La monta?a m¨¢s bonita del mundo
Desde las 'Catedrales de la Tierra', en Paquist¨¢n, al pico m¨¢s est¨¦tico del planeta elegido por consenso, nueve monta?as que merecen ser divisadas de cerca
Sagradas moradas de los dioses o territorio de los indios Ahwahnechee. Conquistadas por mandato real o como homenaje a una canci¨®n de The Bangles. Perdidas en la inmensidad del Yuk¨®n o a tiro de caminata en los Picos de Europa, una selecci¨®n de mastodontes alpinos que merece la pena divisar de cerca. Incluida la monta?a m¨¢s bella del mundo.
01 Escalada por mandato real
La quilla del Mont Aiguille se recorta imponente sobre el Vercors. Su perfil con pinta de inmenso transatl¨¢ntico de roca, domina el paisaje de este hermoso macizo del sureste franc¨¦s. Y adem¨¢s, guarda una curiosa historia en su cumbre: fue coronada por estricto mandato real en 1492. Un soldado, Antoine de Ville, se encaram¨® hasta ella por orden de Carlos VIII, monarca franc¨¦s apodado el Afable. Una ascensi¨®n que Reinhold Messner, probablemente el mejor alpinista europeo de todos los tiempos, no duda en calificar como el nacimiento de la escalada.
? http://www.parc-du-vercors.fr
02 El Pilar del Cant¨¢brico
Cuando el atardecer ti?e de rojo la cara oeste del Naranjo de Bulnes, resulta sencillo comprender por qu¨¦ el Marqu¨¦s de Pidal y Gregorio P¨¦rez El Cainejo quisieron subirse a esta emblem¨¢tica monta?a de Picos de Europa, una ma?ana de sol en agosto de 1904. Ah¨ª nace el alpinismo espa?ol.
Ellos, en realidad, subieron por la vertiente norte, m¨¢s sencilla t¨¦cnicamente y visible desde el mirador de Camarme?a. Con un poco m¨¢s de esfuerzo, dos horas y media de excursionismo exigente desde el collado de Pand¨¦bano, se alcanza el desplome de la Bermeja, un covach¨®n desde el que arranca la vertical pared oeste del Picu Urriellu. No es como estar en la cumbre, claro, pero admirar los 500 metros de muro calizo que se disparan hacia el cielo asturiano resulta igualmente gratificante. Garantizado.
http://reddeparquesnacionales.mma.es/parques/picos/index.htm
03 El macizo de los dioses
Montes Olimpos hay muchos, hasta 18 repartidos por todo el mundo e incluso uno, con forma de volc¨¢n de ?24 kil¨®metros del altura! en Marte. Pero el genuino, morada de los dioses en la antigua Grecia, con los que algunos seguramente elucubran cuando se ven jirones de nubes enredados en su cima, se encuentra entre Macedonia y Tesalia, noreste de la Grecia continental.
Adem¨¢s de pasado mitol¨®gico, el Monte Olimpo tiene encanto alpino. Se trata, en realidad, de una cadena de picos (ninguno bautizado Olimpo como tal), entre los que destacan los 2.917 metros del M¨ªtikas, punto m¨¢s alto del pa¨ªs hel¨¦nico. De ascensi¨®n sencilla, dos d¨ªas con noche intermedia en un refugio de monta?a, regala excelentes vistas desde la cima, que se encuentra a escasos 20 kil¨®metros de las azules aguas del Golfo Termaico.
04 Las Catedrales de la Tierra
Close your eyes, give me your hand, darling.... La llama eterna que tan popular hizo a The Bangles , aquel cuarteto femenino rockero y ochentero, sigue prendiendo en la cordillera del Karakorum, Paquist¨¢n. Concretamente en la pared sur de la Torre Sin Nombre, espigada mole de granito de 6.251 metros de altitud e integrada en el denominado grupo del Trango: una serie de torreones rocosos de similar porte, conocidos como las Catedrales de la tierra.
Eternal Flame fue el nombre escogido por Kurt Albert y Wolfgang G¨¹llich (desaparecido escalador que dobl¨® a Sylvester Stallone en las escenas de escalada de M¨¢ximo Riesgo) para bautizar la ruta de escalada de 650 metros que abrieron en este impresionante muro con Christof Stiegler y Milan Sykora en verano de 1989. El homenaje fue m¨¢s all¨¢: cada uno de los largos de cuerda (tramos en los que se divide la escalada) que necesitaron para alcanzar la cima, fueron bautizados con estrofas de la canci¨®n.
