Cuando los romanos llegaron a Lisboa
Las galer¨ªas subterr¨¢neas que se conservan en el subsuelo de la Baixa se pueden visitar solo tres d¨ªas al a?o porque a¨²n foman parte del sistema de aguas de la ciudad
Corre el a?o 139 antes de Cristo. En el campamento lusitano, el caudillo Viriato duerme a pierna suelta al amparo de su tienda de cuero. Tres de sus mejores oficiales, Audax, Minuro y Ditalc¨®n, armados con las temidas falcatas ¡ªla caracter¨ªstica espada curva utilizada en toda la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica¡ª entran en su tienda y le acuchillan a deg¨¹ello, por encima de la armadura de la que el l¨ªder lusitano no prescind¨ªa ni para dormir. Con la muerte de Viriato, las guerras entre Roma y los diferentes pueblos ib¨¦ricos se acercan a su fin y comienza el largo y duro per¨ªodo de pacificaci¨®n y asimilaci¨®n de la extraordinaria cultura romana por parte de toda la pen¨ªnsula.
A¨²n siendo un enclave tan alejado de Roma, o quiz¨¢ precisamente por ello, Olissipo, la Lisboa romana, se convirti¨® muy pronto en un centro neur¨¢lgico comercial y pol¨ªtico, llegando sus habitantes a adquirir el estatus de ciudadanos romanos antes incluso de la pacificaci¨®n de Lusitania. Poco m¨¢s de 100 a?os despu¨¦s de la muerte de Viriato, los romanos ya hab¨ªan comenzado sus inconfundibles trabajos de ingenier¨ªa civil y p¨²blica. Las galer¨ªas subterr¨¢neas encontradas bajo el subsuelo de la Baixa lisboeta datan del siglo I despu¨¦s de Cristo, y conforman un impresionante enredo de galer¨ªas abovedadas, hechas de piedra y construidas en su d¨ªa en el piso inferior de un edificio p¨²blico cercano al ¨¢rea portuaria. Fueron descubiertas tras el terremoto de 1755, cuando el Marqu¨¦s de Pombal se propuso modificar toda la parte de la Baixa para evitar otro desastre como el tsunami que sigui¨® a ese temblor y que mat¨® a m¨¢s de 10.000 personas. Gracias al Marqu¨¦s de Pombal, por cierto, surgi¨® la Baixa como la conocemos hoy en d¨ªa, que convirti¨® a Lisboa en la primera ciudad europea en incluir entre sus muros los modernos y rectil¨ªneos trazados urbanos ya practicados en las ciudades del Nuevo Continente.
Las galer¨ªas romanas se construyeron para salvar el gran desnivel existente entre la zona portuaria y el Castillo de S?o Jorge, que era en realidad la franja donde se asentaba la civitas romana. Hoy solo est¨¢ abierta al p¨²blico una cuarta parte de las galer¨ªas, y, debido al trabajo de recuperaci¨®n y a la existencia de cloacas, solo es posible visitarlas tres d¨ªas al a?o. El intenso per¨ªodo de visitas se abre en septiembre, en el transcurso de las Jornadas Europeias do Patrim¨®nio. El n¨²mero de solicitantes para la visita es enorme; el que quiera intentarlo no escapar¨¢ de unos buenos madrugones y horas y horas en una cola que llega a extenderse tres manzanas. El resto del a?o, las galer¨ªas permanecen inundadas.
Otro de los puntos neur¨¢lgicos de la presencia romana en el ¨¢rea urbana de Lisboa es el llamado N¨²cleo Arqueol¨®gico de la Rua dos Correeiros. La ciudad de Olissipo estableci¨® un desarrollado comercio y una lucrativa industria del pescado. Exportaban gran cantidad de conservas y aceite hasta la misma Roma, y las 31 cetarias o viveros encontrados en la Rua dos Correeiros dan buena cuenta de ello. Utilizadas entre los siglos I y V, contaban con otras instalaciones de apoyo, como los almacenes y la casa del custodio de la conservera, que inclu¨ªa una peque?a terma para goce y encanto del cancerbero. A¨²n se conservan los mosaicos que cubr¨ªan gran parte del suelo de la vivienda. Todo el complejo es visitable, un viaje conmovedor no solo a la ¨¦poca romana, sino tambi¨¦n al resto de culturas que poblaron la ciudad de Lisboa hasta la ¨¦poca pombalina, como el per¨ªodo andalus¨ª y el medieval.
Subiendo hacia Alfama y Gra?a nos encontramos con otra de las joyas romanas de la ciudad. El Teatro Romano, tambi¨¦n descubierto durante las obras de reconstrucci¨®n tras el terremoto de 1755, fue construido en la primera mitad del siglo I antes de Cristo, y pod¨ªa acoger hasta 5.000 espectadores. Aunque siguen los trabajos de investigaci¨®n, un tercio del teatro ha sido abierto al p¨²blico y se ha creado un museo para exponer el rico acervo encontrado a lo largo de todos estos a?os. Como el resto de las construcciones p¨²blicas de Olissipo, as¨ª como las viviendas privadas, el teatro dej¨® de funcionar en el siglo IV, coincidiendo con el declive del Imperio Romano y la muerte paulatina de su rica cultura e idiosincrasia.
Por ¨²ltimo, en la Catedral de Lisboa se encuentra lo que muchos consideran que fue el centro de la vida en Olissipo. En 1990 unas excavaciones arqueol¨®gicas en el claustro descubrieron lo que se cree formaban un f¨®rum, diversos bazares, espacios habitacionales y una calzada embaldosada que llevaba desde el puerto hasta el teatro. Como en el N¨²cleo Arqueol¨®gico de la Rua dos Correeiros, en las ruinas de la catedral puede apreciarse las distintas etapas, estilos y culturas que ocuparon el emplazamiento, mostrando una Lisboa distinta a la de hoy, sacando a la luz esa corazonada de lejanas biograf¨ªas, de existencia y de supervivencia, de una memoria que se pierde mucho m¨¢s all¨¢ de lo que sugieren los muros cuarteados, las calles empedradas y el moho en las paredes de la ciudad.
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