A las puertas del Himalaya, en moto
Una ni?a diosa las monta?as m¨¢s altas del mundo y muchos amigos de Facebook al llegar a Katmand¨², en Nepal
A sesenta kil¨®metros de la frontera de Raxaul, al norte de la India, desaparece el asfalto. Piedras, baches, vacas, camiones, gente. Pero no me detengo, ni cejo ni me ablando. Sobrevuelo las irregularidades del terreno y adelanto a todo el mundo. Cuando consigo llegar a la linde son las tres de la tarde. He batido un r¨¦cord. 300 kil¨®metros indios en siete horas. Me voy superando. La frontera es ca¨®tica, congestionada y ruidosa, pero hay una novedad. A diferencia de lo que ocurre en casi todas las aduanas del planeta, no hay un solo buscavidas que se ofrezca a solucionar el papeleo.
R¨¢pido y sencillo el tr¨¢mite, pierdo m¨¢s tiempo hablando con los aduaneros uniformados. Sienten curiosidad por mi vuelta al mundo, dicen que quieren seguirme en Internet. Vaya, ?nuevos amigos de Facebook!
Fiebre por Facebook
Cruzo el puente, me recibe una gran puerta blanca con torres y c¨²pulas y estoy en Nepal. Primero inmigraci¨®n. El visado lo traigo de Espa?a con lo que el procedimiento es veloz. Luego a Aduanas. Aparece un chaval, agarra mi CDP y se lo entrega a un funcionario. Este lo rellena, mira la matr¨ªcula de la moto y sin examinar el n¨²mero de chasis me lo entrega sellado y firmado. El chaval me da la mano y lo ¨²nico que pide a cambio es mi correo electr¨®nico para localizarme en Facebook. Vaya, es una fiebre por aqu¨ª lo de la red social.
Me recibe Birganj, una ciudad en el llano sin apenas atracciones, pero son las cuatro de la tarde y voy a buscar hotel aqu¨ª mismo, el Namaste, que significa bienvenido y es una especie de palabra fetiche que se usa para todo. El recepcionista es un joven de impecable ingl¨¦s. Me deja la habitaci¨®n por 800 rupias, o sea, unos ocho euros. La habitaci¨®n no es lujosa pero es suficiente. El pa¨ªs sufre de cortes de suministro el¨¦ctrico. 14 horas diarias fraccionadas en dos sesiones. Ellos tienen generador, as¨ª que no tendr¨¦ problemas. Voy al comedor. Me acompa?a el hijo peque?o de los due?os y el camarero. Este es un chaval sencillo y amable. Me pregunta si estoy casado.
- No -contesto-, prefiero viajar. ?Y t¨²? ?Est¨¢s casado?
El chico sonr¨ªe.
- Todav¨ªa no, pero ya tengo ganas.
- ?Por qu¨¦?
La sonrisa se hace p¨ªcara.
- En Nepal la gente se casa para tener sexo.
Una vez consigo quedarme a mis anchas y satisfacer todas las preguntas sobre el precio y el consumo de mi moto, me regalo una primera cena nepal¨ª bien op¨ªpara y tres cervezas Everest. Me las he ganado. Lo logr¨¦. Sobreviv¨ª a la India y a sus horribles carreteras. Ma?ana, Katmand¨².
Nieve a la vista
En cuanto saco la moto del recinto hotelero me doy cuenta de que va a ser centro de atenci¨®n del mismo modo que en la India. Me rodea una multitud, pero algo ha cambiado. Sienten curiosidad pero no me exigen respuestas ni lo tocan todo. Es un alivio. Salgo hacia Katmand¨². Hay mucho tr¨¢fico de camiones, pero, curiosamente, los camioneros indios se portan mejor en Nepal que en su pa¨ªs. Tal vez suceda que aqu¨ª hay polic¨ªa en la carretera. Despu¨¦s de Hetuda comienza la verdadera ascensi¨®n. Es una ruta de monta?a con v¨ªa estrecha, en algunos tramos sin asfaltar, surcada por coches todo terreno hasta arriba de pasajeros. Es un respiro conducir por aqu¨ª, el paisaje es soberbio y no hace mucho fr¨ªo. En un momento dado descubro, tras una loma, las monta?as nevadas del Himalaya. Demonios, son preciosas. Otra cosa interesante son los piquetes que hay en algunos pueblos para cobrar un "peaje" a los conductores. Mi respuesta es acelerar y que se aparten.
