Brujas, ciudad de cuento, coraz¨®n de chocolate
Visita a la iglesia que acoge la ¡®madonna¡¯ de Miguel ?ngel. Cincuenta tiendas donde reina el cacao, un bar con mil tipos de cerveza y huellas espa?olas. Adoquines, canales y hotelitos con encanto en la ciudad belga
El olvido la salv¨® del olvido. Tuvo d¨ªas de esplendor, primero como puerto hanse¨¢tico, centro comercial (all¨ª surgi¨® la primera Bolsa) y hogar de los duques de Borgo?a. La corte atrajo a mercaderes y artistas, y los primitivos flamencos hicieron del siglo XV la edad de oro de Brujas. Pero se fue la corte, se fue el cortejo de paniaguados y proveedores, y entr¨® en decadencia. Eso hizo que se estancara, como el agua muerta de sus canales. Brujas, la muerta, titul¨® el simbolista George Rodenbach una novela (1892) que era un callejero de sombras. La belga Marguerite Yourcenar agit¨® la agon¨ªa de la ciudad en su novela Opus nigrum, que llev¨® al cine otro belga, Andr¨¦ Delvaux. El cine no ha desperdiciado el plat¨® gratuito de una ciudad medieval intacta; lo ¨²ltimo, un ¨¦xito de Bollywood, PK, estrenado el pasado a?o. Hoy, esta urbe de 117.000 vecinos se ha convertido en una de las citas imprescindibles de Europa gracias a su aire eterno y seductor y a nuevos reclamos como la Trienal de Arte y Arquitectura, que puede verse hasta octubre.
9.00 El rinc¨®n m¨¢s fotografiado
El Markt (1) o plaza mayor (pincha sobre el mapa para verlo ampliado) es el ombligo exacto del ¨®valo antiguo, y all¨ª, en el Palacio Provincial neog¨®tico, est¨¢ la oficina de informaci¨®n, donde conviene adquirir la City Card para ahorrarse un buen pico. Podemos empezar a gastarla all¨ª mismo, en el Historium, un museo espect¨¢culo que acaba de renovarse, mostrando el traj¨ªn de Brujas en el siglo XV a trav¨¦s del pintor Jan van Eyck. En la misma plaza, los 366 pelda?os del Belfort o torre c¨ªvica permiten orientarse y contemplar el plano vivo de la ciudad. Tan animado como esta plaza (pero sin puestos de patatas fritas) es el vecino Burg (2), explanada en que se alinean la Antigua Escriban¨ªa, ribeteada en oro, el ayuntamiento del siglo XIV (las estatuillas de la fachada son modernas) y la bas¨ªlica de la Santa Sangre, rom¨¢nica en la planta baja, neog¨®tica en la superior. En este templo se venera una curiosa reliquia, la supuesta sangre de Cristo, tra¨ªda en tiempos de las Cruzadas y que salv¨® de la furia calvinista el alcalde Juan de Maluenda cuando aquello era municipio espa?ol. En su honor se celebra la Procesi¨®n de la Santa Sangre, patrimonio de la humanidad. Por un arco se llega al Vismarkt (3) o mercado del pescado (poco queda) y al rinc¨®n m¨¢s fotografiado de Brujas, el rom¨¢ntico Rozenhoedkaai (muelle del Rosario), con l¨¢nguidos cisnes de atrezo.
11.00 Empacho de arte
En ese tramo de canal, Dijver, se monta los fines de semana un rastrillo de antig¨¹edades, justo enfrente del Colegio de Europa que fundara el espa?ol Salvador de Madariaga. Al lado est¨¢ el museo estrella, el Groeninge (4), oculto tras un laberinto de patios; no solo cuelgan all¨ª primitivos flamencos; tambi¨¦n una muestra de arte belga hasta nuestros d¨ªas. Patios m¨¢s abiertos, pero igualmente rom¨¢nticos, enlazan el palacio-museo Gruuthuse (5), otro imprescindible, con la iglesia de Nuestra Se?ora, cuya torre de ladrillo supera al Belfort en m¨¢s de treinta metros. La iglesia lleva tiempo en obras, pero permiten ver la c¨¦lebre Madonna de Miguel ?ngel, que solo sali¨® de all¨ª en dos ocasiones: robada por Napole¨®n y luego por los nazis; del episodio real de su rescate trata la pel¨ªcula de George Clooney Monuments Men. Al cruzar la calle se llega al Hospital de San Juan (6), un museo que conserva un aire quir¨²rgico, adem¨¢s de instrumental antiguo y una farmacia. En la sala principal se exhiben joyas flamencas; entre otras, un tr¨ªptico gigante de Hans Memling. Dentro del complejo se halla tambi¨¦n Expo Picasso, con obras del artista. Una nueva madeja de patios lleva a la catedral de San Salvador (7), tambi¨¦n en obras, donde pueden verse unas tumbas medievales pintadas por dentro.
