Flechazo italiano desde el coche
De la Toscana y los Dolomitas a la costa amalfitana, cinco rutas inolvidables
Road trips a la italiana, o c¨®mo disfrutar sin prisas de este pa¨ªs por carreteras secundarias y enrevesados caminos que conducen hasta sorprendentes obras de arte, joyas del Patrimonio Mundial, id¨ªlicos lagos entre monta?as o bodegas deliciosas. Cinco rutas cl¨¢sicas para recorrer Italia en coche.
01 El ¡®Grand Tour¡¯
La ruta m¨¢s cl¨¢sica, la m¨¢s imprescindible y tambi¨¦n la m¨¢s ambiciosa: la misma que el siglo XVIII segu¨ªan los j¨®venes arist¨®cratas europeos (sobre todo ingleses) en busca del arte, el conocimiento y la aventura. El Grand Tour era un viaje inici¨¢tico, una especie de a?o sab¨¢tico para conocer las grandes obras de la Antig¨¹edad cl¨¢sica y el Renacimiento, que ten¨ªa en Italia su gran meta. Se supon¨ªa que les preparaba para su futura carrera pol¨ªtica y social.
Hoy podemos seguir los pasos de aquellos estudiantes ilustrados de norte a sur de Italia (1.295 kil¨®metros en unos 12-14 d¨ªas). El Grand Tour tiene tanto de peregrinaje para eruditos como de rito de iniciaci¨®n, y sus etapas cl¨¢sicas sirven ahora para trazar nuestra ruta.
Paso a paso
Tur¨ªn. Al cruzar los Alpes los viajeros encontraban una elegante ciudad con una vor¨¢gine social de estilo parisino. Los actuales bulevares arbolados conservan ese aire franc¨¦s y muchos caf¨¦s de principios de siglo, como el San Carlo (Piazza San Carlo, 156) sirven a¨²n chocolate caliente.
Mil¨¢n. Desde Tur¨ªn, hay que hacer un desv¨ªo por la A4 para contemplar La ¨²ltima cena (Piazza Santa Maria delle Grazie) de Leonardo da Vinci, y para darnos una vuelta por la capital econ¨®mica del norte italiano.
G¨¦nova. Quien tem¨ªa cruzar los Alpes, llegaba en barco a G¨¦nova, entonces de dudosa reputaci¨®n: un laberinto de caruggi (callejuelas) oscuras e insalubres llenas de prostitutas y mendigos. Adem¨¢s, sus famosos banqueros ten¨ªan fama de traidores y codiciosos. Pese a todo, era (y es) un lugar cosmopolita, como muestran los palacios Rolli, dedicados a alojar a papas y miembros de la realeza, como el Palazzo Spinola (Galleria Nazionale) y el Palazzo Reale (Via Balbi 10).
Padua. En el camino hacia Venecia, pocos turistas del Grand Tour evitaban visitar Padua, aunque los estudiantes ya no acud¨ªan en masa al Palazzo del B¨°, la radical universidad en la que ense?aron Cop¨¦rnico y Galileo. Hoy se puede visitar su claustrof¨®bico teatro de anatom¨ªa (el primero del mundo) y los espectaculares frescos de Giotto de la capilla Scrovegni, entonces eran de escaso inter¨¦s: el arte medieval estaba pasado de moda
Venecia. Entonces, como ahora, La Serenissima atrapaba la imaginaci¨®n de los viajeros. El recorrido cl¨¢sico apenas ha variado: la Galleria dell'Accademia, el Palazzo Ducale, el Campanile, la Chiesa di Santa Maria della Salute de Longhena y las c¨²pulas orientales de la Basilica di San Marco. Venecia era tambi¨¦n el "centro del decadente encanto de lo italiano", seg¨²n un autor de la ¨¦poca. El Caff¨¨ Florian (Piazza San Marco 56/59) a¨²n conserva el ambiente del siglo XVIII.
Bolonia. Famosa por la universidad m¨¢s antigua de Europa (fundada en 1088) y tierra de Dante, Boccaccio y Petrarca. En su Basilica di San Petronio (Piazza Maggiore) el reloj de sol de Giovanni Cassini (1655) demostr¨® los problemas del calendario juliano con el a?o bisiesto, mientras los estudiantes avanzaban en el conocimiento de obstetricia, ciencias naturales, zoolog¨ªa y antropolog¨ªa.
Florencia. Aqu¨ª los j¨®venes arist¨®cratas hac¨ªan lo mismo que nosotros: dejarse cautivar por el Duomo, las obras maestras de Miguel ?ngel y Botticelli en la Galleria dell'Accademia y la Galleria degli Uffizi. Seg¨²n la Unesco, Florencia alberga "la mayor concentraci¨®n de obras de arte de fama internacional del mundo".
