Y Napole¨®n conquist¨® Cuba
Una muela o un mech¨®n de pelo son algunos de los objetos personales del museo de La Habana dedicado al emperador franc¨¦s
En una mansi¨®n de un rinc¨®n de La Habana, a un centenar de metros de las escalinatas de la Universidad, se halla uno de los tesoros mejor guardados: el museo Napole¨®nico (San Miguel 115; +537 8791412). La colecci¨®n compuesta por m¨¢s de 7.000 objetos relacionados con Napole¨®n Bonaparte fue reunida durante a?os por Julio Lobo, magnate del az¨²car cubano. Hoy, todos esos artilugios comparten espacio en la que fuera casa de Orestes Ferrara, un multifac¨¦tico e influyente pol¨ªtico en tiempos de Gerardo Machado.
Las cuatro plantas de esta imponente morada con un mill¨®n de recovecos evocan al universo de quien fuera primer c¨®nsul y emperador, de su familia y allegados, de su imperio y la sombra de ¨¦ste. Desde objetos personales hasta artilugios de sus campa?as o del contexto en su tiempo, pasando por regalos a su primer mujer Josefina u objetos art¨ªsticos. Todo lo relacionado con Napole¨®n tiene cabida en una extensa muestra que durante muchos a?os fue reunida por Lobo, una de las personas m¨¢s acaudaladas en la Cuba de mitad del siglo pasado, en su residencia particular.
El empresario, dicen, invirti¨® cerca de ocho millones de euros en subastas por todo el mundo debido a su obsesi¨®n napole¨®nica. Al abandonar el pa¨ªs tras el triunfo de la revoluci¨®n castrista, la colecci¨®n se traslad¨® a la casa hoy reconvertida en museo, propiedad de Ferrara, otro admirador del emperador franc¨¦s, a la que se unieron diferentes donaciones del exterior para configurarse en museo en 1961. Y esa combinaci¨®n de pasiones se materializa en una biblioteca en el ¨²ltimo piso con casi 4.000 vol¨²menes, de lomo ya desgastado, sobre El Peque?o Cabo.
Un catalejo que el propio Napole¨®n us¨® en su exilio en Santa Elena, un cepillo de dientes, un bicornio, una casaca, pistolas, un mech¨®n de pelo o una muela son algunos de los objetos personales expuestos m¨¢s significativos, a los que se suman trajes de campa?a decimon¨®nicos, armaduras y sables de rituales de ascensos, medallas de condecoraci¨®n, armas de fuego, vajillas de porcelana y butacas, muebles de estilo franc¨¦s, relojes de bolsillo, tapices, l¨¢mparas deslumbrantes y, en fin, cientos de posesiones que configuran muchas de las aristas que componen un per¨ªodo que comienza con la Revoluci¨®n Francesa.
En las estancias tampoco faltan pinturas destacadas de la coronaci¨®n de Napol¨¦on como emperador o de batallas, jarrones, bustos de m¨¢rmol y soldaditos de plomo. Todo ello en un palacio repleto de terrazas, balcones y una gran azotea desde la que se divisa media ciudad: el mejor lugar para digerir los dos siglos de historia que desde el vientre de este palacio nos contemplan.
{ "active": true, "code": "147271", "elementType": "offerExtension", "id": 9, "name": "LA HABANA", "service": "tripadvisor" }
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.