Islas perdidas en el Pac¨ªfico, regiones solitarias en las que conviviremos con osos pardos, rutas sagradas de peregrinaje, lugares donde se refugia la cultura nipona m¨¢s ancestral, monta?as que imitan al Fuji¡ Todo esto en Jap¨®n, pero muy lejos de sus superpobladas ciudades y de los centros tur¨ªsticos m¨¢s visitados. Estos son algunos lugares donde se puede conocer la otra cara de Jap¨®n.
01 La Atl¨¢ntida del Pac¨ªfico
YONAGUNI-JIMA
Las islas del suroeste son el otro Jap¨®n. Podr¨ªamos pensar por un momento que estamos en Hawai o en el sudeste asi¨¢tico por su aspecto semitropical y sus bancos coralinos, pero estamos en Jap¨®n. Y justo en el extremo del archipi¨¦lago est¨¢n las islas Yaeyama, con los mejores arrecifes de Jap¨®n, junglas subtropicales, manglares y la ¨ªnsula habitada m¨¢s occidental del pa¨ªs, Yonaguni-jima situada a unos 110 kil¨®metros al este de Taiw¨¢n; se pueden ver sus monta?as en d¨ªas muy claros (pero solo ocurre un par de veces al a?o, no hay que desanimarse).
Yonaguni es famosa por su potente sake, sus peque?os caballos, por su Concurso Nacional de Pesca de la Aguja (se puede contratar un barco en Kubura por unos 55.000 yenes -400 euros- para participar) y por ser el hogar de la mariposa atlas de Yonaguni, la mayor del mundo. No obstante, los visitantes acuden para ver lo que hay bajo las olas. Destino popular para los submarinistas, acuden hasta aqu¨ª para nadar entre tiburones martillo y conocer la misteriosa Atl¨¢ntida del Pac¨ªfico, unas ruinas humanas frente a la costa sur de la isla descubiertas en 1985.
Yonaguni goza de un paisaje extremadamente agreste y por el litoral hay grandes formaciones rocosas, como las de la costa este de Taiw¨¢n. Las m¨¢s famosas son la Tachigami-iwa, literalmente ¡°roca del dios en pie¡±: la impresionantes Gunkan-iwa, la roca del barco de la guerra, y la Sanninu-dao, todas ellas frente a la costa este de la isla.
02 La ¨²ltima frontera de Jap¨®n
IRIOMOTE-JIMA
Cuando uno se anima a irse hasta el conf¨ªn de las islas Yemanas, no hay que pasar de largo por Iriomote-Jima, otra peque?a isla acordonada por arrecifes de coral y cubierta con densa selva tropical. Es uno de los lugares m¨¢s naturales del pa¨ªs y podr¨ªa clasificarse como su ¨²ltima frontera. M¨¢s del 90% de la isla est¨¢ cubierto por densas junglas y manglares y est¨¢ rodeada por algunos de los bancos coralinos m¨¢s hermosos del Jap¨®n. Con mucha suerte, se puede divisar un yamaneko, esquivo gato mont¨¦s nocturno (suelen aparecer cruzando la carretera de noche, as¨ª que cuidado).
Varios r¨ªos penetran hasta el frondoso interior de la isla y se pueden explorar en bote o kayak. Si se le suman soleadas playas ¨Cla mayor¨ªa de aguas poco profundas debido a los arrecifes- y espectaculares lugares para practicar buceo y submarinismo, resulta evidente que Iriomoto-jima es uno de los mejores destinos del pa¨ªs para los amantes de la naturaleza.
En Iriomote se pueden hacer magn¨ªficas excursiones pero antes de adentrarse en la jungla hay que notificarlo a la polic¨ªa y contratar un gu¨ªa. Tambi¨¦n se puede bucear entre los magn¨ªficos arrecifes de coral que la rodean.
03 Peregrinaje sagrado en Kansai
KUMANO KODO
Los turistas van a la regi¨®n de Kansai porque es el coraz¨®n de Jap¨®n y porque aqu¨ª se encuentran ciudades como Kioto, Osaka, Nagoya y el Ise-jingu, uno de los tres santuarios m¨¢s importantes de Jap¨®n. Pero tambi¨¦n para realizar la antigua ruta peregrina Kumano Kodo, en Wakayama, recomendable si queremos empaparnos de la cultura y la historia niponas. Esta excursi¨®n por las monta?as del sur de Kansai nos llevar¨¢ a los tres santuarios sinto¨ªstas m¨¢s sagrados del pa¨ªs: el antiguo camino de Kumano.
