Urbes ¡®poscovid¡¯ (I): nueve ciudades baratas a las que te puedes ir a vivir en Espa?a si trabajas en una gran capital

Desde que empez¨® el apocalipsis se han compartido toda clase de hip¨®tesis sobre c¨®mo ser¨¢ el mundo al d¨ªa siguiente de que pase el terror, pero casi todas son especulaciones no muy distintas a las que plantea un novelista de ciencia-ficci¨®n. Todo lo que se escriba ahora sobre el futuro corre un alt¨ªsimo riesgo de ser refutado. Los datos son tan cambiantes que no sirven para hacer ninguna proyecci¨®n fiable. A veces, simplemente, no hay datos.

Con la anuencia de algunos expertos en el mercado inmobiliario (que, con una ca¨ªda tan aparatosa de sus cifras, qui¨¦n sabe por d¨®nde tirar¨¢ cuando se recupere), se ha especulado, por ejemplo, con una reversi¨®n de los ¨¦xodos rurales, es decir, con un llenado de la Espa?a vac¨ªa. Frente a unas megaciudades saturadas donde los virus se expanden como llamaradas sobre gasolina, el campo se plantea como una alternativa apetecible para una vida con menos contacto social y m¨¢s hogare?a.

Me temo que esto es la expresi¨®n de un deseo antes que una predicci¨®n con sustento, porque los pueblos peque?os van a seguir teniendo los mismos inconvenientes que los llevaban a vaciarse, seguramente agravados. Sin embargo, hay un tipo de ciudad, que empezaba a sufrir una enorme crisis antes de la pandemia, pero que podr¨ªa resultar muy atractiva para quienes busquen una vida m¨¢s tranquila, m¨¢s barata y adaptada a la medida humana.

Las capitales de provincia del interior y las ciudades medianas fueron el mayor triunfo urban¨ªstico de la democracia. En pocos a?os pasaron de ser ¡°burgos podridos¡± semiabandonados y culturalmente atrasados a convertirse en ciudades amables, bellas, con una alta calidad de vida y una oferta cultural y de ocio muy nutrida. Sin embargo, tras la crisis de 2008 asom¨® una decadencia expresada en p¨¦rdida de poblaci¨®n y envejecimiento. Ahora, su atractivo para una sociedad que teletrabaja y teme las aglomeraciones se ha reactivado. Sobre todo, porque, a diferencia de los pueblos peque?os, disponen de servicios de calidad (colegios y hospitales) y buenas telecomunicaciones. Aunque no todas tienen el mismo sex-appeal: solo las que cuenten con una buena conexi¨®n con los centros econ¨®micos, de los que los profesionales terciarios no pueden distanciarse mucho, por m¨¢s que instalen la oficina en su casa, sufrir¨¢n o se beneficiar¨¢n de ese presunto ¨¦xodo de vuelta.

Se trata de una tendencia que ya asomaba: la presi¨®n inmobiliaria, sobre todo de los precios de alquiler, hab¨ªa empujado a los cuadros medios de las empresas y a lo que antes se llamaba profesionales liberales a barrios y ciudades dormitorio cada vez m¨¢s alejados del centro de las metr¨®polis, llegando poco a poco a ciudades situadas a m¨¢s de 100 o 200 kil¨®metros. Algunos hacen el trayecto diario de ida y vuelta, pero muchos alternan el teletrabajo con uno o dos viajes a la semana, viviendo con un pie en su lugar de trabajo y otro en su residencia. El gasto en transporte se compensa con un precio de la vivienda (y del coste de la vida, en general) muy inferior al de las grandes capitales. Se puede pensar, sin temor a errar mucho el tiro, que la pandemia acelerar¨¢ este peque?o ¨¦xodo y afectar¨¢ a ciudades que, hasta ahora, estaban libres de ¨¦l.

He elegido cuatro ¨¢reas urbanas muy densamente pobladas para especular sobre algunos posibles ¨¦xodos de vuelta.

?rea de Madrid

La congestionad¨ªsima Comunidad de Madrid se desbord¨® hace a?os por Guadalajara y Toledo. La primera, al final del llamado Corredor del Henares, est¨¢ integrada en el alfoz del Gran Madrid y son muchos los vecinos que trabajan en la capital. El caso de Toledo es menos acusado, pero desde la llegada del AVE en 2005, muchos han dado el paso. En Castilla y Le¨®n, la ciudad de Segovia tambi¨¦n funciona como dormitorio para algunos.

Hay tres nuevas ciudades candidatas a recibir madrile?os en este nuevo mundo: Ciudad Real, Valladolid y Talavera de la Reina. Las dos primeras tienen AVE, una ventaja decisiva con respecto a la tercera, que es, parad¨®jicamente, la m¨¢s cercana a Madrid. Ciudad Real, con 75.000 habitantes, tiene el tama?o de un pueblo con los servicios de una capital de provincia, incluyendo una universidad y una red de centros de ense?anza de calidad. En general, la capital saca buena nota en casi todos los indicadores de desarrollo sostenible que eval¨²a la Agenda 2030, salvo en la categor¨ªa ¡°trabajo decente y crecimiento econ¨®mico¡±. Los precios de alquiler, adem¨¢s, son de los m¨¢s bajos de Espa?a: tres veces menos que los de Madrid.

