Ni servidores ni servidos

Ni servidores ni servidos, en estas viviendas p¨²blicas levantadas en Cornell¨¢ todos los espacios est¨¢n al servicio del inquilino. Se entra por un patio que es una plaza abierta a la ciudad durante el d¨ªa. Cada esquina tiene una escalera de madera: es la entrada a los pisos desde la terraza, a modo de corrala pero con esa zona privada, o desde la escalera. En el interior, todo est¨¢ comunicado. Y todo puede aislarse. Todo est¨¢ aprovechado: los pasillos no existen. Se han reconvertido en terraza o en cocina, el centro de cada piso.

Las habitaciones se parecen. Con 13 metros cuadrados cada una, no tienen jerarqu¨ªa. Pueden ser dormitorios, estudios o zonas de estar. Se pueden unir (abriendo las puertas correderas) o cerrar. Algunas tienen acceso desde el exterior ¡ªpara poder independizarse como estudio¡ª.

M¨¢s all¨¢ de la terraza interior, otra terraza exterior envuelve el inmueble. Es una terraza ¨²til de espacios interconectados por grandes aberturas, permeables al aire, la mirada y el paso. Es un espacio que uniformiza y ordena el exterior del inmueble y que, a la vez, ampl¨ªa el interior con una zona intermedia en la que elegir el nivel de intimidad, luz o sol seg¨²n el momento.

Pero eso no es todo. Los 10.000 metros cuadrados de superficie construida, las 85 viviendas sociales resultantes levantadas en cinco alturas, a¨²nan innovaci¨®n, reducci¨®n de consumo energ¨¦tico, calidad constructiva y calidad de vida. Y no desperdician un cent¨ªmetro. Solo la primera planta es de hormig¨®n. El resto est¨¢ levantado en madera. Jos¨¦ Manuel Toral defiende que ese material, 8.300 metros cuadrados de madera KM0 (local) procedente de los bosques del Pa¨ªs Vasco, mejora la calidad de la construcci¨®n y reduce los plazos de ejecuci¨®n y, por lo tanto, las emisiones de C0₂.

Entre los pisos de Peris y Toral, 18 por planta, no hay mejores ni peores espacios: con cinco o seis estancias, todas las tipolog¨ªas tienen ventilaci¨®n cruzada y doble orientaci¨®n. Los arquitectos hablan de una cocina abierta e inclusiva. Es la estancia central, sustituye a los pasillos, ¡°a la vez que permite visibilizar el trabajo dom¨¦stico y evitar roles de g¨¦nero¡±, apuntan. Es cierto, es el coraz¨®n de la casa, todo puede verse, todo pasa por ah¨ª. ¡°La dimensi¨®n de las habitaciones permite una cruj¨ªa estructural ¨®ptima para la estructura de madera¡±, explica Toral. Y as¨ª es: los cent¨ªmetros ganados en altura son para los inquilinos. Al tratarse de vivienda social, para lograr la viabilidad econ¨®mica se ha optimizado el volumen de madera necesario por metro cuadrado de construcci¨®n hasta llegar a 0,24 metros c¨²bicos por metro cuadrado de superficie construida. Eso quiere decir que se han optimizado los forjados y la estructura para liberar espacio. De nuevo: el beneficiado es el inquilino. Estas viviendas sociales son m¨®viles sin fantas¨ªa. Permiten la buena vida no multiplicando los metros o el presupuesto: repensando, optimizando el espacio, la ventilaci¨®n, el soleamiento y la circulaci¨®n.

Precio por metro cuadrado, seg¨²n arquitectos: 950 euros.