Nunca caminar¨¢s solo
Empiezo a pensar, querido Michael, que se te est¨¢ yendo la mano con las casualidades. Miro por la ventana y desde la habitaci¨®n del hotel solo veo la playa de la Caleta, aqu¨ª en tu C¨¢diz querido. No es mal lugar para escribirte.
Acabamos de comer en el chiringuito de enfrente y un paisano me ha hablado de ti; despu¨¦s de intercambiar tres palabras se ha despedido dici¨¦ndome: ¡°Es lo que hay¡±, tu frase favorita. Casi se me vuelven a saltar las l¨¢grimas, si me hubieran dado un euro por cada vez que te he o¨ªdo esa sentencia, pura filosof¨ªa vital, ser¨ªa m¨¢s rico que el ganador del euromill¨®n.
El tiempo pasa, claro. Casi llevamos media Liga sin ti. ?lvaro Benito se ha incorporado al equipo; ya ves, en esto no err¨¢bamos cuando habl¨¢bamos de los que ven¨ªan por detr¨¢s: es el mejor. Te hubiera gustado compartir m¨¢s con ¨¦l.
Maldini sigue a lo suyo, con el mismo entusiasmo. Solamente sale del parque de bolas en el que vive para insistirme cada poco que deber¨ªamos hablar m¨¢s de ti en las transmisiones. No s¨¦ qu¨¦ decirle. Quiz¨¢s tenga raz¨®n, pero se me sigue encogiendo el est¨®mago cuando sale tu nombre en cualquier conversaci¨®n.
Hace unos d¨ªas me pasaron, antes de que se emitiera, la campa?a de Navidad de Campofr¨ªo y pens¨¦: lo que son las cosas¡ Si te digo en vida que una marca de embutidos te iba a hacer un gui?o que te hubiera gustado, me hubieras mandado a esparragar. Pues, guiri, lo han clavado. Ese esp¨ªritu tuyo capaz de disfrutar de lo que hubiera: ostras o panceta. Perfecto, mejor ostras, aunque sean envueltas en beicon crujiente, que te perd¨ªas por esa aberraci¨®n; pero si hab¨ªa buen rollo igual daban papas fritas que torreznos. El caso era disfrutar.
Este f¨²tbol sin gente no te hubiera gustado. Un ratito, s¨ª. Justo el del tomarse el respiro que no te daban los aficionados por su exceso de cari?o, pero no sabes c¨®mo se echa de menos.
De ti, que te voy a contar, ya nadie me mira condescendiente cuando bajo de la habitaci¨®n del hotel esos cinco minutos tarde tradicionales. Me cuesta, tambi¨¦n, encontrar con qui¨¦n hablar de esas cosas absurdas de las que discut¨ªamos: la dignidad, la ¨¦tica del periodismo, la necesidad de entretener¡ Y sigo esperando, in¨²tilmente, que cualquier conversaci¨®n termine con tu lengua de trapo soltando una sentencia de apenas 10 palabras en las que clavabas la esencia de horas de divagaciones.
Se acaba de poner el sol detr¨¢s del mar, el viento sigue silbando en la bah¨ªa. Me tengo que aviar. En una hora empezamos la retransmisi¨®n en el Carranza. S¨¦ que este pa¨ªs ha logrado hacerte sentir como aut¨¦ntico el You¡¯ll never walk alone, el himno del Liverpool. Pero te confieso, Michael, que estamos bastante solos porque t¨² ya no caminas por aqu¨ª.
PD: Esta s¨ª que no te la vas a creer. Tu C¨¢diz, despu¨¦s de 12 jornadas, iba quinto y ya le ha ganado a Madrid y Barcelona. ?Seguro que no tienes nada que ver???Ese C¨¢diz, o¨¦!
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.