Sin miedo en el Caminito del Rey
El que fue uno de los m¨¢s peligrosos senderos del mundo, al norte de M¨¢laga, es ahora, tras su reconstrucci¨®n, una segura y emocionante v¨ªa que se recorre con casco
El estrecho y desvencijado Caminito del Rey ya no da miedo. Era una pasarela de apenas un metro de anchura que, colgada sobre el vac¨ªo, recorr¨ªa las verticales paredes del malague?o desfiladero de los Gaitanes, a unos cien metros de altura sobre el r¨ªo Guadalhorce. El peligro que entra?aba su p¨¦simo estado de conservaci¨®n, sucesivos episodios con desenlace mortal y un v¨ªdeo colgado en YouTube en 2008, que mostraba su maltrecha estructura y que se hizo viral, lo proclamaron como uno de los caminos m¨¢s peligrosos del mundo.
Aventurarse por este voladizo ya no implica el riesgo de anta?o, cuando hab¨ªa que sortear inmensos boquetes en su reducida superficie producidos por desprendimientos de rocas. O practicar funambulismo sobre los oxidados travesa?os de su esqueleto met¨¢lico cuando el suelo desaparec¨ªa por completo. Despu¨¦s de m¨¢s de diez a?os cerrado al p¨²blico, el nuevo Caminito del Rey ha sido reabierto gracias a la construcci¨®n de una nueva pasarela impulsada por la Diputaci¨®n de M¨¢laga. Aunque, como medida preventiva, es obligatorio llevar casco, el nuevo sendero permite a los visitantes disfrutar de su espectacular entorno vertical sin sobresaltos.
Gu¨ªa
Informaci¨®n
? Caminito del Rey. La entrada es gratuita, pero hay que reservar en la web www.caminitodelrey.info. El recorrido es lineal, pero un servicio gratuito de lanzaderas conecta ambas entradas y permite regresar al punto de inicio. La empresa Ardalestur organiza recorridos guiados por la zona (www.ardalestur.es).
Catorce mil metros de cable de acero, miles de traviesas de madera de pino y m¨¢s de un mill¨®n de piezas met¨¢licas resumen, en cifras, la nueva instalaci¨®n. Separada del vac¨ªo por una valla met¨¢lica, discurre justo por encima del viejo camino. La ruta cuenta con dos entradas y tres tramos bien diferenciados: dos espectaculares gargantas, estrechas y encajonadas ¡ªGaitanejos, al norte, y Gaitanes, en el extremo sur¡ª, unidas por un amplio valle. Se puede recorrer en ambos sentidos, pero merece la pena comenzar a caminar desde el norte, atravesando el estrechamiento de Gaitanejos, al que se llega por carretera desde el pueblo de Ardales. Desde la caseta de recepci¨®n, el camino discurre siempre en bajada y adem¨¢s reserva para el final el tramo m¨¢s espectacular: el vertical ca?¨®n de Gaitanes, cuyas paredes alcanzan los 300 metros de altura, accesible tambi¨¦n desde el pueblo de ?lora.
La l¨ªnea f¨¦rrea que atraviesa el desfiladero, brillante obra de ingenier¨ªa de finales del siglo XIX, descubri¨® el potencial hidroel¨¦ctrico de este congosto. Con la construcci¨®n en 1903 de la primera canalizaci¨®n de agua, a cargo de la Hidroel¨¦ctrica del Chorro, naci¨® tambi¨¦n el caminito primigenio: un precario andamiaje a base de puntales de hierro y tablones de madera que se elevaba unos metros sobre el r¨ªo, facilitando el tr¨¢nsito de operarios y materiales.
La obra del canal de agua, que horad¨® el ca?¨®n de parte a parte, fue liderada por el ingeniero Rafael Benjumea y culminada con el puente acueducto de Eugenio Rivera (1903), s¨ªmbolo del Caminito y un hito para la ¨¦poca: fue construido sin cimbra debido a su elevada altura, 105 metros por encima del Guadalhorce. ¡°Se contrataron operarios de la industria naval de vela procedentes de los puertos de M¨¢laga y C¨¢diz¡±, explica Pedro Cantalejo, director del ¨¢rea de patrimonio de Ardales, ¡°ya que ten¨ªan amplia experiencia en el manejo de cuerdas, nudos y poleas, y estaban acostumbrados a la altura¡±. Tambi¨¦n cuadrillas de alba?iles ¡ªcomo el propio abuelo de Cantalejo¡ª y canteros locales, pues ¡°Benjumea ten¨ªa la costumbre de rematar sus proyectos para reducir el impacto visual de la obra¡±, explica Cantalejo, quien conserva fotos de su familia realizadas sobre la plataforma del Caminito.
Una senda sobre la otra
La deteriorada senda que ha llegado hasta nuestros d¨ªas, visible durante todo el recorrido por debajo de la nueva pasarela, fue realizada posteriormente, entre 1919 y 1920, tambi¨¦n por iniciativa de Benjumea. Bautizada como los Balconcillos de Gaitanejos, era una v¨ªa de paso vecinal. Ten¨ªa la superficie cementada, un s¨®lido armaz¨®n de hierro y discurr¨ªa a muchos metros por encima del primer caminito. Se recorr¨ªa incluso en bicicleta.
El ca?¨®n de Gaitanejos tiene menor altura y espectacu?laridad que el de Gaitanes, pero sorprende por su angostura. En su parte m¨¢s profunda ¡ªhay que asomarse bien para contemplarlo¡ª se encuentran las mayores estrecheces de todo el desfiladero: las paredes apenas llegan al metro de separaci¨®n. En 1921, el rey Alfonso XIII se adentr¨® por ¨¦l despu¨¦s de inaugurar el cercano embalse del Conde de Guadalhorce, y la senda se renombr¨® en honor a aquella visita.
No est¨¢ claro si el monarca complet¨® o no la ruta hasta llegar a la parte sur, la de Gaitanes; es la m¨¢s impactante, cuando comienza el voladizo que recorre las imponentes paredes del ca?¨®n. ¡°Es un verdadero para¨ªso de la geodiversidad¡±, dice Juan Jos¨¦ Dur¨¢n, director de investigaci¨®n en el Instituto Geol¨®gico y Minero, ¡°solo por su espectacular morfolog¨ªa es una de las gargantas europeas m¨¢s importantes¡±.
En un proceso de erosi¨®n de m¨¢s de dos millones de a?os el furioso cauce del Guadalhorce horad¨® el ca?¨®n por el que ahora se transita. Hay que recorrerlo con tranquilidad. Contemplarlo hacia arriba, donde se aprecian grandes cuevas colgadas que explican c¨®mo se model¨® esta monumental formaci¨®n k¨¢rstica, y tambi¨¦n hacia abajo, desde el mirador de suelo transparente ubicado frente a los Nichos de San Nicol¨¢s. M¨¢s adelante, la sinuosa pasarela salva un pronunciado recodo hasta alcanzar el punto culminante: un cimbreante pasaje met¨¢lico que, suspendido sobre el vac¨ªo, cruza el desfiladero de lado a lado, en paralelo al ic¨®nico puente acueducto de Eugenio Rivera, que sigue en desuso. Emocionante colof¨®n para un camino de v¨¦rtigo.
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