?msterdam: territorio del mercadillo

La fama de buenos comerciantes de los holandeses no les viene por nada. Los Pa¨ªses Bajos siempre fueron uno de estos lugares en los que la palabra intercambio era el pan de cada d¨ªa, y de alguna manera esa facilidad de compra venta, el ojo para los chollos y el oficio del regateo sigue quedando patente hoy en d¨ªa.

Los ciudadanos de este pa¨ªs son capaces de sacarle el m¨¢ximo partido a cualquier objeto que hayan adquirido en el pasado y aprovecharlo hasta que llegue el momento de venderlo de nuevo. Por supuesto, para adquirir algo mas.

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Hay varias p¨¢ginas web como www.marktplaats.nl, en las que los holandeses compran y venden cualquier objeto que en Espa?a tendr¨ªamos probablemente en el trastero y que acabar¨ªamos tirando a la basura casi por verg¨¹enza a ponerle precio. Otra buena muestra de ello es el D¨ªa de la Reina, que se celebra el d¨ªa 30 de abril, en el que los holandeses salen a las calles como locos a vender todos sus "restos". ?Todo vale!

De menos envergadura es este mercadillo de Ijburg, que se puede visitar el ¨²ltimo domingo de mes durante la temporada veraniega. Ijburg es uno de los nuevos barrios de ?msterdam, al este de la ciudad, construido hace 10 a?os sobre una isla prefabricada (otra de las costumbres holandesas, ganarle espacio al mar).

Esta isla es el para¨ªso familiar. Casas gigantes, parques, agua por todos lados e incluso una playa, tambi¨¦n prefabricada, que es donde plantan este mercado. Bueno, m¨¢s que plantar podr¨ªamos decir que lo aparcan, puesto que la gente vende sus objetos desde el maletero de sus coches, estacionados en l¨ªnea, de ah¨ª el nombre?uit kofferbakken. Cualquier persona puede vender en este mercadillo tras abonar 5 euros. Se puede encontrar de todo, desde ropa hasta raquetas de tenis, pasando por vajillas, pinturas, muebles de peque?o tama?o, libros, juguetes¡­ Es como llegar a casa de la abuela y empezar a buscar en los armarios, al final siempre acabas encontrando algo.

Hay precios y objetos para todos los gustos. Yo fui con mi amiga Jantine, estilista de una revista de moda, y en menos de una hora por tan solo 16 euros compramos una bolsa (3), una camisa (4), un mono vaquero (6), una b¨¢scula (2) y un brazalete (1).

Aunque no es el mercadillo m¨¢s grande de ese calibre, en verano y con buen tiempo, vale la pena acercarse. Despu¨¦s de las compras uno se puede tumbar en la playa y comer o tomar una copa en Caf¨¦ Blijburg, un restaurante/bar bastante acogedor con m¨²sica en directo. Incluso es posible recibir clases de surf justo al lado de la playa. Para llegar hasta aqu¨ª, se puede coger el tranv¨ªa 26 desde la Estaci¨®n Central. Hay que apearse en la ¨²ltima parada.

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