13.00 Bodeg¨®n flamenco
A estas alturas, el cuerpo estar¨¢ sediento, y la sed en Brujas tiene nombre de cerveza. Hay dos que solo elaboran aqu¨ª, la Straffe Hendrik y la Brugse Zot; esta ¨²ltima, en la cervecer¨ªa De Halve Maan (8) (Walplein). Hay brouwerijen (f¨¢bricas) y bares que anuncian cervezas propias en los rincones m¨¢s escondidos. Vale la pena repasar la vitrina con mil cervezas diferentes de 2Be Moodshopping (9), en Wollestraat 53. Si elegir barra es un dilema, escoger mesa es a¨²n peor: Brujas concentra un n¨²mero exagerado de estrellas, gorros y otros galones epic¨²reos. Dejando para la velada santuarios m¨¢s onerosos, como De Karmeliet (10) (Langestraat 19) o De Jonkman ?(Maalse Stenweg 438), se puede optar por comedores que re¨²nan sabor, encanto y precios accesibles, como De Florentijnen (11) (Academiestraat 1), que tiene enfrente al tontorr¨®n Frietmuseum (museo de las patatas fritas); Le Chef et Moi (12) (Dijver 13), Assiette Blanche (Philipstokstraat 23) o Zeno (Vlamingstraat 53). Patrick Devos (13) (Zilverstraat 41) se presta m¨¢s a una cena rom¨¢ntica.
16.00 Museo para endulzarse
Paseo es la palabra para descifrar Brujas, bien sea en calesa (salen del Markt), en bici (el¨¦ctrica o normal; alquiler por d¨ªa: 60 o 10 euros, respectivamente) o en barco; esta es la manera ideal para dar con los rincones m¨¢s ¨ªntimos de la ciudad, cuyo nombre en flamenco, Brugge, deriva de una ra¨ªz que significa embarcadero; el agua es su alma. Tampoco est¨¢ mal pasear a pie y buscar puerta a puerta algunas de las godshuiten (casas de Dios), casi medio centenar, que los gremios manten¨ªan como una suerte de seguridad social para sus ancianos. Tambi¨¦n ten¨ªan sesgo caritativo las escuelas de encaje evocadas en el reciente Kantcentrum (14) (centro del encaje; Balstraat 16), con muchos gui?os a Espa?a. Y, por supuesto, el Begijnhof (15) o Beguinaje, tal vez el espacio m¨¢s melanc¨®lico y concurrido. Si se entiende que la caridad empieza por uno mismo, nada como perderse por alguna de las 50 boutiques del chocolate, otro vicio local que cuenta con museo propio, Choco-Story (16) (Wijnzakstraat 2).
20.00 Luces y conciertos
El mayor espect¨¢culo de Brujas llega al caer la oscuridad y encenderse los focos sobre torres, hastiales y puentes de la ciudad. Conciertos nunca faltan, en iglesias o museos, pero sobre todo en el Concertgebow (17), el auditorio proyectado por el estudio belga de arquitectura Robbrecht & Daem que dej¨® en herencia la capitalidad cultural europea celebrada en 2002 (tiene adem¨¢s un caf¨¦ con buen ambiente nocturno). Nada sin embargo como disfrutar de la paz y del silencio por las calles empedradas o en peque?os y deliciosos hoteles que m¨¢s parecen hogares burgueses, y no paran de crecer; como Montanus (18) (Nieuwe Gentweg 76), Marcel (19) (Niklaas Desparsstraat 9) o Ter Reien (Langestraat 1). En ellos el sue?o es, de nuevo, Brujas misma.
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