Pigtown, en modo ¡®pub¡¯

La ciudad del r¨ªo Shannon deja atr¨¢s su fama canalla para consolidarse como la tercera ciudad m¨¢s poblada de Irlanda. Acaba de estrenar muelle tras una remodelaci¨®n que lo ha rejuvenecido, y ha sido designada capital cultural del pa¨ªs en 2014. Entre los actos destaca la reci¨¦n inaugurada Bienal de Arte de Irlanda (Eva), comisionada por Bassam el Baroni, que ha reunido a artistas contempor¨¢neos de primera l¨ªnea como Asier Mendizabal o Mart¨ª Anson. Conocida por el sobrenombre de Pigtown (ciudad de los cerdos) por la gran cantidad de granjas que atesora el condado de Limerick, es tambi¨¦n c¨¦lebre por la solvencia de su School of Art and Design y el County House proyectado por Merritt Bucholz. Ah, y tambi¨¦n por ser la ciudad de The Cranberriesy del escritor Frank McCourt, por supuesto.

No hay nada como empezar el d¨ªa con un desayuno en el Milk Market (1)?(www.milkmarketlimerick.ie) Se mire por donde se mire es un mercado emocionante. Este antiguo edificio, cubierto por una carpa, alberga todo tipo de puestos de comida y de gente que aportan dinamismo y color. Naturistas, hippies, abogados y ni?os comparten flores, fresas, miel, hilos, pescados y mermeladas. En una esquina se encuentra Sally Mills (sallymillsbakery.com): familias, con perro incluido, desayunan en perfecta armon¨ªa ante un memorable surtido de cakes (pasteles). El de zanahoria es la especialidad de la casa. Y se nota. No solo es una elecci¨®n acertada, sino que, meses despu¨¦s de catarlo, usted seguir¨¢ hablando de ¨¦l. Atenci¨®n a los quesos de Stola. Si la simp¨¢tica due?a le ofrece cheddar vintage, wicklow blue o garlic and herb gouda, acepte y goce. De este lugar nadie quiere irse; cualquiera preferir¨ªa quedarse en maceraci¨®n entre tan buena compa?¨ªa. A la salida est¨¢ la premiada panader¨ªa Quigleys (39, Cruises Street), con varios Bridgestone Awards, y enfrente, Lulu¡¯s Milksahkes Parlour,una granja como las de antes, con olor a caramelo, en la que sirven batidos y helados de colores. Irlanda, ya se sabe.

Desde 1997 el Hunt Museum (2)?(www.huntmuseum.com) exhibe la colecci¨®n del matrimonio Hunt en el edificio de la Aduana, dise?ado por David Ducart en 1769, estilo palladiano. Como buenos coleccionistas, John y Gertrude Hunt ten¨ªan una tienda de antig¨¹edades en el Londres de los pasados a?os treinta con todo tipo de objetos dom¨¦sticos de cer¨¢mica, porcelana o marfil (que usaban a diario) y arte medieval, barroco, moderno y contempor¨¢neo. El temor de la guerra les traslad¨® a Irlanda. Y en los setenta donaron todo a Limerick por pura afinidad con el paisaje. En cada sala hay una librer¨ªa con cajones. ?bralos, all¨ª est¨¢n las joyas. Era una man¨ªa de la se?ora Hunt, quer¨ªa que el visitante rebuscara por aquello de la interacci¨®n con el entorno. Si usted abre un caj¨®n y encuentra un gauguin, un picasso o un renoir, sepa que es lo normal. En la tercera planta, expuesto, est¨¢ el picasso que todo ser humano querr¨ªa tener en su cocina: Plat del d¨ªa,que retrata la carta del men¨² del restaurante Els 4 Gats de Barcelona.