Desde tiempos inmemoriales, los japoneses cre¨ªan que estas tierras remotas estaban habitadas por los kami, deidades sinto¨ªstas. Los primeros emperadores de Jap¨®n acud¨ªan en peregrinaje a esta zona, y segu¨ªan la ruta desde Kioto, v¨ªa Osaka, Tanabe y por los montes interiores de Wakayama. Con el tiempo, este peregrinaje se extendi¨® de nobles a plebeyos, y tambi¨¦n a los sacerdotes yamabushi (ascetas errantes de la monta?a).
El recorrido conecta los santuarios de Hongu Taisha, Hayatama Taisha y Nachi Taisha, Patrimonio mundial en 2004, y muchos de sus tramos por la cordillera de Kii han sido restaurados y cuentan con alojamientos que facilitan el recorrido. Se puede bajar por la costa occidental de la pen¨ªnsula de Kii-hanto, desde Kioto u Osaka hasta Tanabe, donde hay estupendos izakaya (restaurante t¨ªpico japon¨¦s), o viajar a trav¨¦s del Koya-san. El recorrido cl¨¢sico incluye el desplazamiento en autob¨²s desde Tanabe, en la costa oeste de Wakayama, y dos d¨ªas de caminata hasta Hongu, que cuenta con buenos onsen (alojamientos tradicionales) como Yunomine y Kawa-yu, ideales para quedarse un par de noches. La ruta de peregrinos es un tramo fabuloso que dura media jornada desde Hosshinmon-oji al Kumano Hongu Taisha, el santuario principal.
La oficina de turismo de Kumano, en Tanabe, cuenta con informaci¨®n detallada y planos de las rutas. Se puede acceder a su servicio de reserva de alojamiento (en ingl¨¦s) y planear la ruta en un abrir y cerrar de ojos.
04 Un exilio imperial
ISLAS OKI
En otros tiempos los japoneses enviaban al exilio a los altos cargos ca¨ªdos en desgracia, e incluso a los emperadores, a las lejanas islas Oki, al norte de Matsue, en el mar de Jap¨®n. Incluso ahora, hay pocos extranjeros que hayan llegado hasta este remoto archipi¨¦lago que ofrece parajes espectaculares y una sensaci¨®n real de estar lejos de todo.
Dentro del geoparque de las Islas Oki se encuentra el grupo de las Okishoto, donde se conservan pr¨¢cticas culturales y religiosas que no se observan en ning¨²n otro lugar del pa¨ªs. El ritmo de vida es significativamente m¨¢s lento y hay menos instalaciones tur¨ªsticas, lo cual se agradece, por lo que merecen al menos un par de d¨ªas de visita. Debe tenerse en cuenta que el servicio de ferry puede sufrir variaciones o interrupciones en caso de mal tiempo.
En la isla m¨¢s grande, Dogo, destacan sus viejos cedros gigantes. Se dice que en Chichi-sugi, de 800 a?os, vive una deidad, y que el Yao-sugi, con sus retorcidas ramas apuntaladas, en el Tamakawsu-no-mikotoko-jinja, es milenario. Se pueden realizar excursiones por la costa y por la naturaleza, adem¨¢s de salidas en barco por la zona portuaria de Saigo y Shirashima, en la costa norte. El sumo taurino (toro contra toro) ofrece entretenimiento todo el a?o.
La peque?a Chiburi-jima tambi¨¦n goza de un litoral impresionante, en el que destaca Sekiheki, una extensi¨®n de acantilados de color ¨®xido.
05 El para¨ªso perdido
VALLE DE IYA
A pocas horas de las grandes ciudades de Kansai, se encuentra el llamado para¨ªso perdido de Jap¨®n. Los primeros documentos escritos sobre el valle de Iya describen a un grupo de chamanes que huyeron de la persecuci¨®n en Nara en el siglo IX. A finales del XII, Iya se convirti¨® en el ¨²ltimo refugio de los miembros del clan Heike, tras su derrota en las Guerras Genpei a manos de los Minamoto. Se cree que sus descendientes a¨²n viven en las aldeas de la monta?a.