El trekking por el glaciar del Baltoro, hasta su encuentro con el de Godwin-Austen en la encrucijada glaciar bautizada como Concordia, es una de las rutas cl¨¢sicas del Karakorum. Permite admirar las elegantes y verticales Torres del Trango, en contraste con las moles de nieves perpetuas del K2, Broad Peak o los Gasherbrum 1 y 2, ochomiles tambi¨¦n visibles durante el recorrido. Es el llamado Baltoro vertical, terreno donde la escalada sobre roca desnuda sustituye al alpinismo de piolet, crampones y gran altitud.
? www.tourism.gov.pk/northern_areas.html
05 Aisladas e inescalables
Adentrarse en la inmensidad verde del Yuk¨®n es el primer regalo que recibe el viajero en el largo transitar hacia la contemplaci¨®n del Circo de las Inescalables, al norte del macizo Logan, remota zona en el l¨ªmite con los territorios del Noroeste canadiense. La Alaska Highway es el segundo, una de las grandes rutas americanas que han hecho del asfalto mito y destino en s¨ª mismo (la medi¨¢tica Route 66, la Panamericana...). Conduce desde Whitehorse, capital del Yuk¨®n, hasta Watson Lake, a unos escasos (por aqu¨ª) 500 kil¨®metros al sureste.
Se puede aliviar la peregrinaci¨®n con un vuelo dom¨¦stico hasta Glaciar Lake, pero los rom¨¢nticos agradecen enlazar tan m¨ªtica autov¨ªa con pistas de tierra que conducen a la antigua explotaci¨®n minera de Finlaysson Lake, residuo hist¨®rico de la estampida que provoc¨® la fiebre del oro en el territorio Yuk¨®n a finales del siglo XIX. Tuvo ilustres participantes, como el escritor Jack London, un minero m¨¢s en la Gold rush. Desde aqu¨ª, en avioneta o helic¨®ptero, se sobrevuelan los 50 kil¨®metros restantes a Glaciar Lake.
Seis o siete horas de caminata terminan por conducir hasta Fairy Meadows, campo base del Circo de las Inescalables, cuyo nombre no esconde misterio alguno: en 1955, un legendario (y frustrado) monta?ero, Arnold Wexler, lo bautiz¨® as¨ª al toparse con los verticales muros de granito gris del Monte Proboscis y la Torre de la Flor de Loto, estrella de la corona, entre otros. El Yosemite olvidado en pleno Yuk¨®n canadiense, que, evidentemente, s¨ª es escalable.
? http://www.barrabes.com/mobile/revista/noticias/articulos_ant.asp?id_articulo=3137
06 El Yosemite recordado
Un corte perfecto sobre s¨®lido granito gris de 2.650 metros de altura. Una forma de casco perfectamente cercenado y elevado sobre la frondosidad del Valle de Yosemite, que reclama autom¨¢ticamente la atenci¨®n de los visitantes del Valle de Yosemite. Es su perfil m¨¢s c¨¦lebre y fotografiado, haya o no intenci¨®n de subirse por su resultante y vertical pared noroeste.
Icono excursionista ubicado en el extremo oriental del valle, el Half Dome (la media c¨²pula) se crey¨® inaccesible hasta finales del siglo XIX. George Anderson se encarg¨® de demostrar que no lo era en 1875, remontando hasta la cumbre por la chepa de su gigantesco domo. La misma ruta de ascenso que perfectamente equipada con un sistema de cables y pasamanos (herej¨ªa para no pocos), ha convertido esta cima en una de las m¨¢s transitadas del valle: resulta asequible (previa petici¨®n de permiso obligatoria) incluso para los no iniciados en el noble arte de subirse por las piedras, sean cual sean sus dimensiones.
Las del Half Dome impresionan a simple vista, pues se levanta casi un kil¨®metro y medio en vertical sobre el valle. Y si alguna cordada se encuentra escalando su tiesa pared noroeste, tanto mejor. Este murazo de granito en diferentes tonalidades, es terreno predilecto para los escaladores que pueblan el valle desde hace m¨¢s de un siglo. Y el primero de todos en subir por ella fue el gran Royal Robbins, leyenda local, acompa?ado de Mike Sherrick y Jerry Gallwas. Corr¨ªa el a?o 1957.
