Qu¨¦ ha sido de los poblados de colonizaci¨®n de Franco que algunos quieren volver a ocupar
Un fotolibro recoge la investigaci¨®n de dos arquitectos y fot¨®grafos que han recorrido estas colonias durante tres a?os: "Tienen muchas de las caracter¨ªsticas que se reclaman tras la pandemia"
Formar parte del legado franquista ha dificultado su reconocimiento nacional e internacional, pero lo cierto es que la creaci¨®n de m¨¢s de 300 poblados en Espa?a durante la dictadura para impulsar la agricultura supuso, en algunos aspectos, un ¨¦xito. Tambi¨¦n es verdad que este proyecto de colonizaci¨®n ya fue contemplado desde la Ilustraci¨®n hasta las reformas agrarias de la II Rep¨²blica, aunque finalmente se llevara cabo durante uno de los mayores periodos de escasez y autarqu¨ªa del pa¨ªs.
El fotolibro Habitar el Agua. La colonizaci¨®n en la Espa?a del siglo XX? (Ed. Turner, 2020), de los fot¨®grafos y arquitectos Ana Amado (Ferrol, 45 a?os) y Andr¨¦s Pati?o (A Coru?a, 54 a?os), repasa la vida de estos pueblos y profundiza en su planteamiento urbano y en sus dise?os innovadores de vivienda. Como se?alan los autores, el modelo habitacional de estos asentamientos ha cobrado otra lectura con la pandemia.
Aunque nacieron bajo el mismo programa tutelado por el Instituto Nacional de Colonizaci¨®n (INC) del r¨¦gimen franquista, los poblados de colonizaci¨®n, creados en torno a las principales cuencas hidrogr¨¢ficas del pa¨ªs, no se concibieron homog¨¦neamente y tampoco han evolucionado de la misma forma.
En la actualidad, se ven ejemplos como Esquivel, situado a 14 kil¨®metros de Sevilla y que hace de zona dormitorio de la capital andaluza; otros pueblos se han convertido en refugios vacacionales, como Villalba de Calatrava (Ciudad Real), donde la mayor¨ªa de sus viviendas son segundas residencias; y otros han sufrido los efectos de la despoblaci¨®n rural de las ¨²ltimas d¨¦cadas como La Vereda (C¨®rdoba).
Testigo de ello son los autores de este fotolibro ¨Crecientemente seleccionado para el premio Mejor Libro del A?o de PhotoEspa?a 2020¨C que recorrieron durante tres a?os una treintena de estos pueblos. Lo hicieron movidos por la arquitectura experimental que en ellos a¨²n se observa, desarrollada por arquitectos que m¨¢s tarde se convertir¨ªan en figuras relevantes como Alejandro de la Sota, Jos¨¦ Luis Fern¨¢ndez del Amo, Jos¨¦ Antonio Corrales, Antonio Fern¨¢ndez Alba o Fernando de Tera?n. Estos dos ¨²ltimos comparten, junto a otros autores, sus impresiones sobre el proyecto del INC en Habitar el Agua. El fotolibro tambi¨¦n muestra el desarrollo del Agro Pontino, un plan similar llevado a cabo en la Italia de Mussolini de los a?os treinta.
¡°Los dirigentes del INC se rodearon inteligentemente de talento y de esa forma se proyect¨® un modelo de viviendas y otros edificios que beb¨ªan directamente de los postulados del racionalismo europeo, teniendo en cuenta su funcionalidad¡±, explica Pati?o. As¨ª naci¨® un tipo de estructura pensada para los colonos y su vida agraria. ¡°Todas las colonias se articulan en torno a una plaza donde se encontraban el ayuntamiento, la iglesia, el m¨¦dico, la escuela¡ Luego se expand¨ªan hacia el caser¨ªo de viviendas y, en las afueras, se encontraban las parcelas de cultivo¡±, explica Amado. ¡°Se ten¨ªan en cuenta las distancias que ten¨ªan que recorrer los agricultores, e incluso se llegaron a proyectar calles solo para carros y tractores¡±, a?ade.
Lo que podemos aprovechar de las colonias en la era poscovid
La arquitecta y fot¨®grafa destaca la revisi¨®n del programa de colonizaci¨®n tras los efectos de la pandemia y el confinamiento. Estos asentamientos presentan caracter¨ªsticas que precisamente se est¨¢n reclamando en la actualidad. ¡°El dise?o de estas viviendas se basaba en la flexibilidad de sus estancias y en su amplitud (normalmente eran para familias numerosas); se utilizaban materiales locales para su construcci¨®n, un buen ejemplo de la arquitectura sostenible que centra muchos de los debates de ahora¡±, a?ade Amado.
Estas viviendas serv¨ªan como c¨¦lulas de producci¨®n, en ellas se hac¨ªa todo: se viv¨ªa y se trabajaba. ¡°Que es lo que pretendemos ahora que se est¨¢ potenciando el teletrabajo¡±, dice la arquitecta, que cree que, en los casos en los que el estado de estos pueblos sea de semiabandono, ¡°se deber¨ªan intervenir para ser habitados de nuevo¡±.
M¨¢s de 55.000 familias fueron movilizadas a estos poblados desde los a?os cuarenta hasta los setenta. En Habitar el Agua, Amado y Pati?o tambi¨¦n les toman el pulso a los colonos, arraigados a estas tierras tras m¨¢s de medio siglo. ¡°Ese tipo de vida, cercana y en conexi¨®n con la naturaleza, puede ser un reclamo para muchas personas que quieren huir de la individualidad de las ciudades. Quiz¨¢s estemos en los albores de una vuelta al campo, siempre que se mejoren las infraestructuras y los servicios¡±, dice la fot¨®grafa.
Adem¨¢s de la arquitectura experimental, los autores del fotolibro reivindican el arte contempor¨¢neo que se deja ver de manera ins¨®lita en muchas de sus construcciones, como la iglesia de Villalba de Calatrava (1955), de Jos¨¦ Luis Fern¨¢ndez del Amo, y en su interior el viacrucis del escultor Pablo Serrano; o el campanario de Llanos del Sotillo, en Ja¨¦n, de Jos¨¦ Antonio Corrales. ¡°Aunque sin duda el buque insignia del INC fue Vegaviana (C¨¢ceres) en su conjunto, que lleg¨® incluso a ser reconocido por la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica en un congreso de arquitectos de 1958¡±, cuenta Pati?o.
Precisamente algunos de los poblados de colonizaci¨®n de Extremadura son los m¨¢s activos en la reivindicaci¨®n de este patrimonio arquitect¨®nico de Espa?a, promoviendo visitas tur¨ªsticas. ¡°Eso tambi¨¦n puede ser una forma de descentralizar el turismo de las ciudades, de crear m¨¢s empleo y de atraer a m¨¢s gente a estos pueblos, cuyos modelos habitacionales se han demostrado muy efectivos¡±, concluye Amado.
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