Belgrado, marcha a orillas del Danubio
La ruta de clubes nocturnos de Belgrado se est¨¢ convirtiendo en uno de los mayores atractivos tur¨ªsticos de la capital serbia. M¨²sica hasta el amanecer junto al r¨ªo y paseos por una ciudad joven
Cuando Le Corbusier dijo que Belgrado era la ciudad m¨¢s fea en el lugar m¨¢s hermoso, solo quer¨ªa discutir. De lo segundo no hay duda: el espol¨®n bajo el cual confluyen los r¨ªos Sava y Danubio ¡ªpor no decir Oriente y Occidente¡ª es un paraje ¨¦pico, grandioso. Lo cierto es que Belgrado es distinta, singular, hecha m¨¢s de olores y sensaciones que de vestigios. Tan antigua como la que m¨¢s en Europa; por all¨ª han pasado como nubes celtas, romanos, eslavos, otomanos, austroh¨²ngaros...
Ha sido destruida 44 veces, 65 ha cambiado de amo y 10 de nombre. Todav¨ªa luce cicatrices de hace apenas una d¨¦cada. Ahora, de su poblaci¨®n (1,7 millones de habitantes), casi la mitad son j¨®venes por debajo de los 40, algunos de los cuales regresan del extranjero con formaci¨®n e iniciativa. Nadie habla del pasado reciente, solo de futuro, de convertir esa encrucijada hist¨®rica en un foco de tendencias, dise?o, cultura, festivales. Y tambi¨¦n diversi¨®n: es llamativo que entre las top party places (los mejores lugares del mundo para ir de fiesta) elegidas por Lonely Planet, Belgrado figure en el puesto n¨²mero uno.
10.00 Gran enclave fluvial
Para empezar por el principio, entremos en Kalemegdan (1), la fortaleza que vigila la confluencia de los dos r¨ªos, una especie de museo de la ciudad a cielo abierto. Y un parque inmenso donde los vecinos van a pasear, y los for¨¢neos, a indagar rastros de lo grande y bello desaparecido, pero que es alma invisible de la ciudad, como apuntaba el escritor Milorad Pavic. Huellas de la Singidunum romana, muros medievales, torres, fosos, un par de iglesias, un par de museos...
En la proa de este mirador se yergue Victor, una estatua colosal de Ivan Mestrovic que fue arrinconada aqu¨ª, de espaldas, porque las damas de la ¨¦poca se escandalizaron de su espl¨¦ndida desnudez; ahora es el s¨ªmbolo de Belgrado. Por debajo de este balc¨®n natural se va a construir un centro dise?ado por Zaha Hadid. A la entrada del parque, la Biblioteca Nacional (2) marca el inicio de la calle peatonal m¨¢s c¨¦lebre, Knez Mihailova (3). Por ella desfila todo el mundo, all¨ª est¨¢n los mejores edificios de corte imperial, las tiendas de marca, los caf¨¦s y terrazas de moda, el Instituto Cervantes, Mango o Zara. La calle conduce a la plaza de la Rep¨²blica (4), donde est¨¢n el Museo Nacional (en obras) y el Teatro Nacional. Tambi¨¦n est¨¢ la oficina de turismo (Mihailova, 5); un c¨®digo QR permite visitas guiadas en varios idiomas.
12.00 Un museo para Nikola Tesla
Un poco m¨¢s adelante, en torno a la plaza de Nikola Pasic (5), se alzan algunos de los edificios m¨¢s pomposos: el Parlamento, el Ayuntamiento y el Palacio Presidencial, ensamblados por un jard¨ªn. Quedan a un lado el hotel Mosc¨² (6), joya modernista que adem¨¢s fue foco de inquietudes culturales en el siglo pasado, y la iglesia de San Marcos (7), buen ejemplo de arquitectura religiosa balc¨¢nica. Pero el mayor templo (ortodoxo) de Belgrado (y de los Balcanes) es el dedicado a San Sava (8), primer obispo local; una obra fara¨®nica que est¨¢ sin terminar por dentro, pero se muestra como ruina del futuro.
