Vida de cortinas descorridas
Los turistas suelen sorprenderse por la poca intimidad de las casas de ?msterdam
Si hay algo que sigue sorprendiendo a los turistas de cualquier nacionalidad es la facilidad con la que los holandeses dejan sus cortinas abiertas y muestran los interiores de sus hogares sin pudor. Las explicaciones a esta actitud tan abierta de los holandeses son varias.
Quiz¨¢ durante el d¨ªa asombre menos. La necesidad de luz natural en una ciudad en la que los d¨ªas por lo general son grises es bien clara. La sorpresa llega al anochecer, cuando las cortinas siguen estando abiertas y se puede contemplar c¨®mo la familia Janssen (apellido t¨ªpico holand¨¦s, tal y como ser¨ªa Garc¨ªa en Espa?a) cena en su comedor o ve la tele con su ropa de andar por casa.?
La explicaci¨®n de este exhibicionismo, o por lo menos la que se da aqu¨ª de forma m¨¢s com¨²n, est¨¢ relacionada con el Calvinismo. En contra de la tradici¨®n cat¨®lica de tupidas cortinas, los calvinistas muestran sus casas y pertenencias como signo de que no tienen nada pecaminoso que ocultar a los ojos de nadie.
Adem¨¢s, los grandes ventanales, que en muchos casos cubren la mayor¨ªa de las fachadas, de suelo a techo, son tambi¨¦n caracter¨ªsticas de la ¨¦poca calvinista, en la que se pagaban impuestos por tener las ventanas m¨¢s altas. Un lujo que solo los m¨¢s adinerados pod¨ªan permitirse, y que expresaba la riqueza de los habitantes.
En cualquier caso, aunque no haya cortinas, el mir¨®n no lo tiene tan f¨¢cil para esquivar las m¨²ltiples decoraciones situadas en las repisas de los ventanales, en muchos casos ordenadas de una forma sim¨¦trica casi obsesiva. L¨¦ase con esto frondosas plantas, estatuillas de todo tipo, velas, candelabros y un largo etc¨¦tera.
Por supuesto hay muchas m¨¢s explicaciones a esta vida sin cortinas o de cortinas descorridas. Una de ellas es la forma de ser de sus ciudadanos, abiertos y directos; la otra, y quiz¨¢ la m¨¢s correcta, es la ya mencionada escasez de luz. Si tenemos en cuenta que las casas que est¨¢n a ras del suelo son las que reciben menos luz directa, y que los rayos de sol son escasos y casi glorificados, no es de extra?ar que los amsterdamers dejen sus cortinas abiertas para disfrutar un poco de esa dosis de vitamina D que por aqu¨ª es tan escasa.
Las cosas han cambiado un poco en los ¨²ltimos a?os y hoy en d¨ªa muchas ventanas tienen cristales vitrificados que dejan pasar la luz y mantienen la privacidad. Otra cosa son las ventanas del Barrio Rojo, tambi¨¦n al ras del suelo por motivos bien diferentes, pero esa es ya otra historia.
Sin lugar a duda, los paseos de noche por el centro de ?msterdam siguen siendo una de las m¨¢s bellas atracciones de esta ciudad. Una ciudad que sorprende cada d¨ªa con su aperturismo y con su refinamiento en cuestiones de decoraci¨®n.
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