Viterbo. La carretera que un¨ªa Florencia y Roma atravesaba la temida y pestilente Campania (campo). A diferencia de ahora, las posadas eran inc¨®modas y peligrosas, as¨ª que los viajeros paraban brevemente en Siena, para aprovisionarse de vino, y la medieval Viterbo, para ba?arse en las Terme dei Papi.
Roma. En el XVIII a¨²n se pensaba en Roma como la augusta capital del mundo, pese a que el Coliseo estaba lleno de escombros y el Palatino cubierto de jardines. Los tesoros excavados se acumulaban en el museo nacional m¨¢s antiguo del mundo, los Museos Capitolinos, y los lugares de reuni¨®n de los j¨®venes eran la Piazza di Spagna y los jardines de la Villa Borghese.
N¨¢poles. Solo los m¨¢s aventureros del Grand Tour prosegu¨ªan hasta la animada N¨¢poles. Entonces, el Vesubio resplandec¨ªa amenazador ¨Ctuvo repetidas erupciones en el XVIII y el XIX-, pero era la cuna de la opera y de la commedia dell'arte y tomar clases de canto y acudir al Teatro San Carlo era obligatorio. El descubrimiento de Pompeya en 1748 atrajo a tropeles de mirones sensibleros: era, como ahora, el atractivo tur¨ªstico m¨¢s popular de Italia.
02 Entre lagos alpinos
Muchos escritores, desde Goethe hasta Hemingway, han cantado las alabanzas de los lagos italianos, rodeados de monta?as nevadas y villas imponentes, y destino de veraneantes desde tiempos de los romanos. En el lago Maggiore, los palacios de las islas Borromeas parecen dispuestos como una flota de buques reales anclada en el golfo, mientras las discretas colinas boscosas del lago de Como son el refugio preferido por jeques ¨¢rabes y estrellas de Hollywood.
Esta es una ruta de 205 kil¨®metros (entre 5 y 7 d¨ªas de duraci¨®n), desde Stressa a B¨¦rgamo parando en Canobbio, peque?o pueblo medieval a orillas del Lago Mayor, Como, Lecco y Bergamo.
Paso a paso
Stresa. El Lago Maggiore es el que mejor ha conservado el ambiente Belle ?poque de sus d¨ªas de esplendor, cuando la alta burgues¨ªa europea compr¨® y construy¨® villas grandiosas en sus orillas. Las estrellas de la zona son las islas Borromeas y sus palacios: la Isola Bella y el fastuoso Palazzo Borromeo en forma de barco, con la villa en la proa y los jardines repartidos en 10 terrazas como popa.
Verbania. En 1931, el arquero real y capit¨¢n escoc¨¦s Neil McEacharn compr¨® la Villa Tarento a la familia Saboya y plant¨® unas 20.000 especies: colinas ondulantes de rododendros y camelias malvas, hect¨¢reas de tulipanes e invernaderos llenos de nen¨²fares. Es uno de los grandes jardines bot¨¢nicos europeos.
Cannobio. La plaza central de este pueblo medieval cercano a la frontera de Suiza, flanqueada de casas color pastel, se llena de puestos los domingos en un mercado que atrae a visitantes desde el pa¨ªs vecino. Adem¨¢s del pintoresco Hotel Pironi, un antiguo monasterio del siglo XV, se puede hacer una excursi¨®n en velero a las ruinas de los Castelli della Malpaga.
Varese. Al sur de los montes de Campo dei Fiori, en esta pr¨®spera capital provincial los nobles milaneses construyeron palacios de recreo desde el siglo XVII. Destaca el Palazzo Estense, terminado en 1771 para Francesco III d'Este, gobernador del ducado de Mil¨¢n. Est¨¢ cerrado al p¨²blico, pero se puede pasear por sus extensos jardines.
Como. El Museo della Seta permite conocer la historia de la capital europea de la seda, en cuyas tiendas se pueden comprar finos pa?uelos y corbatas m¨¢s baratos que en ning¨²n sitio. Un paseo por la Passeggiata Lino Gelpi, conduce hasta la Villa Olmo, el edificio emblem¨¢tico de Como, levantado en 1728 por los Odescalchi, parientes del papa Inocencio XI, que ahora acoge importantes exposiciones de arte.
