Menorca, megalito a megalito

M¨¢s de un millar de monumentos megal¨ªticos convierten la isla de Menorca en un museo al aire libre. La isla, de unos 50 kil¨®metros de largo por 10 de ancho, es f¨¢cil de recorrer en coche o bicicleta, y cuenta con interesantes yacimientos prehist¨®ricos que conservan en buen estado talayots (grandes construcciones que serv¨ªan como torres vigilancia) y taulas (santuarios ceremoniales en forma de herradura con una mesa ceremonial, taula en mallorqu¨ªn, de ah¨ª su nombre).

Esta propuesta, que recorre el pasado prehist¨®rico de Menorca, parte de Cala en Porter, en la costa sur, conocida por sus puestas de sol y por la concurrida cova de Xoroi. La primera parada es la cercana Cales Coves, una necr¨®polis compuesta por casi un centenar de cuevas artificiales excavadas en los acantilados circundantes a esta cala entre la edad de bronce y la edad de hierro. El acceso, tras dejar el coche en un aparcamiento gratuito, se realiza por un sendero de unos cinco kil¨®metros (ida y vuelta).

Desde aqu¨ª nos dirigimos al asentamiento prehist¨®rico de Talat¨ª de Dalt, ubicado a cuatro kil¨®metros de Mah¨®n, cuyo santuario, datado entre los VI y IV antes de Cristo, cuenta con una espectacular taula donde se oficiaban rituales y ofrendas para la fertilidad de la tierra y del ganado.

Muy cerca, se encuentra el poblado de Trepuco, de unos 5.000 metros cuadrados de extensi¨®n, que originariamente estaba amurallado. Declarado Monumento Hist¨®rico Art¨ªstico en 1931, conserva dos de sus siete talayots y una magn¨ªfica taula (reconstruida a principios de los a?os 70) que se contemplan en el centro de una pared en forma de estrella levantada por tropas francesas en el siglo XVIII, durante su asalto a la ciudad de Mah¨®n.

De regreso a la costa, merece la pena detenerse en Binib¨¨quer Vell, una semblanza modernista de un pueblo marinero, y en la playa de Punta Prima, con su torre de vigilancia, buen observatorio de estas playas.

Entre fortalezas y acantilados

Desde Mah¨®n, la segunda etapa del recorrido mezcla historia, fortificaciones y naturaleza. La primera parada es la fortaleza de La Mola, ubicada a un lado de la bocana del puerto de Mah¨®n, frente al Castillo y la Torre de San Felipe. Fue edificado en el siglo XIX, durante el reinado de Isabel II, debido a las presiones de la corona inglesa: en plena disputa por el control naval del Mediterr¨¢neo contra Francia, amenaz¨® con retomar el dominio de la isla si esta no era fortificada para evitar una nueva ocupaci¨®n gala.

Siguiendo hacia el norte, merece la pena internarse en el parque natural de s'Albufera d'Es Grau, el de mayor extensi¨®n de la isla, y realizar un itinerario senderista de pocos kil¨®metros que conduce hasta el cabo de Favaritx y su faro. Esta solitaria punta rocosa del litoral menorqu¨ªn, azotada por el viento de tramontana y rodeada de acantilados de pizarra negra, es uno de lugares geol¨®gicos m¨¢s antiguos de la isla.

A continuaci¨®n, volvemos al coche para alcanzar, siguiendo la l¨ªnea costera, la Torre Fornells. Construida por los ingleses a principios del siglo XIX, es la m¨¢s importante de las atalayas que rodeaban la isla, conectadas visualmente entre s¨ª. Algo que se puede comprobar desde la terraza, de inmejorables vistas, donde originalmente se apostaba la artiller¨ªa defensiva.

El recorrido se aleja de la costa en direcci¨®n a Ferreries, c¨¦lebre por su calzado tradicional, las albarcas, y la belleza de los barrancos que rodean esta villa interior fundada en el siglo XVIII. En uno de ellos, el de Algendar, se encuentra el yacimiento arqueol¨®gico de la cova des C¨¤rritx, que ha permitido conocer c¨®mo vivieron las comunidades prehist¨®ricos de la isla.

Las cuevas de cala Morell redirigen la ruta hacia la costa norte. Se trata de una necr¨®polis de finales de la edad de bronce, compuesta por catorce cuevas excavadas en las paredes de un barranco abierto al mar. Algunas presentan varios niveles y columnas cinceladas en la roca para delimitar espacios, e incluso motivos arquitect¨®nicos en relieve.

La ¨²ltima etapa conduce a Ciutadella. Se puede llegar f¨¢cilmente por carretera, o a trav¨¦s de una ruta senderista de tres horas que bordea este espectacular tramo del litoral, sobre acantilados de 50 metros de altura, hasta Punta Nati; desde aqu¨ª se retoma el coche hasta la ciudad menorquina. Desde est¨¢, a pocos kil¨®metros en direcci¨®n al este, se llega a la Naveta dels Tudons, monumento prehist¨®rico de enterramientos colectivos que data del 1.200 antes de Cristo, as¨ª como a las taulas y talayots de Gaumas y Torralva.

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