Para una parada restauradora r¨¢pida pero eficaz conviene tener en cuenta The Locke Bar (3)?(lockebar.com), un cl¨¢sico de Limerick. Hay buenos s¨¢ndwiches y mejor terraza. Pida lo que pida, la guarnici¨®n con patata ¡ªen sus muchas versiones¡ª est¨¢ asegurada. Muy cerca le esperan dos emblemas: el King John¡¯s Castle (4)?y la St Mary¡¯s Cathedral (5). El primero permite recorrer la historia de la ciudad y obtener buenas vistas con el r¨ªo Shannon atravesado de puentes. La segunda lleva nueve siglos en el coraz¨®n de Limerick y atesora mucha memoria. Fue Parlamento vikingo y Palacio Real de los reyes de Munster. Hoy es un s¨ªmbolo del barrio medieval y los mi¨¦rcoles a las 13.15 suele programar recitales de piano.

Hay que darse prisa. Antes de las 17.00 se debe llegar a Catherine Street para entrar en Lucky Lane (6), es un humilde mercado de pulgas con tendencia a lo antiguo e interesantes precios. Desde las cl¨¢sicas mantequilleras brit¨¢nicas, tan escasas en otros pa¨ªses, hasta mobiliario. Se admite regatear. Una vez revisitado, ahora s¨ª, pausa en el reputado Sage Cafe (7)?(www.thesagecafe.com), ideal para merendar y repasar las compras.

Cerca, en el Georgian Quartier, quedan dos opciones dispares. Para fans de la novela (y la pel¨ªcula) Las cenizas de ?ngela nada como el Frank McCourt Museum (8)?(www.frankmccourtmuseum), donde se recrea la vida de Limerick tal cual la relat¨® el escritor en su novela, merecedora del Pulitzer en 1997. Pobreza, hambre, humo y desolaci¨®n se unieron en unas memorias que la directora, Una Heaton, conserva con entusiasmo, hasta el punto de que parte de las cenizas del autor (1930-2009) est¨¢n aqu¨ª. Para los menos figurativos espera la Limerick City Galerie of Art (9)?(gallery.limerick.ie), con las mejores propuestas de arte contempor¨¢neo irland¨¦s y una entra?able colecci¨®n de p¨®steres donada por Michael O¡¯Connor.

Si hay ganas de hacer una peque?a excursi¨®n interesa el Folk Park (10)?(www.shannonheritage.com). M¨¢s que por el parque en s¨ª ¡ªque como tantos otros se ha sumado a la moda de recrear la forma de vida irlandesa del siglo pasado¡ª o por el castillo de Bunratty, es porque a las afueras espera el Durty Nellys (durtynellys.ie), un famos¨ªsimo pub?t¨ªpicamente irland¨¦s lleno de alegr¨ªa destilada. Es un buen lugar para venirse arriba. Dicen que el caf¨¦ irland¨¦s se invent¨® en este condado. Sea o no cierto, este es uno de los lugares donde mejor lo preparan.

De vuelta a Limerick, para seguir en modo pub, sepa que el Flannerys Bar (11)?(flannerysbar.ie) es el pub irland¨¦s al que est¨¢ acostumbrado. No obstante, el due?o es una vieja gloria del rugby, Michael Flannerys, que sabe bien c¨®mo se debe celebrar una victoria y c¨®mo una derrota. Se puede cenar buena carne irlandesa o el aut¨®ctono y sabroso roast pork belly en Cornstore?(www.cornstorerestaurantslimerick.ie), con m¨²sica en directo.

Y para acabar viviendo algo genuino hay que ir al bar O¡¯Donnells (12)?(11, Wichkam St). Puede buscar por toda la ciudad, por el condado o por la provincia, que no hallar¨¢ barra m¨¢s kitsch: billar, karaoke, tele y una mezcla de edades que no lograr¨¢ entender. El aburrimiento no existe. Bajo la estanter¨ªa de botellas un anuncio con la foto de un se?or de mejillas rosadas dice: ¡°Se busca a John Collins. Por favor, vuelve al bar¡±. ?Necesita m¨¢s datos para saber que este es el sitio?

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