Bellagio. A orillas del lago, es un lugar encantador con un laberinto de escalinatas de piedra y jardines. La Villa Serbelloni ocupa gran parte del promontorio en el que se asienta este pueblo, cuyos jardines se pueden conocer en una visita guiada.
Tremezzo. Famoso por la Villa Carlotta, construida en el XVIII, y su jard¨ªn bot¨¢nico, repleto de naranjos y con algunos de los rododendros, azaleas y camelias m¨¢s impresionantes del continente.
Varenna. Recomendable deambular por la senda alfombrada de flores que va de Piazzale Martiri della Libert¨¤ a los jardines de la Villa Cipressi y la Villa Monastero, un antiguo convento convertido en la enorme mansi¨®n de la familia Mornico en el siglo XVIII.
B¨¦rgamo. La elegante arquitectura de estilo veneciano de su Piazza Vecchia fue considerada por Le Corbusier como "la plaza m¨¢s bonita de Europa". En el centro se encuentra la Piazza del Duomo, con su modesta catedral barroca, pero resulta m¨¢s interesante la contigua Basilica di Santa Maria Maggiore.
03 La gran traves¨ªa de los Dolomitas
Una ruta perfecta para amantes de la monta?a y de las tradiciones alpinas, para senderistas, escaladores y amantes de la buena mesa, en una de las cordilleras m¨¢s bellas del mundo. 195 kil¨®metros y entre 7 y 10 d¨ªas de duraci¨®n.
Desde los Alpes di Siusi, los prados alpinos m¨¢s altos y bellos de Europa, al Parque Natural Fanes-Sennes-Braies, que inspir¨® la Tierra Media de El se?or de los anillos, y de Bolzano, capital de la provincia y su aire austroh¨²ngaro, a Alta Bad¨ªa, donde las estrellas Michel¨ªn adornan muchos chal¨¦s de monta?a.
En esta regi¨®n que combina las influencias austr¨ªacas e italianas con la cultura local ladina, hallaremos gente que viste lederhosen, cura jam¨®n en sus chimeneas y usa trineos para ir de pueblo a pueblo. Tambi¨¦n reciente hoteles ecochics, spas exclusivos y restaurantes con estrellas Michel¨ªn.
Paso a paso
Bolzano. Antiguo punto de contacto entre Italia y el Imperio austroh¨²ngaro, cuenta con interesantes museos como el Archeologico dell'Alto Adige, donde se exponen los restos de ?tzi, "el hombre de los hielos" (5.300 a?os de antig¨¹edad), o el Museion, dedicado al arte contempor¨¢neo y alojado en un enorme cubo de cristal.
Val di Fassa. El verde azulado del Lago di Carezza es conocido como de lec ergobando (el lago del arco iris), pues la leyenda habla de un hechicero que, para ganarse el favor de la ninfa que all¨ª viv¨ªa, cre¨® un bonito arco iris sobre sus aguas. La ninfa termin¨® huyendo y el hechicero, furioso, estrell¨® el arco iris en el lago, conservando su brillante color para siempre.
Alta Badia. El macizo de la Sella Ronda conforma uno de los principales destinos de esqu¨ª de los Dolomitas: 130 kil¨®metros en pistas integrados en el macro dominio Dolomiti Superski. Adem¨¢s, desde La Villa, en Alta Bad¨ªa, una tortuosa carretera de 34 kil¨®metros lleva a Cortina d'Ampezzo, la m¨¢s moderna y sofisticada de las estaciones de esqu¨ª del pa¨ªs.
Parque Natural Fanes-Sennes-Braies. Inspirador de la Tierra Media de J.R.R. Tolkien, el valle y la meseta de Fanes, con sus crestas esculpidas y potentes torres de roca, son los parajes m¨¢s evocadores de los Dolomitas. Para Le Corbusier sus pin¨¢culos de roca eran "la arquitectura m¨¢s bella del mundo".
Bressanone. En la capital art¨ªstica y cultural de Val Pusteria conviene detenerse para visitar el palacio episcopal y la reconstruida catedral (original del siglo x), que conserva un fabuloso claustro del siglo XII.
Ortisei. Principal poblaci¨®n de Val Gardena y la aislada regi¨®n del Alpe di Siusi, ha conservado muchas tradiciones, como la lengua ladina, aqu¨ª de uso mayoritario. Un telef¨¦rico de alta velocidad sube desde Ortisei a las laderas del Alpe di Siusi, la pradera alpina m¨¢s extensa de Europa. Tambi¨¦n se puede conducir hasta Siusi (15 kil¨®metros), recorrido tan sinuoso como bello, salpicados por pintorescas caba?as de pastores, y rodeados por grandes cimas dolom¨ªticas.