Iya se encuentra en la isla de Shikoku, enclave perfecto para la b¨²squeda de la perfecci¨®n espiritual y conocido por su ruta de los 88 templos, y es un lugar especial, con escarpados desfiladeros y densos bosques de monta?a que atraen a viajeros en busca de alivio y tranquilidad. El lugar id¨®neo para alojarse en una granja restaurada con tejado de chamizo y saborear la vida en una aldea tradicional. La experiencia de caminar por estrechas carreteras al borde de precipicios mientras las aguas color azul glacial del Yoshino-gawa discurren por el antiguo fondo del valle es maravillosa.
Los m¨¢s activos pueden escoger entre excelentes rutas de excursionismo en los alrededores de Tsurugi-san o practicar rafting en las gargantas de Oboke y Koboke, cuyas aguas verdes van cogiendo fuerza hasta convertirse en r¨¢pidos de clase IV. Conducir por estos valles fluviales rurales permite entrever por primera vez la verde magia del Iya. En los profundos ca?ones a lo largo de la antigua carretera 31 hay infinidad de paisajes espectaculares.
Por esa estrecha ruta entre Awa-Ikeda y el valle de Iya circulan algunos autobuses p¨²blicos. En la zona hay tres onsen de categor¨ªa, aunque el ocio nocturno se limita a probar los soba (fideos de alforf¨®n) y rememorar las maravillas del d¨ªa.
06 Ba?os al aire libre
PARQUE NACIONAL DE SHIRETOKO
Con caminos sin asfaltar y una sana poblaci¨®n de osos pardos, Shiretoko se gana el t¨ªtulo de la ¨²ltima (y verdadera) tierra salvaje japonesa. Declarada Patrimonio mundial, la magn¨ªfica pen¨ªnsula que ocupa este parque era considerada el fin del mundo por los ainu. Tan apartada, que resulta poco accesible en coche. A menos que sea un buen senderista, el visitante se limitar¨¢ a contemplar el parque desde un crucero o a ver m¨ªnimas partes desde un autob¨²s. Aun as¨ª, merece la pena: Shiretoko es realmente la ¨²ltima zona salvaje del pa¨ªs.
El parque tiene dos puntos de acceso: Utoro, al noroeste, y Rausu, en el sureste. Quien viaje en transporte p¨²blico llegar¨¢, probablemente, en autob¨²s desde Shari a Utoro. En la pen¨ªnsula de Shiretoko viven unos 600 osos pardos, la mayor densidad de la isla. Adem¨¢s estos osos son mucho m¨¢s agresivos y grandes que los osos negros asi¨¢ticos que habitan en Honshu. Hay que ser precavidos, sobre todo por la ma?ana temprano y al anochecer, y no andar por ah¨ª solo.
La experiencia que nadie se puede perder es la de ba?arse en las estupendas fuentes termales (onsen): pozas gratuitas de agua caliente donde solo hay que desnudarse y sumergirse. ?No aptas para t¨ªmidos! Algunos est¨¢n en el bosque; otros, junto al mar. A la mayor parte solo se llega en veh¨ªculo propio.
07 Senderismo en el Jap¨®n remoto
RISHIRI-TO Y REBUN-TO
Si queremos alejarnos de la imagen de un Jap¨®n repleto de gente, hay que irse al norte, a la isla de Hokkaido, de paisajes ricos en flora, fauna, monta?as y vegetaci¨®n, y con inviernos nevados y veranos templados. Una vez all¨ª, las remotas islas de Rishiri-to y Rebun-to (al oeste de Wakkanai), casi la punta septentrional del pa¨ªs, son una verdadera delicia para excursionistas y fot¨®grafos, que suelen acudir cada a?o entre mayo y agosto para captar el estallido de color de las flores silvestres. El parque nacional incluye las floridas marismas de Sarobetsu Genya, a las que se llega mejor desde Wakkanai.
