Los duelistas
Nuestras instituciones merecen un cuerpo dedicado en exclusiva a los lances de honor

Durante la segunda mitad del siglo XIX, las diferencias de opini¨®n con la prensa se dirim¨ªan en los campos del honor. Cuenta Rafael Cansinos Assens en sus memorias que los periodistas eran retados a duelo con tanta frecuencia que algunas redacciones habilitaron peque?os salones de esgrima para entrenar al personal. En Francia se lleg¨® al punto de contratar a dos directores titulares: uno real, ocupado en dirigir el peri¨®dico; y un especialista en espada y pistola para lidiar con los lectores quisquillosos.
Salvando las distancias, creo que hoy nos beneficiar¨ªamos de un esquema similar. En este caso no se trata de poner a un sicario al frente de la secci¨®n de Opini¨®n, sino de establecer una divisi¨®n del trabajo entre profesionales y duelistas: aquellos resolviendo problemas y estos opinando sobre ellos.
Imaginen este juego de espejos en el Parlamento. Mientras que en la secci¨®n de figurantes los diputados Casado, Lastra, Espinosa o Echenique se baten a bo?igazos y jalean a sus redes, un pu?ado de profesionales se dedicar¨ªa a discutir durante unos d¨ªas el Pacto sobre Migraci¨®n y Asilo propuesto por la Comisi¨®n Europea. Nos jugamos en este acuerdo el alma de la UE y algunos intereses cr¨ªticos de Espa?a, pero sus se?or¨ªas no han encontrado un minuto para sentarse a leerlo y pedir cuentas a un gobierno que se dispone a hacer lo que le salga de los bembels.
Las familias podr¨ªan designar a sus propios duelistas, con un chat exclusivo de cuatro o cinco cu?ados d¨¢ndose candela sobre la base de rumores bien confirmados. En las trincheras patri¨®ticas, Torra y D¨ªaz Ayuso desplegar¨ªan p¨²blicamente su justo enfado, mientras alguien en sus gobiernos trabaja discretamente contra la pobreza infantil. Catalu?a y Madrid eran antes del coronavirus regiones de alto voltaje en este ¨¢mbito, con tres de cada diez ni?os en riesgo de pobreza y exclusi¨®n. ?C¨®mo creen que seguir¨¢n las cosas, ahora que la pandemia ha incrementado un 32% el n¨²mero de hogares espa?oles sin ingresos y con hijos a cargo?
Exti¨¦ndase la medida a peri¨®dicos, radios y televisiones. Subvenci¨®nese a hordas de duelistas para que vomiten su opini¨®n sobre cualquier asunto cient¨ªfico, econ¨®mico o pol¨ªtico que les pongan por delante. Y dejen que los profesionales del periodismo elaboren informaci¨®n serena, objetiva y relevante. Hoy carecemos de ella y ese es un lastre fundamental en el esfuerzo colectivo contra la pobreza y la desigualdad.
Las crisis siempre llegan en mal momento. La de la covid-19 nos ha pillado con l¨ªderes mediocres y audiencias intoxicadas. La buena noticia es que no estamos condenados a consumir mierda y a compartirla. Tenemos opciones. Yo, por ejemplo, decid¨ª en marzo sustituir cualquier tipo de tertulia o programa pol¨ªtico por los documentales sonoros de historia y literatura de Documentos RNE (de donde he extra¨ªdo las an¨¦cdotas que abren este art¨ªculo). Parece poco, pero vivir menos cabreado no tiene precio.
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