La diosa de los prost¨ªbulos: magia como coacci¨®n para la explotaci¨®n sexual
Las mujeres prostituidas sienten, por un lado, el temor de que algo les pasar¨¢ si deciden escapar o cambiar de estilo de vida, pero tambi¨¦n acuden a estos ritos en busca de protecci¨®n
Pomba Gira es el nombre de un esp¨ªritu afrobrasile?o rebelde que suele ser venerado por proxenetas y tratantes para evitar que las mujeres abandonen los burdeles. A la ¡°diosa de los prost¨ªbulos¡± se la invoca con un llamado: ¡°Laroie Pomba Gira, hermosa dama de la noche, yo te llamo e invoco para que trabajes para m¨ª¡±. Las mujeres prostituidas devotas sienten, por un lado, el temor de que algo les pasar¨¢ si deciden escapar o cambiar de estilo de vida, pero tambi¨¦n acuden en busca de protecci¨®n. A esta figura pagana es necesario dejarle ofrendas para que funcione, cosas que suele haber en un puticlub, como ginebra, champ¨¢n, vino, atados con cigarrillos, ropa interior o rodearla de copas de licores, que fue precisamente como la encontraron los agentes de la UCRIF (Unidad Contra las Redes de Inmigraci¨®n y Falsedades documentales) cuando entraron a ese chal¨¦ burdel a la afueras de Lorca (Murcia) y abrieron una de las puertas cerradas. Los investigadores no sal¨ªan de su asombro al ver una habitaci¨®n entera dedicada como altar de santer¨ªa, donde la Pomba Gira ocupaba un puesto de honor.
Hacia d¨ªas que hab¨ªan recibido una denuncia an¨®nima a trav¨¦s del tel¨¦fono gratuito del Servicio de Atenci¨®n a las v¨ªctimas de Trata de Seres Humanos (900 105 090), que pon¨ªa en evidencia la existencia en la ciudad de Lorca de un entramado delictivo liderado por una mujer de origen brasile?o, la cual, ayudada por otras personas, conformaban una organizaci¨®n criminal dedicada a la explotaci¨®n sexual y laboral de mujeres y menores de edad, as¨ª como al narcotr¨¢fico, acciones delictivas que llevaban a cabo en dos locales distintos que la organizaci¨®n regentaba: un chal¨¦ reconvertido en prost¨ªbulo a las afueras de Lorca y una cafeter¨ªa en el centro de la ciudad que les serv¨ªa para la captaci¨®n de mujeres a las que luego derivaban al burdel.
Cuando los polic¨ªas cruzaron el umbral de esa habitaci¨®n, adem¨¢s de las ofrendas a la diosa, la estancia ten¨ªa otras divinidades como Chang¨®, el dios de los truenos, la virilidad, la danza y el fuego; tambi¨¦n estaba repleta de velas y figuras humanas representativas de voluntades o deseos, de cabezas de animales sacrificados, mu?ecos de trapo de distintos tama?os, algunos de ellos dentro de jarrones de cristal y simbolizando alg¨²n ritual, plumas y cuernos de animales, todo ello sobre altares recubiertos de tela de sat¨¦n roja. Adem¨¢s, ten¨ªa las paredes pintadas de rojo. Una imagen dantesca y escalofriante que hizo suponer a los investigadores para qu¨¦ se utilizaban todos esos rituales: magia blanca, magia negra, sacrificios de animales practicados por maestros santeros como coacci¨®n para las mujeres de origen brasile?o, mujeres latinas donde estas pr¨¢cticas est¨¢n muy arraigadas en la sociedad. Una medida coactiva similar a lo que representa el vud¨² o yuyu para las mujeres subsaharianas. As¨ª los proxenetas se granjean la obediencia, la confidencialidad y la fidelidad de las mujeres, las cuales no se atreven a protestar y ni mucho menos a denunciar a sus explotadores.
De ni?era a esclava
La historia de Adriana es la de muchas otras mujeres. Llegaron a nuestro pa¨ªs desde lugares de miseria con la esperanza de una vida mejor, sin imaginar que desde el primer paso se convertir¨ªan en v¨ªctimas de trata, de explotaci¨®n sexual, que sus cuerpos estar¨ªan en manos de avariciosos proxenetas que los alquilar¨ªan una y otra vez, aunque en el caso de esta joven brasile?a la victimaria era una mujer, tambi¨¦n brasile?a que se hac¨ªa llamar Ani, y que ofreci¨® a su compatriota un trabajo de ni?era en Lorca.
A su llegada fue conducida a esa casa donde le indicaron que ten¨ªa que ejercer la prostituci¨®n para pagar la deuda de 2.000 euros del billete de avi¨®n que le hab¨ªan anticipado, deuda que iba increment¨¢ndose ya que ten¨ªa que pagar el alojamiento o ¡°diaria¡± del club, m¨¢s las multas impuestas por incumplir las normas de la casa, lo cual hac¨ªa que su compromiso creciera diariamente y que resultara imposible de saldar.
Adriana no pod¨ªa salir de este lugar, pero hasta all¨ª le llevaban todo lo que pod¨ªa necesitar, como lubricantes, preservativos y lencer¨ªa, para ejercer la prostituci¨®n. Era la propia Ani quien lo compraba, porque todo se le descontaba de los pases con los hombres prostituyentes para quienes ten¨ªa que estar disponible las 24 horas. En una ocasi¨®n, Adriana desobedeci¨® a su proxeneta y estos, por la noche, abrieron la puerta donde nunca hab¨ªa estado la joven. Una vez dentro, Ani puso la foto del hijo peque?o de Adriana junto a la cabeza de un bicho mientras realizaba un conjuro sat¨¢nico. La joven pas¨® mucho miedo y fue consciente de que no podr¨ªa escapar de aquel lugar. En otra ocasi¨®n, con la finalidad de coaccionarla y asustarla, la proxeneta la llev¨® ante un maestro santero fuera del burdel, un hombre cubierto de collares de oro, porque para las diosas las ofrendas son cosas cotidianas, pero a ellos, sin embargo, se les obsequia el metal precioso, porque limpia, seg¨²n dicen.
Adriana estuvo tres meses en ese infierno del que no pod¨ªa escapar hasta que saldara toda su deuda. Pero, una noche, encontr¨® su billete de avi¨®n y su pasaporte d¨¢ndose cuenta de que la hab¨ªan enga?ado durante demasiado tiempo, porque el billete realmente hab¨ªa costado mucho menos de lo que a ella le estaban haciendo pagar con su cuerpo y con su alma. Ese fue el detonante para que la joven huyera de ese lugar donde sacrificaban animales, celebraban misas negras y hac¨ªan brujer¨ªa para impedir que las mujeres escaparan porque, a pesar de que ese cuarto estaba cerrado con llave, todas hab¨ªan visto desde la puerta los altares y rituales que les infund¨ªan tanto miedo.
Gracias a su denuncia, su valent¨ªa y coraje ca¨ªa esta red de explotaci¨®n humana y los agentes de la UCRIF de Murcia rescataban a 10 mujeres extranjeras, la mayor¨ªa en situaci¨®n irregular en nuestro pa¨ªs y con menores a su cargo en sus pa¨ªses de origen, por lo que se ven obligadas a la prostituci¨®n en condiciones de explotaci¨®n extrema debido a su vulnerabilidad personal y econ¨®mica.
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