Castillos de cine
Del Versalles h¨²ngaro, G?d?ll?, al genuino palacio parisiense, donde Sof¨ªa Coppola rod¨® su ¡®Marie Antoinette¡¯, pasando por la c¨¢mara secreta de Harry Potter
Encantados, maravillosos, hist¨®ricos e incluso imaginarios, los castillos siempre han despertado la imaginaci¨®n de los creadores. Esta es una visita guiada de la mano de algunos cineastas inspirados.
01 Centroeuropa imperial, con Siss¨ª
ALEMANIA, AUSTRIA y HUNGR?A
La antepasada de Barbie se llamaba Siss¨ª y llevaba vestido b¨¢varo. Dan fe de ello las edulcoradas pel¨ªculas que desde hace d¨¦cadas nos han hecho incorporar a la poco ortodoxa emperatriz austriaca a nuestro imaginario. Ernst Marischka film¨® una trilog¨ªa que nos repiten cada a?o en varias ocasiones en televisi¨®n, sin que las nuevas generaciones se desenganchen de todo de este peculiar personaje de la historia, magnificado por el cine.
En la segunda entrega de la serie (Sissi Emperatriz, 1956) Elizabeth acaba de casarse con su Franz, el archiduque de Austria, pero le pesa la etiqueta de la corte y su suegra le retira la custodia de su hija. Despechada, Siss¨ª corre a refugiarse al castillo de pap¨¢. Para ponerle la guinda, Romy Schneider presta a la desdichada su sonrisa y sus l¨¢grimas m¨¢s ingenuas. La actriz tardar¨ªa a?os en liberarse de este personaje de mu?eca con diadema.
Es tal la popularidad del personaje hist¨®rico (y del cinematogr¨¢fico) que existe una ruta tur¨ªstica de Siss¨ª. Este alegre camino parte de los Alpes B¨¢varos, con paradas en el castillo de Unterwittelsbach, cerca de Augsburgo, en el palacio vien¨¦s de Sch?nbrunn, en el Blauer Hof (el patio azul) de Laxenburg y, finalmente, en el Versalles h¨²ngaro, G?d?ll?, al noreste de Budapest. Un itinerario retro que da gusto recorrer al volante de un cup¨¦ Mercedes Benz de ¨¦poca, con guantes de cabritilla y una Kodak en bandolera. No hay que olvidar llevar un mapa de carreteras; est¨¢ terminantemente prohibido el GPS.
02 Misterioso viaje monacal
ITALIA, FRANCIA y ALEMANIA
En 1327, en una abad¨ªa benedictina del norte de Italia, un fraile franciscano y un novicio llevan a cabo una investigaci¨®n tras la muerte de varios religiosos. En 1986, Jean-Jacques Annaud adapt¨® al cine el best seller erudito y l¨²dico de Umberto Eco, El nombre de la rosa, un thriller medieval que cautiva f¨¢cilmente con esta investigaci¨®n con fondo de disputas teol¨®gicas y de Inquisici¨®n. Pieza fundamental de la intriga, Guillermo de Baskerville, hombre m¨¢s de raz¨®n que de fe, toma los rasgos de Sean Connery en uno de los mejores papeles de su carrera.
La atm¨®sfera medieval, perfectamente recreada por la fotograf¨ªa y los decorados, tiene mucho que ver tambi¨¦n con la arquitectura del monasterio, que responde m¨¢s a una construcci¨®n mental que a una realidad f¨ªsica.
Los exteriores fueron rodados totalmente en los Abruzzos, pero la abad¨ªa tiene como modelo el Castel del Monte, en Apulia, un edificio octogonal construido por Federico II en el siglo XIII y actualmente declarado Patrimonio mundial por la Unesco. No obstante, Jean-Jacques Annaud rod¨® los interiores en Alemania, en la abad¨ªa cisterciense de Eberbach, en Hesse, y llev¨® su c¨¢mara a los vecinos montes de Taunus. Un aut¨¦ntico viaje en el tiempo.