El verano es tambi¨¦n la mejor ¨¦poca para subir al Rishiri-zan (1.721 metros), cuyo cono casi perfecto surge del mar como un monte Fuji en miniatura. Una buena muestra del Jap¨®n remoto y un lugar perfecto para hacer senderismo. El principal punto de partida est¨¢ a unos 4 kil¨®metros de la terminal de ferries, en Oshidomari, a 220 metros de altitud. La ascensi¨®n vale la pena por las incre¨ªbles vistas que ofrece.
08 La isla de los festivales
SADO-GA-SHIMA
En 2011 un gran terremoto y un tsunami arrasaron un extenso tramo de la costa del norte de Honsu. Los esfuerzos y trabajos de recuperaci¨®n todav¨ªa no han terminado pero no es impedimento para visitar la regi¨®n. Hay muchas zonas que no sufrieron da?os y aqu¨ª encontraremos maravillas naturales como Sado-Ga-Shima, una isla silvestre de monta?as y litoral accidentados, caracterizada por su belleza agreste y curiosos vestigios de un pasado rico y evocador. Aunque es la sexta isla m¨¢s grande de Jap¨®n, se podr¨ªa decir que hay m¨¢s ¨¢rboles de caquis que personas y sus calas de arena est¨¢n rodeadas de zonas de acampada en lugar de edificios de hormig¨®n. Las multitudes invaden la zona la tercera semana de agosto para la Celebraci¨®n de la Tierra, pero fuera de la temporada de verano, es una regi¨®n muy tranquila.
Sado siempre ha sido un destino remoto, y no siempre voluntario. Durante la ¨¦poca feudal fue una destacada colonia penitenciaria a la que se eran desterrados los intelectuales ca¨ªdos en desgracia, como el emperador Juntoku, el maestro del teatro n¨ Zeami Motokiyo o Nichi-ren , fundador de una de las escuelas budistas m¨¢s influyentes de Jap¨®n. En 1601, al descubrirse oro en el pueblo de Aikawa, se produjo una repentina llegada de mineros que, a menudo, eran vagabundos reclutados por la fuerza y obligados a trabajar como esclavos.
Sado es famosa por tener m¨¢s festivales al a?o que cualquier otro lugar de Jap¨®n, que prueban adem¨¢s la dedicaci¨®n local por un estilo de vida tradicional: el festival del at¨²n de Sado, un encuentro de buscadores de almejas, el festival de los caracoles de mar o el festival del c¨ªrculo de paja.
09 Islas de otro mundo
ARCHIPI?LAGO DE OGASAWARA
En el rinc¨®n menos tur¨ªstico de Jap¨®n. A 25 horas y media en ferry desde Tokio, en medio del Pac¨ªfico, este ¡°trozo¡± alejado de la prefectura tokiota ofrece arenales inmaculadas y noches estrelladas. El archipi¨¦lago de Ogasawara, compuesto de islas semitropicales, parece de otro mundo. Los primeros habitantes construyeron puntos de avituallamiento para los barcos balleneros que faenaban en los caladeros de Jap¨®n. Hay arsenales en desuso en la mayor¨ªa de sus playas, construidos por los japoneses para repeler una avanzadilla aliada durante la II Guerra Mundial (las batallas m¨¢s importantes se libraron m¨¢s al sur, en Iwo-Jima).
Para¨ªso para los amantes de la naturaleza, Ogasawara est¨¢ rodeado de arrecifes de coral que invitan al buceo con tubo, al avistamiento de ballenas, a nadar con delfines y a salir de excursi¨®n. H¨¢bitat de docenas de especies raras y amenazadas, como el zorro volador de Bonin, en 2004 se fotografi¨® cerca de Ogasawara, por primera vez, al legendario calamar gigante Architeuthis. De enero a abril, las ballenas jorobadas se acercan hasta 500 metros de la playa.
El ¨²nico modo de llegar a Ogasawara es en ferry desde Tokio, que atraca en Chichi-jima, la principal isla del archipi¨¦lago. Un ferry m¨¢s peque?o comunica ¨¦sta con Haha-jima, otra de las isla, y tambi¨¦n se puede hacer una excursi¨®n a Minami-jima, una isla deshabitada con una playa fant¨¢stica llamada Ogi-ike.
M¨¢s informaci¨®n en la gu¨ªa Lonely Planet de Jap¨®n (enero 2014) y en www.lonelyplanet.es
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