07 Senderismo lunar
Desde el refugio de Auronzo no resulta extra?o pensar que la naturaleza molde¨® los Dolomitas exclusivamente para regocijo de escaladores, monta?eros o excursionistas. Caminar ante la vertiente norte de las Tres Cimas de Lavaredo convence de ello al m¨¢s descre¨ªdo. En pleno desconcierto dolom¨ªtico, cordillera ca¨®tica y abrupta, ¨²nica en el mundo por sus caracter¨ªsticas, se levantan tres agujas aisladas, sin monta?as alrededor que desluzcan su robusta y a la vez espigada estructura.
Dispuestas en l¨ªnea y sobre un generoso promontorio de oscura roca descompuesta, el conjunto adquiere un aspecto des¨¦rtico que le confiere al ejercicio senderista un cariz lunar. La ruta no tiene complejidad alguna. Desde el refugio, al que se llega en coche, apenas media hora de llaneo sit¨²a al caminante bajo tan espectaculares paredes, iconos de los Dolomitas italianos, que Sepp Innerkofle conquist¨® por vez primera en 1890 al escalar la cara norte de la Cima Piccola.
? http://www.dolomitesguide.it
08 La monta?a sagrada
Los sherpas, porteadores de altura de Nepal que acompa?an a los alpinistas occidentales (hasta la misma cima en muchos casos) en sus tentativas a las grandes monta?as del Himalaya, establecen cada a?o la altura oficiosa del Kangchenjunga, la tercera del mundo en altura. La real (8.586 etros) nunca se alcanza: la cima, por ser lugar sagrado, nunca se pisa. Incluso dos ingleses que realizaron la primera ascensi¨®n en 1955, George Band y Joe Brown, se abstuvieron de hacerlo. Hay m¨¢s ejemplos, como el Machapuchare, en la zona del Annapurna, pero sobre todas est¨¢ el monte Kailas, cima sagrada del reino de Tibet.
Sus 6.714 metros, al norte del gran lago Manasarovar, representa la manifestaci¨®n terrenal del monte Meru, centro espiritual del universo para los hinduistas. El budismo lo venera como lugar de retiro, oraci¨®n y ayuno del santo Milarepa, y para los Bonpo es sagrado porque, en sus faldas, el fundador de la religi¨®n Bon, Tonpa Shenrab, descendi¨® de los cielos. Por si fuera poco, los propios tibetanos lo adoran como centro del universo y hogar de Demchok, deidad multiarmada y terrible. Hasta sus faldas se allegan devotos de las tres religiones para completa la Kora, una circunvalaci¨®n de la monta?a en diferentes variantes, que sirve para purificar el alma y para generar buena fortuna.
Quiz¨¢ por su car¨¢cter divino, quiz¨¢ simplemente por su hermosa estampa, el Kailas resulta una monta?a digna de contemplaci¨®n.
09 La monta?a m¨¢s bonita
Vista desde el noroeste, responde a la estampa ideal de una monta?a: una perfecta pir¨¢mide de roca, nieve y hielo, con afiladas aristas que acotan verticales muros pintados de blanco. Y la cima, m¨¢s puntiaguda imposible. Pero el Alpamayo, las cumbre m¨¢s medi¨¢tica de la Cordillera Blanca (Andes de Per¨²) seduce especialmente desde el norte.
Verticales canales de hielo, trazadas casi con tiral¨ªneas desde la arista cimera hasta la rimaya (grieta que separa la pared del glaciar) de su base, se distribuyen proporcionalmente de lado a lado de la cara norte, como si de un gigantesco ¨®rgano helado se tratase. Un conjunto visualmente id¨ªlico que incluso gan¨® un certamen de belleza alpina: fue elegida como la monta?a m¨¢s bella del mundo por la revista alemana Alpinismus, que realiz¨® una gran encuesta entre alpinistas y fot¨®grafos. Una imagen del americano Leigh Ortenburger inmortaliz¨® la selecci¨®n, en el marco del Concurso de Fotograf¨ªa Esc¨¦nica de Munich de 1966.
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