Llego a Katmand¨² a las tres de la tarde. Voy al centro, al populoso barrio de Thamel. Me alojo en la Katmand¨² Guest House. Por la noche me quedo hablando con el camarero, el recepcionista y el cocinero. Hablamos de las tribus mayoritarias de Nepal: mongoles y brahmanes de origen hind¨². Estos son minor¨ªa pero se consideran m¨¢s listos. Han estudiado y son los que manejan la pol¨ªtica y los negocios. Luego hablamos de religi¨®n. Seg¨²n me cuentan, hay muchos budistas que se est¨¢n pasando al hinduismo, y muchos hind¨²es que se est¨¢n haciendo cristianos porque los misioneros cristianos regalan comida. Especialmente en la zona monta?osa del Himalaya.
- Y si eres hind¨² -pregunto- ?qu¨¦ pasa despu¨¦s de la muerte?
El recepcionista es mongol, oriental. Era budista y se ha hecho hinduista. ?Por qu¨¦? No lo sabe muy bien, pero para ¨¦l el sentido de la puja u ofrenda ritual a los dioses es recibirlas duplicada. Te doy para que me des.
- Nadie lo sabe- dice con la boca llena de comida-, quiz¨¢ te vuelvas fantasma, quiz¨¢ seas solo nada.
Caos, polvo, huelgas
Katmand¨² es un an¨¢rquico laberinto polvoriento de calles empinadas y sinuosas. Muchos peatones llevan mascarillas para no respirar las part¨ªculas en suspensi¨®n. En el centro proliferan las agencias de aventura y trekking, tiendas de monta?a donde venden fabulosos North Fakes, polvo en suspensi¨®n y camellos de hach¨ªs. Esta ciudad puede parecer ca¨®tica y contaminada a cualquiera que venga del mundo exterior, pero no a quien como yo proceda de la India; aquello s¨ª es caos y contaminaci¨®n. Comparado con aquello, a m¨ª Katmand¨² me parece Oslo o Zurich.
Hoy me han advertido de que hab¨ªa huelga. Otra de las constantes nepal¨ªes, las protestas y manifestaciones. Hace poco que el pa¨ªs sali¨® de la guerra civil, y aunque los mao¨ªstas ahora forman parte del gobierno, sus huestes siguen alborotando. Me aconsejan que no salga pero yo cojo la moto y as¨ª puedo recorrer una ciudad sin tr¨¢fico. Voy tranquilo, con los extranjeros no se meten. En este ambiente pl¨¢cido y casi festivo he visitado el templo hinduista de Pashupatinath, el m¨¢s antiguo, a orillas del r¨ªo Bagmati. Declarado Patrimonio de la Humanidad, es centro de peregrinaci¨®n y crematorio de cad¨¢veres. Interminables escaleras llevan hasta la cima, tomada por un centenar de monos que aprovechan las ofrendas alimenticias mejor que los dioses.
En la c¨¦ntrica plaza Durbar se haya un curioso templo de madera, reconstrucci¨®n del primigenio que hace miles de a?os diera nombre a la ciudad, as¨ª como la residencia de la ni?a diosa, la Kumari. No puede pisar el suelo, no se relaciona con otros ni?os y no tiene una vida normal. Para m¨ª es una tradici¨®n perversa la de considerar a una cr¨ªa como divinidad viviente hasta que tiene la primera menstruaci¨®n. Entonces es devuelta a su casa. Qu¨¦ futuro tiene alguien que ha vivido aislado y considerado como un dios sus primeros a?os de vida.
Gu¨ªa
DOCUMENTACI?N
? Personal: Pasaporte y visado. Se puede obtener en la frontera y el coste depende de los d¨ªas de estancia: hay visados de 15 d¨ªas (40 euros) y 30 d¨ªas (55 euros). Para estancias superiores a 30 d¨ªas, es posible ampliar el visado el n¨²mero de d¨ªas deseado. Hay oficinas administrativas para ello tanto en Katmand¨² como en Pokhara.
? Moto: Carne du passage expedido por el RACE.
DORMIR
? Kathmandu Guest House - http://ktmgh.com
? Hotel Dwarikas - http://dwarikas.com
INFORMACI?N
? Heart and Tears (Baidam 6, Pokhara. http://heartsandtears.com): alquiler de motos Royal Enfield en Pokhara.
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