Planta de estrella

Tras la construcci¨®n de un primer baluarte en 1664 con el intento fracasado de Felipe IV de recuperar Portugal, Felipe V encarga al ingeniero militar Pedro Moreau y a los arquitectos Manuel y Jos¨¦ de Lara Churriguera restituir el poder defensivo del Fuerte de la Concepci¨®n, en la ribera salmantina del r¨ªo Turones. Su dise?o Vaubam en estrella, sus vigorosos muros y el foso profundo que lo circundaba hicieron de ¨¦l un emplazamiento estrat¨¦gico durante la guerra de Independencia contra Napole¨®n. Abandonado durante medio siglo y vendido a unos particulares, que lo utilizaron de cantera y, m¨¢s tarde, como granero y corral, tuvo que esperar otro cambio de propiedad hasta que, en 2006, se acometieran los trabajos de reedificaci¨®n necesarios para transformarlo en una posada.

Desde el aire, la fortaleza configura una estrella de ocho puntas. A ras de tierra se suceden los pasadizos, los taludes, las troneras y un escudo real que decora el acceso principal con estilo churrigueresco. Los amantes de la historia tienen aqu¨ª mucho que admirar. Otra visi¨®n se adquiere, sin embargo, al penetrar en el patio de armas, restaurado a medias en sus 3.600 metros cuadrados, y comprobar que la rehabilitaci¨®n llevada a cabo por su propietario, el profesor de la Universidad Complutense de Madrid Luis Eugenio Togores, no ha sido precisamente lo que llamamos un portento.

Las antiguas dependencias militares han sido diseccionadas por la mitad para dar alojamiento a dos habitaciones dobles abovedadas con demasiadas estrecheces. O bien ped¨ªan convertirse en suites, o bien otro dise?o m¨¢s audaz por parte de su restaurador. El resultado desanima a quienes esperan de este monumento hist¨®rico un alojamiento m¨¢s experiencial. No se concibe con tanto espacio en los cuartos de ba?o el que se haya instalado una ba?era tan peque?a e inc¨®moda para la ducha. M¨¢s afortunado parece el tratamiento de las suites, especialmente las denominadas Basti¨®n del Pr¨ªncipe y Basti¨®n del Rey, cuyas entradas a trav¨¦s de los fosos permiten el aire de una terraza propia. Otra suite interesante, Basti¨®n de Espa?a, ofrece vistas a los puentes levadizos.

Sin duda lo mejor del hotel es el servicio, en gran parte debido al encargado del departamento de alimentaci¨®n y bebidas, Jos¨¦ Mar¨ªa Mart¨ªn, el fact¨®tum del lugar. El silencio es denso toda la noche. Y por la ma?ana, en el sal¨®n de desayunos, el personal se pone a disposici¨®n del hu¨¦sped para cocinarle cuanto pudiera desear.

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