El alquiler en Valladolid cuesta menos de la mitad que en Madrid, pero sus 300.000 habitantes y su calidad de capital de facto ¨Caunque no est¨¦ declarada como tal¨C de comunidad aut¨®noma hacen de ella un centro muy atractivo por su vida social y de ocio. Punt¨²a algo peor que Ciudad Real en los indicadores de desarrollo sostenible, pero sigue arrojando una gran calidad de vida.

Talavera de la Reina es muy parecida a Ciudad Real en poblaci¨®n, indicadores de desarrollo y precio de alquiler, pero le falla el transporte por ferrocarril. No es recomendable para quien no tenga coche o no le guste conducir.

?rea de Barcelona

Como en Madrid, los atascos diarios atestiguan que la presi¨®n demogr¨¢fica de Barcelona se extiende muchos kil¨®metros m¨¢s all¨¢ de sus l¨ªmites municipales y los de su alfoz, que es ampl¨ªsimo y con una alta densidad de poblaci¨®n: el 45% de los catalanes vive en la capital y su ¨¢rea metropolitana, por lo que quienes quieran huir de su bullicio y de sus precios, deben poner tantos kil¨®metros por medio como un madrile?o. Tarragona al sur y Girona al norte ya est¨¢n tomados, as¨ª que lo m¨¢s sensato es mirar hacia el interior, fundamentalmente a Lleida y Zaragoza, muy bien conectadas por AVE.

Con unos 135.000 habitantes y unos indicadores relativamente altos en los objetivos de desarrollo sostenible, Lleida es una ciudad que conserva un grato aire provinciano y moderno a la vez. La vivienda es 2,5 veces m¨¢s barata que en Barcelona, y la red de centros de ense?anza, incluida la universidad, punt¨²a bien en los ¨ªndices de la agenda 2030.

Muy distinto es Zaragoza, que con 665.000 habitantes compite con Sevilla por la cuarta posici¨®n entre las ciudades m¨¢s pobladas de Espa?a. Hist¨®ricamente, ha exportado j¨®venes a Madrid y Barcelona, pero no ser¨ªa del todo extra?o que algunos hicieran el camino de vuelta, atra¨ªdos por unos alquileres que cuestan la mitad que en Barcelona y una oferta cultural y de ocio m¨¢s cercana a la de una gran capital que a la de una peque?a ciudad de provincias.

?rea de Vizcaya

Tanto en segundas residencias como en primeras, los atascos de la A-8 en Castro Urdiales dan fe de que Vizcaya se desbord¨® hace tiempo en las comunidades lim¨ªtrofes. El Gran Bilbao se mete en Cantabria y echa redes en la provincia de Burgos. Es dif¨ªcil que se extienda mucho m¨¢s all¨¢ mientras no mejoren los transportes, pues no hay AVE y muchas autopistas son de peaje, car¨ªsimas para desplazamientos diarios. Aun as¨ª, tanto Burgos como Logro?o son candidatas ideales para recibir exiliados bilba¨ªnos.

Las dos ciudades son muy parecidas en poblaci¨®n (175.000 habitantes tiene Burgos y 150.000, Logro?o), servicios, indicadores de calidad de vida y renta (alta, en torno a 25.000 euros per c¨¢pita). Sus alquileres est¨¢n a la par, a un poco m¨¢s de la mitad que los de Bilbao, y la distancia es similar.

?rea de Valencia

La movilidad dentro de la Comunidad Valenciana, especialmente en la provincia de Valencia, es alt¨ªsima. Aunque la mitad de los valencianos vive en la capital y las ciudades de su alfoz, es muy frecuente el caso de trabajadores que viven a m¨¢s de 50 o 100 kil¨®metros de su puesto de trabajo y van y vienen de la capital a sus pueblos (sobre todo, costeros) a diario. Pese a que las tensiones demogr¨¢ficas son mucho menores que en Madrid o Barcelona, Teruel o Albacete pueden ser refugios (eso s¨ª, mucho m¨¢s hipot¨¦ticos que los de otras ¨¢reas), sobre todo, porque una parte notable de la poblaci¨®n valenciana desciende de la emigraci¨®n de esas provincias, y los v¨ªnculos con ellas son lo bastante fuertes como para propiciar caminos de vuelta.

Teruel es, junto con Soria, la bandera de la Espa?a vac¨ªa. Punt¨²a relativamente bajo en muchos de los indicadores de desarrollo sostenible, incluida la educaci¨®n y la sanidad, lo que la hace, a priori, poco atractiva. Est¨¢, adem¨¢s, muy mal comunicada. Su ¨²nico punto fuerte es el precio de la vivienda, un tercio m¨¢s barato que en Valencia. Albacete, en cambio, con una conexi¨®n con AVE y 170.000 habitantes tiene una gran calidad de vida y unos precios de alquiler muy parecidos a los de Teruel.