04 El vino toscano
La Toscana es tierra de monumentos, y tambi¨¦n de buen vino, s¨®lido argumento para recorrerla en coche: arte, paisaje, restaurantes de prestigio y tintos de color rub¨ª. Esta ruta de 4 d¨ªas y 185 kil¨®metros, con inicio en Florencia y colof¨®n en Montepulciano, recorre pausadamente las buc¨®licas zonas vin¨ªcolas de la regi¨®n a trav¨¦s de solitarias carreteras secundarias, con tiempo suficiente para saborearlas, entre montes cubiertos de bosques y vi?edos impecables. Todo maridado con la buena cocina de la tierra y algunas bellas ciudades renacentistas.
Paso a paso
Florencia. Inicio recomendable: un curso de un d¨ªa en la escuela de cocina Food & Wine Academy. Tras quitarse el delantal, el viajero estar¨¢ listo para visitar la Chiesa e Museo di Orsanmichele, evocadora iglesia del siglo XIV, y comprar vinos y alimentos gourmet en Obsequium, tienda muy bien surtida que ocupa la planta baja de una torre medieval.
Castello di Verrazzano. A 26 kil¨®metros hacia el sur, esta peque?a fortaleza domina una finca donde se produce Chianti Classico, Vin Santo, grappa, miel, aceite de oliva y vinagre bals¨¢mico. Aqu¨ª vivi¨® Giovanni di Verrazzano (1485¨C1528), un aventurero que explor¨® la costa norteamericana y al que Nueva York rinde homenaje con su puente Verrazano-Narrows, entre Staten Island y Brooklyn.
Greve in Chianti. La capital del Chianti Fiorentino cuenta con el Museo del Vino, gestionado por la familia Bencist¨¤ Falorni, propietaria de la Antica Macelleria Falorni , carnicer¨ªa muy pintoresca que fundaron a principios del XVIII, y de Le Cantine di Greve in Chianti, la mejor bodega de la ciudad.
Badia a Passignano. Finca hist¨®rica en torno a una antigua abad¨ªa del siglo XI, rodeada de cipreses, olivares y vi?edos. Ahora es propiedad de la familia Antinori, una de las de mayor tradici¨®n de la Toscana, y ofrece visitas guiadas por la bodega y los vi?edos, as¨ª como clases de cocina y degustaciones de vinos y aceites.
Panzano in Chianti. Ciudad medieval casi obligada en un recorrido gastron¨®mico. Desde la Antica Macelleria Cecchini, la famosa carnicer¨ªa de Dario Cecchini, el locuaz gur¨² y poeta de la carne toscana, hasta una trilog¨ªa restauradora: la Officina della Bistecca y su men¨² sencillo dominado por la bistecca; Solociccia, donde los clientes comparten una mesa para degustar platos de carne y Dario Doc, restaurante m¨¢s informal para comer a mediod¨ªa.
Castello di Ama. Un poco de arte contempor¨¢neo entre cata y cata. Esta finca produce un Chianti Classico excelente y cuenta con un parque de esculturas hechas ex profeso por c¨¦lebres artistas como Louise Bourgeois, Chen Zhen, Anish Kapoor, Kendell Geers o Daniel Buren.
Montalcino. Ciudad medieval que domina el Val d'Orcia, aqu¨ª se produce uno de los grandes vinos italianos: el Brunello di Montalcino. Hay m¨²ltiples enoteche para probarlos, como el que se aloja en una fortaleza del siglo XIV, s¨ªmbolo de Montalcino.
Montepulciano. Este pueblo renacentista, encaramado en una cresta volc¨¢nica, es la cuna del prestigioso tinto Vino Nobile. Lo mejor es degustarlo en Le Cantine Contucci, situada en los bajos del palazzo del mismo nombre, o en la Cantina de' Ricci, alojada en unas cuevas bajo el Palazzo Ricci, pr¨®ximo a la Piazza Grande.
05 Glamour y v¨¦rtigo en la Costa Amalfitana
La Costa Amalfitana, zona de veraneo de lujo desde tiempos de los C¨¦sares, en una ruta de cinco d¨ªas desde Vico Equense a Vietri sul Mare (108 kil¨®metros) no apta para quienes padezcan de v¨¦rtigo; pone a prueba la pericia del conductor. Especialmente, en las cerrad¨ªsimas curvas de la SS163, conocida como la Nastro Azzurro (Cinta azul), encargada por Fernando II de Borb¨®n, rey de las Dos Sicilias, y terminada en 1853. ?ngulos cerrad¨ªsimos, profundas quebradas y t¨²neles excavados en la roca que recompensan al llegar a Sant¡¯Agata sui due Golfi con las mejores vistas m¨¢s panor¨¢micas de toda la regi¨®n.
