Comuna de talentos
Domaine de Boisbuchet, en el campo franc¨¦s, una visita a un audaz y alegre centro de creaci¨®n
El campo franc¨¦s es el destino de aquellos que lo han visto todo y ya solo buscan la dosis perfecta de belleza, tranquilidad y sofisticaci¨®n. Esto, unido a la pasi¨®n por el arte y el dise?o, es lo que llev¨® a Alexander von Vegesack a comprar un castillo del siglo XIX situado en la antigua finca agr¨ªcola de Boisbuchet, en el coraz¨®n de la regi¨®n de Charente-Limousine. De familia aristocr¨¢tica y esp¨ªritu hippy, Von Vegesack es un viajero y coleccionista tenaz. Antes de dirigir el Museo de Dise?o Vitra en Weil am Rhein (Alemania), hab¨ªa formado parte de una compa?¨ªa de teatro, organizaba rutas de turismo ecuestre por Francia y Espa?a, y rastreaba mercadillos de todo el mundo. La silla de madera curvada de Michael Thonet fue su primer gran amor. Sin embargo, lo que le atrae de sus hallazgos no es su valor de mercado, sino la belleza y audacia con la que est¨¢n construidos.
Von Vegesack disfruta narrando la historia de los objetos de su colecci¨®n personal. A¨²n recuerda su primera visita a Boisbuchet, en oto?o de 1986. No le hizo falta ni una hora para darse cuenta de que ese era el lugar en el que quer¨ªa vivir y trabajar. Visualiz¨® un proyecto fascinante. Durante m¨¢s de veinte a?os, sin apenas financiaci¨®n inicial, pero con la colaboraci¨®n de artistas, arquitectos y estudiantes de todo el mundo, Von Vegesack convirti¨® un paraje remoto y mal comunicado en un prestigioso centro internacional para la educaci¨®n, capaz de inspirar las ¨²ltimas tendencias en la creaci¨®n contempor¨¢nea. Aunque Domaine de Boisbuchet es, sobre todo, una comuna de gente alegre y talentosa.
Al llegar a Boisbuchet, el mundo parece moverse a un ritmo diferente. Un joven llega en bicicleta, te saluda por tu nombre y te conduce hasta el interior de La Dependance. Mientras acomoda unos vasos de zumo de naranja natural y una fuente de galletas encima de una mesa de madera maciza, es imposible no darse cuenta de que todo lo que habita en Boisbuchet es, simplemente, bello. En los interiores, las sillas DSR de los Eames comparten espacio con obras de los hermanos Campana o un portal¨®n original dise?ado en 1927 por Rudolf Steiner para la segunda Goetheanum. All¨ª las arquitecturas-experimentos componen una colecci¨®n ¨²nica de pabellones que, en muchos casos, son el resultado de los talleres celebrados durante el verano. En medio de praderas y bosques de robles y casta?os, a veces junto al lago o a las orillas del r¨ªo Vienne, es posible topar con construcciones de los arquitectos Shigeru Ban, Br¨¹ckner & Br¨¹ckner y Sim¨®n V¨¦lez, una c¨²pula del ingeniero J?rg Schlaich o una casa de hu¨¦spedes japonesa del siglo XIX. Ninguna de estas intervenciones ambiciona la permanencia, como tampoco lo hacen los encuentros que las inspiran o los elementos naturales que las rodean, ni siquiera el castillo, que acoge exposiciones temporales.
La magia de Boisbuchet era un privilegio solo al alcance de sus habitantes estivales. Por suerte, ahora puede visitarse. Desde la terraza de un antiguo molino, ahora convertido en restaurante, uno no puede evitar preguntarse si es posible vivir rodeado de tanto equilibrio.
