El vino festivo en la Finca La Estacada

En primer lugar aflora el vi?edo. Una mancha pret¨¦rita de 278 hect¨¢reas que produc¨ªa ya buenos vinos a la reina Mar¨ªa Cristina tras enviudar de Fernando VII. Sus nuevos propietarios, la familia Cantarero, invirtieron con determinaci¨®n por resucitar aquellas glorias y demostrar que en La Mancha s¨ª cabe hoy descorchar una botella de marca a precio asequible. En casa, en cualquier restaurante de Espa?a y, por qu¨¦ no, tambi¨¦n frente a los p¨¢mpanos que maduraban al sol la siguiente vendimia. Hab¨ªa que complementar el negocio vitivin¨ªcola con el enotur¨ªstico ¡ªsigno de los nuevos tiempos¡ª: un restaurante con terraza, un programa diario de catas en la bodega y un hotel con circuito spaespecializado en vinoterapia.

Dicho y hecho. El complejo de enoturismo naci¨® hace menos de una d¨¦cada y no para de crecer en visitantes y en instalaciones. La ¨²ltima, una sala polivalente para toda clase de eventos en torno a la actividad principal denominada La Voz del Vino. As¨ª, el complejo deviene a todas horas una fiesta, un jolgorio may¨²sculo, especialmente los fines de semana. Alguien podr¨ªa quejarse, no sin un punto de raz¨®n, de un pastiche vacacional. Pero aqu¨ª se viene a lo que se viene, que es celebrar los primeros mostos, cantar el primer descorche o festejar la vendimia anual.

El comedor huele a tempranillo, destila vida y respira a cordialidad por todos los poros. Con frecuencia hay cola en recepci¨®n para la salida, consecuencia de una llamativa falta de personal. Pero el que hay trabaja y se entrega a los hu¨¦spedes con puntualidad. Los platos entran y salen a la velocidad de bar. Nadie queda tampoco defraudado en su gusto, m¨¢xime cuando se hacen acompa?ar de un Secua o un La Estacada Syrah-Merlot.

Si el acceso desde la carretera general tiene su intr¨ªngulis, imprescindible para asegurar la debida distancia con el tr¨¢fico rodado, no se puede cantar victoria hasta situarse frente a la entrada, pese a su incomprensible destartalamiento con un mostrador de cerveza en grifo y una m¨¢quina expendedora de refrescos a la vista. ?Ay si Baco levantara aqu¨ª la cabeza¡­! El empedrado es dif¨ªcil de lavar con las maletas a cuestas. M¨¢s adentro resuenan los pasillos, que podr¨ªan haber sido mejor insonorizados.

Todas las habitaciones ofrecen un confort panor¨¢mico sobre el vi?edo. Muy poco arquitect¨®nicas. Decoradas con criterio industrial. Amplias y generosas en su amueblamiento. Y desde sus balcones, privilegiadas con unos atardeceres dorados sobre el vi?edo.

En segundo lugar¡­ S¨ª, otra vez el vi?edo manchego.

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