, faltar¨ªa m¨¢s, pero lo m¨¢s tr¨¢gico de estos gobernantes (lo digo en alusi¨®n a la cita de Wilde ¡°La amistad es mucho m¨¢s tr¨¢gica que el amor: dura m¨¢s tiempo¡±) es el desprestigio generalizado que arrojan sobre sus gobernados. De eso los pa¨ªses tardan en recuperarse, y la prueba es la mism¨ªsima Espa?a: aunque nunca elegimos a Franco, hubimos de permanecer en un interminable purgatorio. ?Cu¨¢ndo se empezaron a traducir con naturalidad nuestros libros, o se apreci¨® nuestro cine? En los a?os 80, no antes, con escasas salvedades. Lo que aqu¨ª se creaba no interesaba por principio (injustamente), ¨¦ramos una naci¨®n muy manchada. Los Estados Unidos son una potencia en todos los ¨¢mbitos, y resulta imposible borrar sus grandes logros cinematogr¨¢ficos, literarios, musicales y hasta pol¨ªticos de otros tiempos (aunque no falten los cretinos que lo intentan desde dentro y fuera). Si en noviembre se deshacen de Trump, y de sus derivaciones a derecha e izquierda (tambi¨¦n la izquierda se ha trumpificado al combatirlo con intransigencia y arbitrariedad mim¨¦ticas), recobrar¨¢n el prestigio y tal vez vuelvan a ser un pa¨ªs fiable. Pero eso no est¨¢ asegurado; ni siquiera por su mort¨ªfera negaci¨®n del coronavirus. En el noviembre que rememoro, pocos cre¨ªan que fuera a ser Presidente semejante eg¨®latra malsano la v¨ªspera de las elecciones, como relat¨¦ hace una semana. Un segundo mandato suyo ser¨ªa una calamidad no definitiva, porque nada lo es. Pero casi. Buen agosto.
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