De coches y cerveza

Cuando el 17 de enero se inicie oficialmente la capitalidad cultural de Pilsen, cinco campanas ta?er¨¢n a rebato en la torre de la catedral. Despu¨¦s de 70 a?os de silencio. Los nazis convirtieron cuatro de ellas en metralla. Por p¨²blica suscripci¨®n se han fundido las nuevas, que repicar¨¢n ese d¨ªa como un s¨ªmbolo del renacer de Pilsen.

Pero los aut¨¦nticos s¨ªmbolos no est¨¢n arriba, en la torre, sino abajo: en los escudos a las puertas de la catedral y del vecino ayuntamiento, y en las tres fuentes que refrescan la plaza mayor. En los escudos figuran (entre otras claves her¨¢ldicas) un ¨¢ngel, una galga y un camello. El ¨¢ngel protege, la galga simboliza fidelidad y el camello alude a las guerras contra los husitas (protestantes). El arquitecto Ondrej C¨ªsler ha plasmado esos s¨ªmbolos en tres fuentes est¨¦ticamente muy discutidas.

Debajo del casco antiguo, un c¨ªrculo exacto al que aparece en los mapas m¨¢s antiguos, subyace una ciudad subterr¨¢nea. Se puede visitar (aunque solo una peque?a parte, musealizada), siempre y cuando no se sufra claustrofobia. Eran las bodegas y graneros de las viviendas, que con el tiempo se fueron uniendo en una red de varios pisos. En ese laberinto de pasillos se puede contemplar la forma de vida en tiempos medievales.

La visita del subsuelo se realiza de forma guiada desde una vieja cervecer¨ªa, a un paso de la plaza mayor. En ese mismo edificio, pegado a la muralla, se encuentra el Museo de la Cerveza. La cerveza es otra de las se?as de identidad de Pilsen, y el museo ilustra bien el largo idilio de la ciudad con esa bebida. El nombre de Pilsen sirve para etiquetar en todo el orbe un tipo de cerveza, pils, pilsen, pilsener¡­ Aunque para completar la visi¨®n hay que hacer la visita guiada de la f¨¢brica Pilsen Urquell, surgida a mitad del XIX por la fusi¨®n primero de cientos de productores individuales y de las grandes f¨¢bricas despu¨¦s. Tambi¨¦n esa factor¨ªa posee kil¨®metros y kil¨®metros de subterr¨¢neos. Ahora vac¨ªos, solo visible una m¨ªnima parte.

Es como si al fin Pilsen quisiera olvidarse del subsuelo y brillar en la superficie. Mostrar al mundo lo que tiene de interesante. Que no es poco. Adem¨¢s de la catedral y el ayuntamiento, el casco antiguo brinda una armoniosa fusi¨®n de fachadas y patios con edificios modernistas; tambi¨¦n museos como el de arte religioso en el monasterio franciscano, el de Bohemia Occidental (generalista) o el de t¨ªteres (son muy populares entre los checos las marionetas, y dos de sus valedores, Josef Skupa y Jiri Trnka, eran paisanos).

Naturalmente, a sus reclamos ¡°de siempre¡± Pilsen va a sumar este a?o un buen racimo de actividades (www.plzen2015.cz). Incluso con nuevos edificios, como el reci¨¦n estrenado Nuevo Teatro, que completar¨¢ la oferta musical de la vieja (y remozada) ?pera, o de la Casa Municipal (Mestanska Beseda). El centro interactivo Techmania, en antiguos hangares de la f¨¢brica Skoda (que sigue dando empleos y es otro de los pilares econ¨®micos junto con la cerveza), est¨¢ pensado para que chicos y grandes se gasten el d¨ªa entero.

Tanto o m¨¢s que los museos o actividades, lo que va a conquistar el coraz¨®n de los visitantes es la mezcla bien dosificada de cultura y una forma relajada de entender la vida, en viejos y deliciosos caf¨¦s modernistas (como el de la Casa Municipal) o en pubs como The Club, donde uno suelta a placer el grifo de cerveza en su propia mesa y entra en competici¨®n computerizada con otros bebedores del pa¨ªs. Tecnolog¨ªa pura, s¨ª. Pero la cerveza que no falte.

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