03 Con Harry Potter en la c¨¢mara secreta
REINO UNIDO
Harry Potter ha sido una de las grandes incorporaciones a la literatura infantil de las ¨²ltimas d¨¦cadas y la industria del cine se apresur¨® a explotar el personaje. En la segunda obra de la saga, Harry Potter y la c¨¢mara secreta (2002), se presenta a un Daniel Radcliffe todav¨ªa juvenil en el papel del mago con gafas. Obligado a pasar sus vacaciones en casa de sus t¨ªos, Harry recibe la visita de un elfo que lo pone en guardia contra un peligro que amenaza el internado de Poudlard¡ Despu¨¦s del inicio cinematogr¨¢fico de la saga del personaje creado por J. K. Rowling, Harry Potter y la piedra filosofal, Chris Colombus convierte la segunda entrega en aut¨¦ntica caja de Pandora, administrando su dosis de prodigios, de burlas y de chanzas. Esta es, sin duda, la m¨¢s infantil de las ocho pel¨ªculas de Harry Potter.
Poudlard es un castillo invisible para los moldus, los no magos, pero los fans tienen salvoconducto a los estudios de Leavesden, cerca de Londres, donde han sido reconstruidos los decorados de la pel¨ªcula. La c¨¢mara secreta, gigantesca, mide 2.774 metros cuadrados. Si no, para acercarse a la realidad, si es que esta existe, hay que ir al and¨¦n 9? de la estaci¨®n londinense de King¡¯s Cross (indicado actualmente con un cartel), desde donde uno puede esperar al imaginario Poudlard Express.
El viaducto de Glenfinnan, en las Highlands, sirvi¨® de grandioso decorado al tren de vapor, pero la pieza maestra de la reconstituci¨®n cinematogr¨¢fica de Poudlard es el castillo de Alnwick, en el Northumberland. All¨ª el viajero reencuentra la silueta del internado para magos, as¨ª como su interior, mejorado gracias al 3D con numerosos elementos g¨®ticos tomados de la catedral de Gloucester o del Christ Church College de Oxford.
04 Escapada a la I Guerra Mundial
ALSACIA (FRANCIA)
En 1937, Jean Renoir film¨® un pionero relato de evasi¨®n. La gran ilusi¨®n fue el primero del g¨¦nero y se ha convertido en un modelo. Durante la I Guerra Mundial, unos oficiales franceses est¨¢n presos en una fortaleza de alta seguridad dirigida por un arist¨®crata con mon¨®culo, Von Rauffenstein. Esta pel¨ªcula coral exhibe un reparto brillant¨ªsimo: Gabin seduce por su comicidad, Dalio por sus lloriqueos y Fresnay por sus frases cortantes, sin olvidar a Von Stroheim, embutido en su collar¨ªn. El mayor ¨¦xito de Jean Renoir exalta el pacifismo y la amistad entre los pueblos y es una de las pocas pel¨ªculas conservadas en las colecciones del MoMA de Nueva York.
Para ver los escenarios reales hay que poner rumbo al este de Francia. Renoir rod¨® en la ciudad fortificada de Neuf-Brisach, en el Alto Rin, en Colmar, en el valle de Chamonix para algunos exteriores y, sobre todo, en el castillo de Haut-Koenigsbourg, en el Bajo Rin. Esta fortaleza medieval, destruida en 1633 durante la Guerra de los Treinta A?os, fue reconstruida a comienzos del siglo XX por el k¨¢iser Guillermo II para marcar lo que entonces era el l¨ªmite occidental del Imperio germ¨¢nico. Su arquitectura militar solo ten¨ªa valor simb¨®lico, pero el edificio, encaramado en la ladera de una monta?a, sigue impresionando. En verano uno puede ser fagocitado por la cantidad de visitantes, m¨¢s de medio mill¨®n al a?o.
