Pel¨ªcanos en el Danubio
Cuando alguien dice Ruman¨ªa, se piensa en Transilvania, Dr¨¢cula, Bram Stoker y Ceausescu. El reci¨¦n nombrado ministro de Turismo del pa¨ªs, Cristian Petrescu, es el encargado de ampliar esa imagen.
?Chupa demasiada sangre el vampiro?
No tenemos ning¨²n problema con Dr¨¢cula. Es una buena marca, pero el pa¨ªs ofrece mucho m¨¢s que el castillo de Bran.
Los monasterios pintados, por ejemplo.
Son algo espectacular en la regi¨®n de Bucovina. Otro lugar ¨²nico es el cementerio alegre de Sapanta. Las tumbas est¨¢n ilustradas con motivos humor¨ªsticos sobre la gente que est¨¢ enterrada.
No s¨¦ si eso es peor que la capa y los colmillos.
Tambi¨¦n tenemos una naturaleza impresionante. Por Ruman¨ªa discurre el tramo m¨¢s amplio del Danubio; en su desembocadura, en el mar Negro, forma un delta de enorme valor ecol¨®gico y declarado patrimonio mundial.
?Ve muchas aves cuando pasea por all¨ª?
Lo he visitado varias veces y me siguen impresionando los pel¨ªcanos. Somos el ¨²nico pa¨ªs de Europa donde habitan.
Como en Ottokar, el pa¨ªs centroeuropeo inventado por Herg¨¦ en una de las aventuras de Tint¨ªn.
Existe alg¨²n paralelismo porque tenemos pel¨ªcanos y tuvimos dictador. De la ¨¦poca de Ceausescu quedan edificios constructivistas, el metro de Bucarest y la Casa del Pueblo, sede del Parlamento y, tras el Pent¨¢gono, el edificio pol¨ªtico m¨¢s grande del mundo. Se visita y se explica su construcci¨®n. No tenemos museos que recuerden y analicen el comunismo, lo que podr¨ªa ser bueno para el turismo y para la gente.
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