La gota que brilla en el vi?edo
Cuando el magnate irland¨¦s Patrick McKillen, fascinado por el proceso de elaboraci¨®n del vino, compr¨® un vi?edo en la Provenza, no ten¨ªa en mente invertir en un negocio convencional. Su plan para este enclave, al que se llega a trav¨¦s de bosques, campos de girasoles y prados de almendros, era m¨¢s ambicioso. Corr¨ªa el a?o 2002 y Ch?teau La Coste llevaba tiempo sin comercializar vinos interesantes. Adem¨¢s de transformar la producci¨®n seg¨²n los principios biodin¨¢micos, McKillen contrat¨® al arquitecto Jean Nouvel para proyectar las nuevas instalaciones de la bodega, poniendo la arquitectura de autor al servicio de la ¨²ltima tecnolog¨ªa disponible. La combinaci¨®n de vino, arquitectura y paisaje inspir¨® un proyecto sin precedentes en la zona.
A Nouvel le sigui¨® Tadao Ando, y desde el a?o 2004 no han parado de incorporarse piezas a una colecci¨®n que incluye obras de Paul Matisse, Louise Bourgeois, Andy Goldsworthy, Richard Serra e incluso Frank Gehry, hasta convertir las casi 125 hect¨¢reas de vi?edos, bosques de pinos, robles y olivos en un museo de arquitectura y escultura al aire libre. Ch?teau La Coste lleva abierto al p¨²blico tan solo un a?o y medio, y pronto tendr¨¢ incluso un hotel. No es la ¨²nica iniciativa de este tipo. En las ¨²ltimas d¨¦cadas, muchas bodegas se han vestido de arquitectura exclusiva, pero el proyecto de McKillen cuenta con una ventaja: no existen muchos lugares en los que convivan obras de varios premios Pritzker y piezas de algunos de los artistas m¨¢s interesantes.
En aproximadamente una hora y media, y a trav¨¦s de puentes, escaleras excavadas en la ladera y un camino de tierra que conserva vestigios de su pasado galo-romano, se van descubriendo los tesoros de Ch?teau La Coste. Algunas piezas entran en resonancia con el paisaje construyendo una escenograf¨ªa a la altura de los jardines memorables; otras podr¨ªan estar all¨ª o en cualquier punto de una ¡°promenade¡± que a¨²n precisa de mayor tensi¨®n y di¨¢logo entre las intervenciones. D¨¦mosle tiempo.
Se recomienda llevar calzado c¨®modo y sombrero. Puede que tras el paseo el apetito por el arte quede saciado, pero no la sed. El remedio es f¨¢cil, solo hay que participar en una de sus catas de vino o simplemente acercarse a probarlos a la tienda del Ch?teau y al restaurante del centro de visitantes, un edificio dise?ado por Ando y rodeado por un estanque reflectante sobre el que se ha posado una de las imponentes ara?as de Bourgeois. Sin inauguraciones ni comunicados de prensa, Ch?teau La Coste atrae a los verdaderamente interesados. Seg¨²n dicen, no es una estrategia dirigida a atraer al turismo exclusivo de la Costa Azul, sino un medio para preservar el esp¨ªritu de vi?edo.
Gu¨ªa
Visitas
? Domaine de Boisbuchet (00 33 05 45 89 67 00; www.boisbuchet.org) est¨¢ abierto al p¨²blico desde finales de junio hasta finales de septiembre, coincidiendo con el periodo en el que se celebran los talleres de dise?o. Se organizan tours a las 11.00 y a las 15.00 en franc¨¦s, ingles o espa?ol, y se pueden visitar tanto el edificio de recepci¨®n, el bistr¨®, la tienda, el parque y sus pabellones como la exposici¨®n. Hay que reservar. Tarifas: 8 euros; estudiantes, 4 euros, y menores de 12 a?os, gratis.
? Ch?teau La Coste (www.chateau-la-coste.com; 00 33 442 61 92 92). Hasta el 15 de octubre de 9.30 a 19.00; despu¨¦s, de 9.00 a 18.00. Visitas guiadas: 9 euros.
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