05 Con la irreverente Mar¨ªa Antonieta
VERSALLES (PAR?S)
Al filmar en 2006 el moderno biopic de la archiduquesa de Austria convertida en reina de Francia, a la directora Sofia Coppola no le importaba tanto poner en im¨¢genes los fastos de la corte y los proleg¨®menos de la Revoluci¨®n francesa como dibujar el retrato de una joven atrapada en el torbellino de su juventud.
Kirsten Dunst, descubierta en Spiderman, le prest¨® su gracia y sus caprichos. La pel¨ªcula presenta la vida de Mar¨ªa Antonieta desde su boda con el delf¨ªn, en 1770, hasta los motines del hambre de octubre de 1789. Sorprende por los anacronismos de una banda sonora en la que alternan Rameau, Air y The Strokes. Una cura de juventud para los oros de Versalles.
La directora consigui¨® la autorizaci¨®n para rodar en el palacio de Versalles los lunes por la noche, cuando est¨¢ cerrado al p¨²blico. Un paseo por la galer¨ªa de H¨¦rcules, la galer¨ªa de los Espejos, alrededor del Petit Trianon¡ Tambi¨¦n se rod¨® en otros castillos, como los de Vaux-le- Vicomte, Dampierre y Pontchartrain, sin olvidar los palacetes particulares parisinos, como el H?tel de B¨¢hague, sede de la embajada de Ruman¨ªa, o el H?tel de Toulouse, ocupado por la Banque de France. Para tener otra visi¨®n de Versalles, orientada hacia los bastidores de la corte, hay que ver Adi¨®s a la reina, de Beno?t Jacquot; Mar¨ªa Antonieta aparece all¨ª en neglig¨¦ y las dependencias de los cortesanos parecen las de un internado.
06 Baviera rom¨¢ntica con Luis II
ALEMANIA, FRANCIA E ITALIA
Luchino Visconti, un espl¨¦ndido director de ¨®pera y de cine, film¨® en 1972 Luis II de Baviera (Ludwig), levantando as¨ª el tel¨®n sobre un drama wagneriano. De una duraci¨®n poco frecuente ¨Ccasi cuatro horas en su versi¨®n ¨ªntegra¨C, la pel¨ªcula dibuja un retrato sombr¨ªo y desencantado del ¨²ltimo mecenas del romanticismo. Sediento de narraciones ¨¦picas, de ¨®pera y de m¨²sica, Luis II de Baviera, interpretado por Helmut Berger, construye extravagantes castillos donde se encierra poco a poco en la soledad y en la locura. Volviendo a interpretar el papel de Siss¨ª, Romy Schneider cambia los miri?aques por el vestido de montar y compone un personaje de encanto enigm¨¢tico, unido a su primo b¨¢varo por sentimientos casi incestuosos. Lejos de los frescos muchas veces exagerados de Hollywood, Luis II de Baviera ofrece una reconstrucci¨®n tan minuciosa como grandiosa del universo del monarca.
Visconti consigui¨® la autorizaci¨®n para rodar en escenarios naturales y en las mansiones habitadas por el recuerdo de Luis II. Este ten¨ªa fiebre constructora y edific¨® diversos castillos de estilo Tudor, g¨®tico o rococ¨®, que pueden visitarse en los Alpes B¨¢varos. Encaramado en su espol¨®n rocoso, el castillo de Neuschwanstein es el m¨¢s conocido de los edificios del monarca, ya que inspir¨® a Walt Disney para la mansi¨®n de su Bella Durmiente. No hay que olvidar tampoco la visita a Linderhof, perdido en un bosque de la frontera austriaca y rodeado por un parque inmenso. Hay que visitarlo nevado, con un fr¨ªo g¨¦lido, para recuperar la luz que nimba el rostro de Elizabeth, la emperatriz errante, y enturbia la mirada febril de Luis.
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