Paso a paso
Vico Equense. Estamos en la Bah¨ªa de N¨¢poles y donde, entre otras cosas, invent¨® la pizza, con sus dos especialidades locales: el queso mozzarella y los tomates cultivados al sol. Se puede comprar ?por metros! en el Ristorante & Pizzeria da Gigino (Via Nicotera 15).
Sorrento. Tambi¨¦n encaramada sobre un acantilado, su encanto resite casi intacto a pesar del intenso trasiego tur¨ªstico. Debe de ser cosa de las m¨ªticas sirenas que, seg¨²n la ¨¦pica griega, nadaban en sus aguas de Sorrento.
Sant'Agata sui due Golfi. Adormilada villa con vistas espectaculares a las bah¨ªas de N¨¢poles y Salerno (de ah¨ª su nombre: Santa Agatha en dos golfos). El mejor mirador es el Deserto, un convento carmelita a un kil¨®metro y medio del centro.
Marina del Cantone. La playita de guijarros de este pueblo se considera uno de los mejores sitios para ba?arse en toda la costa. Lo mejor es aparcar en Nerano y bajar por un sendero precioso. Popular entre los submarinistas, su cocina tambi¨¦n es apreciada: muchos VIP's acuden en barco desde Capri para sentarse a la mesa.
Positano. La joya de la corona, la ciudad m¨¢s fotog¨¦nica y m¨¢s cara de la costa amalfitana. Casas en tonos albaricoque, rosa y terracota api?adas en una inclinaci¨®n imposible, calles pr¨¢cticamente verticales repletas de escaparates y elegante elegantes. Hay signos, no obstante, de realidad cotidiana: paredes desconchadas o un leve tufillo que indica problemas de alcantarillado.
El Sendero de los Dioses. El paseo m¨¢s conocido de la costa Amalfitana, conecta a lo largo de 12 kil¨®metros de empinados caminos Positano y Praiano. No recomendable para quienes tengan v¨¦rtigo: crestas de monta?as con cuevas y terrazas que caen en picado, verticales acantilados y profundos valles enmarcados por el azul deslumbrante del mar.
Praiano. Pueblo de pescadores convertido en un discreto lugar de veraneo, cuyas casas encaladas salpican las verdes laderas del Monte Sant'Angelo, hacia el Capo Sottile. Fue un importante centro de producci¨®n de seda y favorito entre los dogos de Amalfi, que veraneaban aqu¨ª.
Marina di Furore. Ubicado bajo el llamado "fiordo de Furore", una grieta descomunal que fisura las monta?as de Lattari, es poco tur¨ªstico y conserva un ambiente rural aut¨¦ntico a pesar de sus murales de colores y esculturas modernas.
Amalfi. Este pueblo peque?o fue en otros tiempos una superpotencia de 70. 000 habitantes. Conserva poco edificios hist¨®ricos rese?ables, pues la mayor parte de la ciudad antigua (y su poblaci¨®n) se hundi¨® en el mar tras el terremoto de 1343. Lo mejor es el paseo que bordea la punta hasta el vecino Atrani, pintoresco laberinto de callejuelas y soportales en torno a una animada piazza y una playa.
Ravello: Ciudad con credenciales bohemias impecables (Richard Wagner, DH Lawrence, Virginia Woolf) y entregada al turismo, famosa por los jardines de Scott Neville Reid y las vistas. Las mejores se contemplan al sur de la catedral, en la torre del siglo XVI que se?ala la entrada a la Villa Rufolo.
Cetara. Aunque algo destartalado, este pintoresco pueblo de pescadores tiene reputaci¨®n de maravilla gastron¨®mica. Cada noche, la flota de barquitos con potentes faroles sale en busca de anchoas, especie que copa las cartas de los restaurantes locales, como Al Convento, pr¨®ximo al puertecito.
Vietri sul Mare. Al final de la carretera costera, dos visitas interesantes: la Ceramica Artistica Solimene, f¨¢brica enorme con venta al p¨²blico, y el Museo della Ceramica, en Raito, que ocupa una preciosa villa rodeada de un parque.
Estas rutas en coche y otras muchas para recorrer toda Italia, podr¨¢n ampliarse en la gu¨ªa En ruta por Italia que se publicar¨¢ el pr¨®ximo mes de junio en espa?ol. Toda la informaci¨®n puede completarse con la gu¨ªa de Italia de Lonely Planet.
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