De los cerca de cuarenta museos que tiene Belgrado, son especiales el de Nikola Tesla (9), inventor de origen serbio nacido en la actual Croacia, expoliado por Edison y Marconi y al que la historia empieza a hacer justicia (Krunska, 51); el del Nobel de Literatura Ivo Andric (10), autor de Un puente sobre el Drina (Andricev Venac 8), y el Museo de Historia de Yugoslavia (11), en el Tito Memorial Centre (Boticeva, 6); la tumba del mariscal est¨¢ en la llamada Casa de las Flores.
14.00 Sabor oriental
La hora de comer nos brinda ocasi¨®n de descubrir toda una instituci¨®n que viene del siglo XVI: las kafanas. Son bistr¨®s o tabernas (en sentido griego) donde los clientes se acomodan en taburetes y mesas bajas y consumen platos t¨ªpicos. Siempre prologados por la bebida nacional, rakia, un destilado que var¨ªa seg¨²n de qu¨¦ fruta provenga. No faltan por el centro restaurantes a la ¨²ltima, como Pire (12) (Cara Lazara, 11), de la dise?adora Dragana Ognjenovic, o Comunale (13) (calle Karadjordjeva). Una buena opci¨®n es desplazarse hasta el llamado Beton Hala (14), antiguos muelles a orillas del Sava con locales de nueva cocina como Iguana. En la orilla opuesta del r¨ªo, los splavovi o bares-restaurantes flotantes son m¨¢s aconsejables para el buen tiempo.
16.00 Caf¨¦ con la Princesa
Tomar caf¨¦ con la princesa Ljubicz es un paquete tur¨ªstico, adem¨¢s de un rito, que se desarrolla muy cerca, en la Residencia de la Princesa, justo enfrente de la catedral (cat¨®lica) de San Miguel (15) y de la kafana m¨¢s antigua, que se llama ? (tal cual). Estamos en Savamala, barrio de artistas con galer¨ªas de arte, grafitis de calidad, tugurios nocturnos y antiguos almacenes o garajes transformados en centros polivalentes de ¨²ltima generaci¨®n: como Mikser House (16), que es bar, librer¨ªa, tienda, escenario de teatro o conciertos, lugar de encuentro y semillero de ideas como el Mikser Festival, el FEST (festival de cine alentado por Emir Kusturica, pero tambi¨¦n por otros consagrados como Slobodan Sijan o Goran Markovic). Otro centro similar es Supermarket Concept Store (Visnjiceva, 10); ya puestos, un paseo por el Belgrade Design District (17) (BBD; acceso por calles Makedonska y Kolarceva) nos puede consumir la tarde y la tarjeta de cr¨¦dito.
20.00 Ver amanecer
Para cenar, dos posibilidades: una es ir hasta Zemun (18), a orillas del Danubio, pueblo de pescadores independiente hasta 1934; hoy su calle principal (antigua v¨ªa romana) es un agradable bulevar orillado de restaurantes que adem¨¢s de pescado ofrecen turbofolk y decibelios en vivo hasta las tantas; lugares como Reka, Saran, Sent Andreja, Venecija... La otra opci¨®n es Skardlija (19), el Montmartre o barrio bohemio, que se reduce pr¨¢cticamente a una calle empedrada, con farolas que parecen de gas y murales de lujo; una cuesta repleta de terrazas y locales chicos, con muchos m¨²sicos, algunos tan c¨¦lebres como Tri Sesira, Ima Dana o Sesir Toj.
La noche se dispersa en m¨¢s de 500 clubes, agrupados por zonas: la orilla del Danubio es m¨¢s a la ¨²ltima; la ribera del Sava es algo m¨¢s alocada; nombres m¨ªticos son Freestyler, Play, Sindikat, Radionica, Tag, Gabbiano... Y ya es una tradici¨®n ver amanecer, hacer cola para comprar los primeros panecillos reci¨¦n horneados, los burek rellenos de queso, sopa caliente. Un lujo avalado por el escritor Dusko Radovic: ¡°Quien tenga la suerte de despertar una ma?ana en Belgrado, ya tiene suficiente. Si insistiera en hacer otra cosa, pecar¨ªa de insolencia¡±.
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