Una gran fiesta de libros en La Habana

Apuntes de viaje, La historia me absolver¨¢, Amistad funesta y Paradiso en la primera estanter¨ªa. Y, detr¨¢s, una masa uniforme de libros amenazados por el polvo que agita un ventilador. La escena de las librer¨ªas de segunda mano que brotan en las calles de la capital de este caim¨¢n verde, como alguna vez denomin¨® Nicol¨¢s Guill¨¦n a Cuba, posee el denominador com¨²n de la esencia revolucionaria.

La Habana es el centro de todo un corpus cultural, coronado por Jos¨¦ Mart¨ª como padre moral, de una sociedad cuyos h¨¦roes literarios tienen un gran espacio. Desde los exiliados Nicol¨¢s Guill¨¦n o Alejo Carpentier, pasando por Jos¨¦ Lezama, el uruguayo-cubano Daniel Chavarr¨ªa, la celebrada Dulce Mar¨ªa Loynaz o el propio Che Guevara, los libros m¨¢s f¨¢ciles de encontrar se ajustan a estos iconos.

Son librer¨ªas donde los lomos asoman a veces amarillos, a veces desgastados, y se re¨²nen m¨¢s visiblemente en la calle Obispo, principal v¨ªa tur¨ªstica de la Habana Vieja, donde cerca de diez establecimientos se suceden en apenas unas manzanas. Mayoritariamente, los libros se adquieren en moneda nacional, por lo que resultan escandalosamente accesibles para el bolsillo del extranjero. Las excepciones, generalmente en librer¨ªas dirigidas al visitante, resultan m¨¢s caras, como alguna de libros nuevos o el conjunto de puestos al aire libre de la cercana Plaza de Armas.

El consumo de letras, y de cultura en general, es una de las banderas que ondea con orgullo Cuba. Todo ello desemboca estos d¨ªas en la 22? Feria del Libro, donde se presentan 1.000 nuevas obras, entre ellas la reedici¨®n de, atenci¨®n, El hombre que amaba a los perros, de Leonardo Padura. En lenguaje cubano, se dir¨ªa que dicho t¨ªtulo estaba perdido; es decir, no hab¨ªa manera de hallarlo. Ahora la reedici¨®n se antoja pertinente en pleno fervor por el periodista y escritor que hace unos a?os confes¨®: ¡°Debo de ser uno de los estudiantes de Letras m¨¢s iletrados que alguna vez se matricularon en la Escuela de Zapata¡±. Naturalmente, recuper¨® terreno leyendo en grandes proporciones para recuperar el tiempo que pas¨® ¡°jugando a la pelota¡± hasta los veinte a?os.

No hay m¨¢s que pasearse por la Fortaleza de La Caba?a, anta?o fort¨ªn espa?ol que proteg¨ªa la ciudad, para observar la fiesta de integraci¨®n de todas las vertientes de la cultura y la sociedad. En este recinto tan simb¨®lico, donde el propio Mart¨ª pas¨® los d¨ªas encerrado, tiene lugar, hasta el pr¨®ximo 24 de febrero, este encuentro literario. Tambi¨¦n el Pabell¨®n Cuba, subsede de la Feria, acoge una porci¨®n de esa fiesta donde se combinan los libros, la m¨²sica y el ocio. Los libros son los protagonistas de una fiesta dedicada este a?o a Angola.

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