Donde Par¨ªs se relaja

Pasear por las orillas del Sena es un plan habitual para cualquiera que visite Par¨ªs, pero si la imponente presencia del r¨ªo nos acobarda un poco y buscamos un afluente de menores dimensiones, el Canal Saint Martin es la opci¨®n perfecta.

Con sus pasarelitas de metal verdusco para cruzar de un lado a otro y con sus parisinos pescando o sentados al borde de su agua color uniforme militar y a punto de meter dentro los pies, el Canal Saint Martin y las calles que lo rodean se han convertido en un punto de encuentro de lo m¨¢s popular en la zona noreste de Par¨ªs, pues ayudan al paseante a olvidarse de las enormes explanadas y avenidas de la ciudad, proponi¨¦ndole un microcosmos a escala reducida.

Tras comenzar a recorrerlo por la calle que lo bordea, el Quai de Vamly, la primera parada podr¨ªamos hacerla en el caf¨¦ Chez Prune, que hace esquina con la Rue Beaurepaire. Su toldo y frontal color Burdeos son emblem¨¢ticos en el barrio, y en su terraza se dejan ver los modernos que por all¨ª pululan, as¨ª es que ?por qu¨¦ no dejarnos ver nosotros tambi¨¦n? Y justo al lado, la librer¨ªa Artazart, especializada en libros ilustrados, novela gr¨¢fica y fotograf¨ªa siempre tiene algo goloso para hojear.

Y ese tr¨ªo de tiendas de color rosa, verde pistacho y amarillo que se ve un poco m¨¢s arriba, a la altura del n¨²mero 95 del Quai de Vamly, pertenece a la marca Antoine et Lili, cuya ropa destaca por sus colores vivos y su estilo con ciertas reminiscencias de la vestimenta tradicional de Nepal. Los tres espacios albergan una selecci¨®n amplia de su ropa de adultos, de la colecci¨®n para ni?os y tambi¨¦n de sus objetos para la casa, que en ocasiones poseen un intencionado toque kitsch.

Para hacer un alto en el camino tenemos a tiro de piedra el Jard¨ªn Villemin, que antiguamente fue el hospital militar de igual nombre, tal como figura en su imponente port¨®n de entrada en la cercana Rue des R¨¦collets. Su quiosco de m¨²sica, donde peque?os grupos musicales se animan a tocar espont¨¢neamente, y su c¨¦sped sobre el que sentarse (posibilidad no tan obvia en un parque parisino) son motivo suficiente para permanecer all¨ª durante largo rato. El detalle retro del parque lo proporciona su espacio para jugar al deporte m¨¢s tradicionalmente franc¨¦s, la petanca, y es f¨¢cil ver grupos de abuelos practic¨¢ndolo con destreza en d¨ªas de sol.

Otro lugar al aire libre, pero esta vez algo m¨¢s escondido, lo tenemos en la Maison de l?Architecture, que encontraremos detr¨¢s del jard¨ªn si nos alejamos unos metros del canal que gu¨ªa nuestro paseo. En su interior, el secreto mejor guardado: el Caf¨¦ ¡°A¡±, en cuyo patio plagado de tumbonas y sombrillas parece concentrarse la gente m¨¢s relajada de la ciudad ante el menor indicio de un rayo de sol.

Si seguimos avanzando a lo largo del canal pasaremos por delante del c¨¦lebre H?tel du Nord, que da t¨ªtulo a una cl¨¢sica pel¨ªcula francesa filmada por Marcel Carn¨¦ en 1938 y protagonizada por Arletty, actriz francesa muy reconocida por aquel entonces. Gracias a la popularidad de la pel¨ªcula el hotel fue declarado monumento nacional en los a?os 90, lo cual evit¨® su demolici¨®n. Es tal la popularidad del hotel y de la pel¨ªcula hom¨®nima que en la acera de enfrente, a pocos pasos, encontramos el bistrot L?Atmosph¨¨re, un gui?o a la frase m¨¢s famosa de Arletty en el largometraje y que pr¨¢cticamente todos los parisinos son capaces de citar de memoria: ¡°Atmosph¨¨re, atmosph¨¨re! Est-ce que j?ai une gueule d?atmosph¨¨re?¡±

Otro secreto todav¨ªa mejor guardado que el del caf¨¦ citado anteriormente se encuentra sobre el Quai de Jemmapes: se llama Le Comptoir g¨¦n¨¦ral y es un centro cultural con una importante presencia de lo africano al que se accede desde el gran port¨®n de un enorme edificio. La entrada al sorprendente y ampl¨ªsimo local nos hace pensar en un viejo hotel decr¨¦pito pero con much¨ªsimo encanto. Una vez dentro, quedaremos maravillados tanto por el espacio como por sus variadas atracciones: cine, venta de discos, exposiciones y otras hierbas. Y una gran noticia es que tambi¨¦n podemos quedarnos a comer y beber algo mientras disfrutamos del lugar.

Y para acabar el periplo por el barrio, los cines MK2, situados a ambas orillas de la parte m¨¢s ancha canal, a la altura de las estaciones de metro Stalingrad y Jaur¨¨s, nos ofrecen su amplia programaci¨®n y su muy parisino caf¨¦ con terraza, el ¡°M¡± Caf¨¦.

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