De Bremen a Bremerhaven
Una tranquila ruta fluvial por el r¨ªo Weser jalonada por apacibles pueblos, playas, modernos astilleros y un siniestro b¨²nker de la ¨¦poca nazi, reconvertido en museo
El paseo en barco invita a disfrutar lentamente del paisaje, a apreciar peque?os placeres como la brisa en la cara o los horizontes eternamente verdes y silenciosos del norte de Alemania. Para conocer un poco m¨¢s el r¨ªo Weser, columna vertebral de Bremen, v¨ªa por la que llega la riqueza y que hace las veces de parque de atracciones cuando llega el buen tiempo, no hay nada mejor que recorrer el trayecto que separa la ciudad alemana de la localidad de Bremerhaven, en la desembocadura. El despertador suena pronto, pues el barco zarpa a las 8.30 de la ma?ana. Por este motivo, y para no llevarse sorpresas, es recomendable reservar los billetes el d¨ªa anterior en el quiosco situado en Martinianleger (Schlachte 1); por siete euros m¨¢s se puede incluir un t¨ªpico desayuno alem¨¢n a base de panes, embutidos, mermeladas y un generoso termo de caf¨¦.
Al embarcar hay que buscar la mesa reservada a tu nombre. El barco zarpa con la primera dosis de cafe¨ªna y una rebanada de pan de cereales cubierta de cremosa mantequilla y jugosa mermelada de cereza. Mientras el capit¨¢n va explicando todo lo que vemos, y terminado el desayuno, lo mejor es salir a cubierta para disfrutar del paisaje si la lluvia lo permite; es recomendable sentarse en el lado derecho, conseguiremos las mejores fotos.
Tras dejar atr¨¢s Vergesack, una de las estampas m¨¢s bonitas de todo el recorrido, con preciosas casas asomando entre los ¨¢rboles, el viaje parece discurrir m¨¢s tranquilo, entre peque?as playas, puertos escondidos y algunos edificios que recuerdan que este r¨ªo es una v¨ªa comercial e industrial. Esa relevancia se evidencia con la parada en el gran bunker Valent¨ªn, ideado para construir submarinos al final de la II Guerra Mundial por la Alemania nazi y?reconvertido en un museo del recuerdo. Durante el acelerado levantamiento de este mastodonte de cemento y aspecto siniestro perdieron la vida miles de personas.
La traves¨ªa contin¨²a pausadamente entre serenas escenas rodeadas de verde. El capit¨¢n vuelve a llamar la atenci¨®n del pasaje para mostrar la antigua central nuclear Unterweser, que aparece en la orilla izquierda y cuyos reactores se apagaron en 2011 tras la tragedia de Fukushima. De pronto y para alegrar un poco la vista, aparecen los astilleros L¨¹rssen, especializados en yates de lujo, como atestigua,?desde la orilla derecha, una gigantesca embarcaci¨®n reci¨¦n terminada.
Atr¨¢s quedan los peque?os pueblos de Farge y Brake, con sus tejados a dos aguas y sus tranquilas calles. Finalmente, aparece el sorprendente skyline de Bremerhaven, plantado en el horizonte, simulando otro mundo. Moderno, casi espacial, los edificios de un nuevo hotel, el museo Klimahaus y un centro comercial curiosamente llamado Mediterr¨¢neo dibujan un marcado contraste con el panorama contemplado a lo largo de la traves¨ªa.
El desembarco en Bremerhaven es r¨¢pido. Una estatua en homenaje a los inmigrantes saluda desde el muelle, y recuerda que este puerto fue la entrada y salida de muchas personas que viajaban en busca de un mejor destino. A ellos se les ha dedicado tambi¨¦n un museo, el Centro de Emigraci¨®n Alem¨¢n, situado a pocos pasos del puerto. Otra visita interesante, sobre todo si se viaja con ni?os, es el acuario, donde se pueden ver ping¨¹inos, osos polares y focas.
M¨¢s informaci¨®n y venta de billetes en www.hal-oever.de
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